lunes, 31 de diciembre de 2012

Siria, la tragedia de un pueblo


La solución política en Siria aún es posible, dice Lakhdar Brahami. El mediador internacional está obligado a dejar una ventana abierta  a la esperanza. Si no, debería renunciarse al intento de la diplomacia para poner fin a un conflicto en el que todo el mundo sabe que, tras 20 meses de lucha, la solución política es más difícil que la opción militar. La guerra corre más que todas las ideas que pueden contribuir a la libertad y la dignidad. Nada puede justificar esta crueldad ilimitada que no se sabe cómo va a terminar. Ni, si al final cae el régimen, cómo habrán afectado las matanzas y los bombardeos a la convivencia en el país. El camino de vuelta a la razón se ha vuelto muy difícil.

De todos los levantamientos que han afectado al mundo árabe desde el 2011, el de Siria es el más incendiario. Será difícil convivir mucho tiempo con este conflicto. Nadie puede aceptar esas espantosas imágenes de cuerpos de niños en las calles, funerales, cadáveres masacrados, casas quemadas, crímenes masivos. Hay mucha similitud con la extinta Yugoslavia, y las escenas pueden empujar al mundo a la intervención militar.  A muchos les preocupa la posibilidad de un largo periodo de caos sangriento -el arsenal químico podría caer en manos no deseadas- con oleadas de refugiados y el contagio de los conflictos sectarios.

En el conflicto se están utilizando tanques, artillería, helicópteros y aviones de combate, se están reduciendo a ruinas barrios enteros y se están causando miles de víctimas civiles. El despliegue masivo de poderío militar es la opción natural del régimen, lo que refleja el cálculo de que incluso una lucha a muerte es preferible a la incertidumbre de la negociación de algún tipo de amnistía. Toda concesión sería entendida como un signo de debilidad que el régimen no querrá mostrar. La situación actual es también el resultado de oportunidades perdidas. Cuando Asad hijo llegó al poder, hace una década, se inició ya la primavera de Damasco con la demanda de frenar el control de la vida de las personas por el partido y los servicios de seguridad.

Asistimos a una despiadada guerra interna. Y están en juego una confrontación regional de una beligerancia sin precedentes, una prueba de fuerza entre las grandes potencias tras la retirada de Irak, y muchos capítulos de la primavera árabe, especialmente en Libia. El país se encuentra en la región más volátil del planeta. Su historia y su política están entrelazadas con las de sus vecinos. El cambio en Siria será, si llega, mucho más importante que lo que representó derrocar al régimen de Sadam Husein. El colapso del régimen debilitaría a Irán. Siria es la piedra angular de su sueño de potencia regional que se extiende hasta el Mediterráneo y puede impactar en su propio territorio, en su programa nuclear, después de una década ganando cartas en Irak, el Líbano y Afganistán, y miles de millones invertidos. Jordania también se mueve al ritmo del reloj de Siria a pesar de sus problemas internos. El Líbano está temblando ante lo que pasa en Damasco. Turquía no puede ignorar las posiciones iranís y rusas, ni puede tolerar una larga guerra civil y regional en sus fronteras.

El caso sirio afectará también al conflicto palestino-israelí y al conflicto sunís-chiís, e impactará en la frágil situación iraquí. Es decir, se está convirtiendo en una gran batalla. Sin olvidar la posición de Israel, que ocupa los altos del Golán y mantiene una ambigüedad calculada desde que empezó la revuelta.

La situación internacional no es la que era, el equilibrio de poder ha cambiado. Tal vez estemos en una etapa previa a una revuelta a la guerra fría y a los bloques: los viejos capitalistas (América y Europa) y los nuevos (Rusia y China). Tras las experiencias en Irak y Afganistán, EEUU y Occidente observan y evitan apoyar una intervención militar en plena crisis económica. Rusia está decidida a apoyar al régimen sirio y no se sabe el precio que quiere para aflojar la mano. Pero lo que está claro es que su apoyo prolongará el conflicto pero no lo resolverá. Y la cuestión es: ¿cuántos sirios tienen que morir y cuántas ciudades deben ser destruidas para mover la conciencia internacional y poner fin a esta sangría?

El resultado de la lucha que se libra dependerá en gran medida del nivel de desgaste sufrido por ambos bandos. Más allá de eso, es difícil evaluar la futura configuración de Siria. Se teme un mayor riesgo del extremismo y persiste el peligro de la desintegración del país, lo que seria desolador para los sirios que luchan por valentía por una sociedad democrática y no sectaria.

Abraham Lincoln decia: "Ningún hombre es lo bastante bueno como para gobernar a otros sin su consentimiento". Y lo que está claro es que la mayoría de los sirios quieren el cambio. Pero de momento no parece que esta tragedia esté tocando a su fin.

El periódico de Catalunya, Opinión, viernes, 21 de diciembre de 2012

miércoles, 19 de diciembre de 2012

El Golfo o el Dorado



Las perspectivas económicas parecen empeorar y el anterior centro de gravedad occidental cambia de ubicación. A medida que te acercas a la región del Golfo el cuadro cambia: en los últimos tres años, los seis países del Golfo han ingresado un excedente muy grande concentrado en un espacio geográfico muy pequeño y con solo 42 millones de habitantes, y ello les ha permitido invertir en  gasto público, infraestructuras, o fondos de inversión.El pronóstico para la región del Golfo es mejor que el de las economias en crisis de Occidente y de las emergentes de parte del Este de ASia. Los ingresos del petróleo han impulsado a los gobiernos a gastar agresivamente y muchos analistas coinciden en que la región ha logrado un considerable crecimiento económico más allá del negocio  petrolero.

La economía está creciendo en torno al 6%, El  PIB nominal de los seis países del Golfo es de 1,5 billones de dólares y el de la India es de 1,8 billones de dólares. A pesar de ser un bloque económico muy pequeño, el Golfo tiene un tamaño económico casi igual al de India o Rusia.

La razón de este crecimiento masivo no es un secreto, debido a un fuerte aumento de los precios del petróleo: en 2003, el precio del crudo era dólares el barril, y hoy está en 100 dólares. El impacto que ha tenido en los ingresos ha sido asombroso. El superávit por cuenta corriente de los seis estados del Golfo pasó de 50.000 millones de dólares en 2003, a 279.000 millones dólares en 2011.

Animado por estos ingresos, el mercado de proyectos tiene un crecimiento sin precedentes: desde 2003 se gastaron más de 700.000 millones de dólares - valor de los contratos adjudicados en todos los sectores-. El resultado ha sido una transformación radical con nuevas ciudades y nuevos horizontes que aumentan día a día: Grandes complejos petroquímicos en pleno desierto, costas repletas de hoteles de lujo y centros financieros, de ocio e industria de creciente importancia internacional. Siempre ha sido políticamente relevante y ahora se ve en otros mercados emergentes como un modelo para el desarrollo económico.

Las empresas internacionales son optimistas. Si el 2012 la región ha invertido 135.000 millones de dólares en proyectos, en 2013 se alcanzaran los 150.000 millones de dólares,y solo teniendo en cuenta la actual cartera de proyectos que están planificados y licitados. Y a pesar del aumento de la competencia  asiática o americana, la mayoría de las empresas europeas busca su Eldorado lejos de la depresión del Viejo Continente.

Expansión, Ed. Catalunya, Opinión, Martes,18 diciembre 2012

viernes, 14 de diciembre de 2012

Catar, un pequeño entre los grandes


Hace una década, pocas personas fuera de Oriente Próximo habían oído hablar de Catar Hoy es el mayor exportador mundial de gas natural licuado y un intermediario cada vez más necesario entre Oriente y Occidente. Debido a su tamaño y su ubicación geográfica, Catar ha tenido que ser muy creativo en sus alianzas y también con sus inversiones, lo que le ha permitido hacerse un sitio en la mesa principal de la política global.

Estos éxitos de su diplomacia se deben a dos puntos clave: su pequeño tamaño y su considerable riqueza, que le han permitido ser visto como un observador imparcial (de países más poderosos se esperan siempre agendas ocultas). La ONU también parece receptiva a la mediación de Catar, porque tiene un largo historial de apoyo a la diplomacia con dinero en efectivo, ya sea como pago directo o mediante una inversión en la economía de un país.

Esta estrategia se debe al interés de Catar en que se le considere un Estado implicado en los problemas del mundo y en que quiere ser parte de la solución de muchos conflictos mediante la utilización de sus recursos para estabilizar países como Egipto, Túnez o los territorios palestinos. La reciente visita del jeque Hamad, emir de Catar, a Gaza es otra señal de la voluntad de Doha de afianzar su influencia en la región. Tras haber ayudado a fomentar los levantamientos árabes con una mezcla de apoyo diplomático, militar y financiero -y la retransmisión en directo desde los canales de Al Jazira-, Doha parece decidido a consolidar su relación con la nueva generación de líderes de la zona. A diferencia de otros estados del Golfo, Catar ha sido muy hospitalario con los Hermanos Musulmanes, y también está ofreciendo a los países en transición las herramientas para aliviar algunos de los problemas socioeconómicos que provocaron la caída de los regímenes anteriores.

El emir dice que no hay límite para la cooperación o la inversión. Ciertamente, la riqueza de Doha significa que puede permitirse el lujo de invertir 20.000 millones de dólares en Egipto, grandes sumas en Túnez, asistir a Libia y otorgar 400 millones a Gaza sin ningún impacto apreciable en su balance fiscal. Esta inversión y la buena voluntad se pueden devolver en dividendos políticos en el futuro.

Aliarse con fuerzas de la oposición y apoyar reformas democráticas es una estrategia política muy arriesgada para un pequeño país del Golfo. Pero el riesgo parece haber dado sus frutos: muchos gobiernos occidentales ven en Catar el perfecto intermediario en las cuestiones políticas relacionadas con Oriente Próximo y el norte de África.

Catar ha experimentado un crecimiento sin precedentes durante la última década. Su economía se ha expandido y decuplicado impulsada por las exportaciones de gas, mientras que su población se ha duplicado. Catar superó en el 2010 a Luxemburgo como país más rico del mundo y su PIB es el doble del de EEUU. El emirato planea invertir en los próximos cinco años el doble de su PIB en proyectos de infraestructuras, sobre todo cara al emblemático proyecto del Mundial de fútbol del 2022. Serán 200.000 millones de dólares para posicionarse y ofrecer un modelo catalizador para la expansión del turismo y el deporte.

Es difícil que pase por alto la incursión de Catar en la inversión global, como su acuerdo publicitario con el FC Barcelona o las diversas compras de clubs de fútbol europeos. Su fondo soberano, Qatar Investment Authority (QIA), siempre está preparado para actuar, pero su huella es larga y ancha en todo el mundo, sobre todo en Inglaterra y en Francia, transformada en destino importante con inversiones en empresas estratégicas de energía, la construcción, hoteles y el sector del lujo, y un fondo de 100 millones de euros para proyectos en la banlieue. QIA ha tomado participaciones en Volkswagen, Porsche, Barclays, Crédit Suisse, Iberdrola y Sainsbury's, y ha comprado directamente Harrods o Valentino.

El Gobierno catarí no es elegido democráticamente, aunque cuenta con el apoyo popular. Tal vez su respaldo decidido a la primavera árabe y la lucha por la libertad, pese a que eso parece contradictorio con el régimen, es un punto a su favor en la línea de los esfuerzos hacia una reforma gradual del emirato. El pequeño Estado necesita desarrollar una estrategia coherente que tenga en cuenta no solo el desarrollo económico como eje central sino el desarrollo de los derechos y la libertad, que a largo plazo son las asignaturas pendientes que debería aprobar si quiere presentarse como un país serio, desarrollar un perfil político propio y ser visto como modelo de reformas. La historia de Catar está lejos de haber terminado. 

El periódico de Catalunya, Opinión, Pag.10 Miércoles, 5 diciembre 2012

lunes, 10 de diciembre de 2012

Europa Mediterránea


Más de 600 expertos, empresarios, gobiernos y Organismos internacionales provenientes de ambas orillas del Mediterráneo se han reunido en Barcelona a lo largo de 5 días para debatir, analizar e impulsar oportunidades de negocios.

La región vive una transformación: la crisis económica en el norte y la primavera árabe en el sur cambian las relaciones entre estabilidad, democracia, crecimiento e inversión. Por eso, el proceso de integración mediterránea y su asociación con Europa debe ser prioritaria a pesar de los problemas.

Es el momento de impulsar un proyecto regional capaz de competir en un mundo cada vez más global y centrado áreas o uniones económicas gigantes, como la creación de una futura zona de Libre comercio en Asia o las que impulsan EEUU.
Europa tiene que implicarse, ya que su futuro está estrechamente relacionado con la capacidad de desarrollo económico de los países de la otra orilla. En estos momentos de cambios profundos es cuando se demuestra la necesidad del proyecto Mediterráneo. Si no, EEUU, China y otros ya están situados en el patio de este vecino cercano.

La región euro-mediterránea, con una población de 800 millones de habitantes, ofrece ventajas específicas y competitividad dentro de la nueva división internacional del trabajo y de la cooperación.

Pero esta complementariedad y sinergias podrían jugar un papel protagonista en el panorama mundial. La región es uno de los primeros socios comerciales de la Unión Europea, con más de 250.000 millones de euros. El 70% de las importaciones proviene de la UE, mientras que el 12% de las exportaciones comunitarias se dirigen a esta zona. Se trata del mayor inversor con más del 50% del total, el 40% del suministro energético de la UE proviene del sur. Además hay una apuesta conjunta energética, como el plan solar.  

No obstante, existen elementos que dificultan un desarrollo armonizado de esta asociación: los sistemas políticos opuestos y niveles desiguales de desarrollo económico.Pero el potencial y la interrelación entre ambas orillas es claro, y los impactos pueden cruzar al otro lado, como revela la fuerza de las interdependencias. 

La apuesta por la Unión del Mediterráneo, con sede en Barcelona y que agrupa a 43 países tiene que dotarse de instrumentos eficaces. La creación de un espacio económico mediterráneo no es una ilusión,es una necesidad. Una oportunidad histórica que no se debe dejar escapar.

Expansión, Edición Catalunya, Opinión, martes 04 diciembre, 2012

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Turismo Médico o Pacientes sin fronteras




Economía Digital, Opinión, Lunes 3 de Diciembre de 2012


http://www.economiadigital.es/es/notices/2012/11/turismo_medico_o_pacientes_sin_fronteras_35617.php


La industria turística cambia, se adapta a un nuevo futuro, creando destinos competitivos y diferenciados e incrementando el valor añadido del destino. Y el turismo médico, o los viajes para recibir tratamiento están llamados a vivir un auge en la demanda mundial. Según estimaciones conservadoras, el valor de la industria es de 40.000 millones de dólares con un crecimiento promedio anual de dos cifras que alcanzara en poco tiempo los 60.000 millones

A pesar de la crisis económica y financiera global, el aumento de los costes sanitarios y el alargamiento de las listas de espera en América del Norte y Europa impulsan la demanda para los pacientes y sus compañías de seguros en destinos o países emergentes que ofrecen una alternativa barata y viable.

Este fenómeno, que empezó en EEUU, está presente en decenas de ciudades del mundo. La agencia americana de acreditación, La Joint Commission, es un ente independiente que cuenta con más de 20.000 organizaciones entre hospitales, servicios a domicilio, ambulatorios, sanidad mental, servicios de asilos, laboratorios, y otras empresas relacionadas con la salud. Su división internacional es la JCI cuya misión es mejorar la seguridad y la calidad de la atención sanitaria en la comunidad internacional. Desde 1999, la JCI ha acreditado hospitales por todo el mundo y ya llega a más de 70 países.

India, Tailandia, Turquía, Malasia , Jordania y Singapur se presentan como nuevos destinos de éxito ya que ofrecen tratamientos por una décima parte del precio en los EE.UU o el Reino Unido. En ese sentido, Barcelona también está apostando como destino de turismo médico y atrae cada año a unos 10.000 pacientes extranjeros aunque podrían lograrse mejores registros dada la calidad de sus centros y su oferta. En la actualidad, Barcelona Centre Mèdic (BCM) y Barcelona Internacional Medical Academy (BIMA) están trabajando para promover la capital catalana como destino mundial. 

Desde la década de 1970, los gobiernos del los países del Golfo --grandes emisores de pacientes a nivel mundial-- han pagado a sus ciudadanos para someterse a tratamiento médico en el extranjero. Hay familias que construyen sus vacaciones anuales en torno a un familiar que acude a buscar tratamiento con todos los gastos pagados en Europa, Asia o América del Norte. Desde los ataques del 11 de septiembre, cada vez viajan menos pacientes árabes a EE.UU porque prefieren destinos cercanos, regionales o asiáticos. Los pacientes tienen en cuenta tres factores esenciales al elegir su destino: el acceso, la disponibilidad, y la relación calidad-precio.

El turismo médico se está transformando en una lucrativa industria de servicios para los países de destino, con un gasto medio de 5.000 dólares por paciente y viaje, de acuerdo con la Asociación de Turismo Médico. Pero para los países de origen, el turismo médico drena recursos. En 2010, 220.000 sauditas viajaron al extranjero para recibir tratamiento. Los Emiratos Árabes Unidos gastan más de 2.000 millones dólares al año en los tratamientos de sus nacionales fuera del país.

Jordania es líder en el Medio Oriente con ingresos que superan los 1.000 millones de dólares y el Banco Mundial sitúa al reino quinto en todo el mundo, atrayendo a los pacientes de los países del Golfo, Irak, Sudán, Libia y Yemen. En total 240.000 pacientes extranjeros tratados en 2010, lo que representa un crecimiento anual del 10%.
Algunos estudios apuntan que los pacientes pagan 44.000 dólares para una operación de bypass del corazón en Europa. La misma operación cuesta 18.500 dólares en Singapur, 11.000 dólares en Tailandia, 10.000 dólares en la India y sólo 9.000 dólares en Malasia.

En los países en desarrollo se plantea un importante reto no solo económico sino ético ya que este tipo de turismo intensivo de atención para los extranjeros se prioriza a expensas de la atención básica para sus ciudadanos o la fuga de cerebros del sector público al privado. Los ejemplos de Tailandia y la India sugieren los efectos distorsionadores de esta tendencia y plantea cuestiones de equidad social en la distribución de los escasos recursos.

Es un fenómeno que está en auge y cada vez mas países y ciudades son conscientes de generar actividades de valor y ofrecerse como destinos diferenciados, buscando mayores niveles de satisfacción del visitante o capaces de convertir sus atractivos en productos.