martes, 26 de mayo de 2015

África, más allá de las palabras

Todos los meses vemos como jóvenes africanos desesperados se ahogan en el Mediterráneo o intentan saltar la valla de Melilla tratando de llegar a Europa. La pregunta es lógica: ¿por qué el crecimiento del empleo en África es tan bajo si sus perspectivas de crecimiento económico son muy buenas?

El paisaje de África está siendo transformado, impulsado por el petróleo y otros recursos, financiado por los préstamos baratos de China y Japón y las remesas de la diáspora. En lugar de centrarse en las cuestiones de identidad y diferencia, el continente empieza a madurar. Tras las batallas del colonialismo y la era de los libertadores, ahora toca impulsar el crecimiento, concentrarse en el desarrollo y asumir la responsabilidad por el destino económico.

El 30% de los recursos naturales y el 60% de la tierra cultivable del mundo están en África. Pero esta riqueza ha beneficiado poco a la población de un continente en el que 400 millones de personas aún viven por debajo del umbral de pobreza y donde 200 millones habitan en estados frágiles o fallidos. El ingreso medio anual per cápita es de solo 1.000 dólares, pero los patrones de crecimiento varían mucho entre los diferentes estados.

La mitad de los países africanos han mejorado su calidad de gobierno, y eso ha beneficiado el clima de negocios y los servicios básicos, lo que se ha traducido en un aumento del nivel de ingresos y la caída de la pobreza: del 51% en el 2005 al 39% en el 2014. Unos 350 millones de africanos ganan ahora entre 2 y 20 dólares al día. En general, el pulso económico se ha acelerado, lo que ha infundido un nuevo dinamismo. El PIB combinado de las 50 economías africanas ha aumentado un 4,9% los últimos años. La clave no es solo el aumento de la producción y del precio de los productos básicos, sino que también crecen las telecomunicaciones, la banca y el comercio, la construcción o la entrada de flujos de capital. África también tiene otra gran ventaja: puede dar un salto tecnológico evitando muchas etapas.

Pero la región es vulnerable. Tiene graves problemas, como la pobreza, la enfermedad, la mortalidad infantil, el cambio climático, la corrupción, los conflictos étnicos y religiosos, algunas dictaduras corruptas... Y sin embargo, el desastre ya no es homogéneo y está siendo desafiado. La democratización, las reformas, la riqueza del petróleo y otros recursos naturales, el incremento de los niveles de educación y alfabetización y una urbanización en expansión han llevado a tasas récord de crecimiento económico la última década, aunque este crecimiento no se ha traducido en la creación de los puestos de trabajo necesarios.

La demografía, con 1.000 millones de habitantes -la mitad, menores de 18 años-, puede ser un dividendo o un desafío, dependiendo del acierto de sus gobiernos y la colaboración internacional. En el 2050, al ritmo actual, serán 2.000 millones, más que la India y China, Es decir, una persona de cada cinco en el mundo será africana, y también uno de cada cuatro trabajadores.

Durante la última década este crecimiento fue impulsado por la exportación de materias primas, que representa el 32% del PIB de África. El problema es que la venta de los productos básicos es intensiva en capital pero tiene poco impacto en el empleo local. Proporcionar las condiciones para crear empleo es urgente. Hoy, 8 de cada 10 africanos son trabajadores por cuenta propia y pobres atrapados en el sector informal. Y 12 millones de jóvenes ingresan en el mundo laboral cada año pero solo una quinta parte logra empleo.

África necesita integración y sigue sufriendo discriminación. Necesita inversión en infraestructuras, tecnología y educación. La mayor parte de sus recursos financieros están evadidos. Entre 1980 y el 2012 perdió entre 1.200 y 1.500 billones de dólares por la fuga ilícita de capitales o la corrupción, cifra que triplica la ayuda internacional recibida en el mismo período y supera la inversión extranjera anual. Si esta tendencia se invierte, se podrían resolver muchos problemas sin ayuda externa.

Apostar por la industrialización es un requisito. La industria representa el 10% del PIB africano. La agricultura, el 12%, pero significa el 60% del empleo, lo que indica que la riqueza de África no está donde está la gente. Esta es la paradoja de un mercado laboral débil. Abordar este tema complejo llevará tiempo, pero es un imperativo puesto que las verdaderas causas son estructurales.

África puede mostrar, como lo hicieron otras regiones, que en el desarrollo nada es inevitable, pero debe tener una visión clara de cómo crecer y cómo se utiliza el crecimiento en beneficio de la población, no de una pequeña élite. Debe resolver las contradicciones apostando por más justicia, libertad y dignidad para el hombre

El Periódico de Catalunya, Opinión, Pag.8, Miércoles, 20 de mayo de 2015

jueves, 21 de mayo de 2015

España y el Mundo árabe: una nueva energía

Economia Digital, 17/05/2015

http://www.economiadigital.es/es/notices/2015/05/espana-y-el-mundo-arabe-una-nueva-energia-71398.php


En los últimos años, el avance de los intereses de España en algunos países árabes ha sido evidente. No solo a nivel político, sino que también se han multiplicado los vínculos económicos.

Es posible que la crisis redoblase los esfuerzos de las empresas españolas en su expansión internacional --especialmente en el Magreb y los países del Golfo--. Pero también es cierto que esta tendencia abrió las puertas a empresas de estas regiones para aumentar su apuesta por España. Nunca antes estas relaciones habían alcanzado estos niveles. Un ejemplo es el crecimiento de los intercambios comerciales, de entre el 80% y el 90% en términos interanuales (llegando incluso al 150% en algunos países).

Es verdad que algunas empresas habían intentado incursiones en el pasado, pero, hasta hace bien poco, las empresas españolas eran actores poco relevantes en el mundo árabe --con la excepción de Marruecos--. Sin embargo, en la actualidad, el hecho de que una empresa de España gane un contrato allí no es una excepción, sino que empieza a ser la norma. Cuestiones como la proximidad histórica y geográfica de ambas regiones facilitan esta tendencia.

Buenos ejemplos son los grandes contratos adjudicados a empresas nacionales en países como Arabia Saudi, Qatar, Kuwait, Emiratos, Egipto, Argelia o Marruecos.

Desde el otro lado, los inversores árabes también están aumentando su apuesta por España. Fondos de inversión y empresas han puesto importantes sumas de dinero en hoteles, el sector inmobiliario o en los contratos de patrocinio de los grandes clubs de fútbol. El sector energético español también se está convirtiendo en un polo de atracción por diversas firmas árabes. 

El último de estos capítulos lo han protagonizado Gas Natural Fenosa y el fondo soberano Kuwait Investment Authority (KIA). Ambas entidades han firmado un acuerdo para realizar una ampliación de capital de 550 millones de dólares en Global Power Generation (GPG), suscrita íntegramente por KIA. Tras la operación, el fondo kuwaití se hará con el control del 25% de la filial de generación eléctrica del grupo energético. Esta inversión estuvo precedida por otras realizadas desde Qatar, Omán, Argelia y Emiratos Árabes Unidos, entre otros, que suman en total más de 12.000 millones de euros en los últimos años.

Seguramente, la operación más importante en este periodo la efectuó en 2011 el fondo IPIC de Abu Dabi, al hacerse con el control de Cepsa por un precio de 4.000 millones. La firma española, favorecida por el músculo financiero de su nuevo dueño, ha podido cerrar desde entonces la adquisión de la estadounidense Coastal Energy (por 1.630 millones) y su participación en Medgaz.

Qatar es otro país que se está moviendo mucho en España. Además de sus inversiones en sectores como el inmobiliario, el hotelero o el deportivo, destaca la operación por la que el Qatar Holding adquirió el 14,2% de las acciones de Iberdrola.
 
La importancia del gas: Más del 50% del gas natural que se consume en España proviene de Argelia. Gas Natural Fenosa convirtió hace poco a Sonatrach en su principal proveedor, con un contrato de suministro que se prolonga hasta el 2030. Antes de esto, la firma argelina se había hecho con el 3,8% de la compañía española por 600 millones. 

Este tipo de pasos indican que nuestro país podría convertirse en un país hub o de tránsito de gas de suma importancia. Dos gasoductos ya unen a España con Argelia (el Durán-Farrel en Gibraltar y el Medgaz, de Orán a Almería), aunque para que esto se hiciese realidad sería necesario completar el gasoducto Midcat a través de los Pirineos catalanes.

Como bloque, la UE es el segundo mayor consumidor de petróleo y gas del mundo: consume alrededor de 13 millones de barriles de petróleo por día (el 15% del total) y 440.000 millones de metros cúbicos de gas por año (el 13%).

Más datos: Oriente Medio tiene el 47% y el 43% de las reservas mundiales de petróleo y gas, respectivamente. Mientras que sólo suministra el 32% y el 17% de estas materias primas. Una diferencia que sugiere el potencial que la región tiene para acceder a nuevos mercados.

Más allá de las polémicas entre reyes y emires, en el mundo árabe conviven tradiciones conservadoras con la tecnología y la modernidad. Es una región de contrastes, pero también de equilibrios. De gran riqueza petrolera y con enormes necesidades de desarrollo, constituye una tierra de oportunidades para las empresas radicadas en el estado español.

martes, 19 de mayo de 2015

La India atrapa a China

Economia Digital, Miércoles, 6/05/2015

http://www.economiadigital.es/es/notices/2015/05/la-india-atrapa-a-china-70813.php


 La economía de la India podría estar creciendo de una forma más rápida que la de China. El día llegó antes de lo que habían imaginado las estadísticas e indica que el PIB de la India creció un 7,5% en 2014, lo mismo que la economía china.

Narendra Modi, el primer ministro, difícilmente podría haber esperado una mejor respuesta en sus primeros meses en el cargo. Pero lo mas importante será mantener estos dígitos o no sólo atrapar al dragón, sino hacer el sorpasso.

La India, a pesar de este crecimiento, sigue provocando muchas dudas sobre si como potencia está lista para superar a China. Después de varios años de estancamiento. es incapaz de reaccionar. Sólo algunos pocos inconformistas ven señales positivas que apuntan que la India saldrá pronto de su encrucijada.

Los problemas son múltiples: un déficit récord de cuenta corriente, reformas políticas y económicas paralizadas, crecimiento muy débil del 10% al 5,3% en 2013, depreciación de la moneda en un 15% y una inflación del 4,5% anual.

Pero algunas empresas internacionales ven oportunidades más allá de los datos. Creen que las perspectivas podrían estar cambiando. Que ahora es la mejor época para pescar inversiones y, sobre todo, hay también un gran mercado de consumo. Los bancos de inversión creen que suenan mejores melodías, mientras que el país quiere revivir la experiencia de los 90, cuando después de sufrir una gran crisis orquestó reformas que le permitieron dos décadas de rápido crecimiento.

La economía es probable que recoja las recientes caídas de los precios de petróleo que han perjudicado a exportadores como Brasil, Rusia y Sudáfrica. Son una bendición para la India, gran país importador y consumidor de petróleo. Las economías ricas pueden preocuparse por los peligros que suponen las caídas de los precios en todo el mundo; mientras que los indios, por otra parte, ya no tienen una inflación de dos dígitos en casa.

La India importa el 80% de sus necesidades de energía. Por ello, el factor moneda es clave. El impacto de los precios del petróleo y las importaciones de oro en el déficit por cuenta corriente fue del 3% del PIB en 2013.

Por cada 10 dçolares de caída en el precio del crudo, el déficit se reduce el 0,5% y baja la presión sobre las finanzas por los subsidios de productos derivados del petróleo. La depreciación de la rupia ayuda a reducir las importaciones y potencia las exportaciones. Un descenso del 1% en el cambio aumenta la balanza comercial un 4%. China y otros mercados emergentes reciben el 60% de sus exportaciones.

Pero la India debe buscar soluciones a muchos problemas estructurales. Si aumenta el gasto público se corre el riesgo de elevar el déficit y de reducir la confianza de los inversores. Y si se disminuye el tipo de cambio de la rupia eso puede provocar mayor presión en la inflación por la factura energética y las subsidios en productos de primera necesidad importados.

El Banco central ha conseguido controlar la especulación inmobiliaria, la importación de productos de consumo y la restricción de liquidez, pero esto puede dañar el crecimiento. Cerca de 13 millones de jóvenes se incorporan cada año al mundo laboral y se deben encontrar puestos de trabajo para ellos. Pero las fábricas gigantes son escasas en la India, de modo que sigue siendo muy complejo y difícil hacer negocios allí.

La India tiene que actuar. Hay que incrementar los ingresos y recortar el gasto, pero el ajuste es impopular y será mejor digerido si el nuevo Gobierno impulsa proyectos de infraestructuras con un impacto positivo en la economía y la colaboración del sector privado nacional y internacional. Independientemente de esta alegría, la asignatura pendiente y urgente es aprobar las reformas para seguir creciendo, recortar el déficit, fortalecer la rupia y sobre todo evitar falsos amaneceres.