jueves, 29 de mayo de 2014

Entrevista en ATALAYAR, Entre dos orillas

MAGAZINE INTERNACIONAL DE ACTUALIDAD DE ESPAÑA Y EL MAGREB

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TRANSCRIPCIÓN DE LA ENTREVISTA Mayo, 28 2014

Por Paco Soto
En esta entrevista con Atalayar, el experto analiza la situación económica y política en los países del Magreb. Asegura que “la integración es una apuesta clave para transformar esta región en un destino de atracción  económica y empresarial”. A su juicio, “esto impactaría positivamente en países vecinos como España”. 

Pregunta: ¿Cuál es su opinión sobre la situación que vive el Magreb desde que estalló la denominada Primavera Árabe?

Respuesta: “La región  vive una situación de incertidumbre: crisis económica en el sur de Europa, su primer socio económico, revueltas de distintas intensidades  en Libia y Túnez y  cambios constitucionales en Marruecos y Mauritania, e intentos graduales de reformas en Argelia. Esto indica que estamos en una etapa clave en la historia de esta zona y que los países del Magreb  tienen que moverse, no pueden esperar y ganar tiempo ya que el riesgo es ver que cada uno de estos países no pueda hacer frente a las exigencias. El costo de llegar tarde a impulsar las reformas o la  recuperación de la estabilidad sería muy alto. Y no hay que olvidar el potencial y la interrelación entre Europa y el norte de África. Está claro que los impactos pueden cruzar al otro lado”.

P: A su juicio, ¿Túnez, que adoptó hace poco una nueva Constitución, se sitúa en estos momentos en la vanguardia de la democratización en el Magreb, pero también en el resto de África del Norte?

R: “Túnez ha dado un ejemplo. El movimiento islamista Ennahda  sucumbió a las presiones de la calle y aceptó la nueva Constitución  y un gobierno de transición. Es posible que no tuviera muchas opciones y todo lo que quedaba era hacer frente a la ira en la calle o contenerla con la menor cantidad de pérdidas. A la luz de la experiencia de Egipto, una ratificación a  tiempo  en el momento oportuno es mejor cuando es imposible ofrecer concesiones mutuas. Y al igual que la Primavera se inició en Túnez y provocó un terremoto cuyas réplicas llegaron hasta muchos países, esperemos  que ahora este modelo de compromiso  se propague por toda la región”.

P: ¿Qué piensa de la situación de Marruecos, donde también se han dado pasos significativos en materia de democratización, y en Argelia, que es una gran potencia en hidrocarburos?

 R: “Marruecos, en comparación con la agitación que sacude a gran parte de la región, se ha convertido en el primer país del Magreb en acordar un programa de reforma constitucional y realizar elecciones limpias.  La experiencia de Marruecos pone de manifiesto que hay otra manera de tratar de implicar a los partidos islamistas en lugar de enfrentarse a ellos. Creando una atmósfera democrática que les permita ser socios en la responsabilidad, que la gente pueda comprobar su capacidad de gobernar. En Argelia, el deseo de cambio es real y profundo, pero el miedo al deslizamiento está todavía presente. El entorno regional experimenta una transición caótica y el orden internacional ha cambiado. Así un cambio radical se ha demostrado muy  costoso en algunos países vecinos como Libia. Después de más de medio siglo de independencia, y cuarenta años de bonanza petrolera y de grandes ingresos, llegan ahora las reivindicaciones de libertad, progreso y  justicia social”.

P: Pero Libia lo tiene muy complicado por sus propias divisiones territoriales y tribales y por la inestabilidad política, social y militar. ¿Qué salida le espera a este país?

 R: “La gestión de la posguerra suele ser más compleja y peligrosa que la planificación del propio conflicto. Gadafi se ha ido, pero dejó tras de sí su legado. Es el resultado de un régimen que concibió un modelo durante cuatro décadas que dejó al país desprovisto de cualquier funcionamiento de instituciones de Estado y una nación profundamente dividida por diferencias tribales y regionales. Las identidades étnicas son complejas. Libia debe urgentemente establecer un sistema democrático, sino caerá en el caos. Libia se enfrenta al desafío de reforzar la seguridad, restaurar el orden, la unificación del país e impulsar el crecimiento rescatando los activos libios congelados. También tiene que completar las exportaciones de petróleo y empezar la reconstrucción; tiene un difícil reto por delante”.

P: Y sobre Mauritania, ¿cuál es su opinión?

 R: “En los últimos años algo está cambiando, y las autoridades apuestan por un renacimiento económico y social.  Su  economía  ha dado un  salto cualitativo creciendo un 7% en 2013,  el más alto en África, Pero tiene que resolver los importantes problemas pendientes y consolidar la  gobernabilidad y estabilidad política y social. El desarrollo y la riqueza deberán incluir a todo el abanico social y regional mauritano”.

P: ¿Qué papel debe desempeñar la UE en su relación con el flanco sur del Mediterráneo occidental?

R: “La región euromediterránea reúne una población de 800 millones de habitantes, ofrece ventajas específicas y competitividad dentro de la nueva división internacional del trabajo y de la cooperación. Por esta complementariedad y sinergias la región está  llamada a jugar un papel de protagonista en el panorama mundial. Pero antes debe favorecer la construcción de una zona  estable, próspera y sostenible. La Union Europea tiene una oportunidad histórica para incidir en el desarrollo y la  interdependencia económica de la zona mediterránea. Por tanto, la UE debe asumir una política global y prioritaria mediterránea. Hay que consolidar la Unión por el Mediterráneo (UpM).   Este  reto exige una suma de compromisos y unir fuerzas. Europa tiene que implicarse, porque su futuro está estrechamente relacionado con la capacidad de desarrollo económico y social de los países de la otra orilla. En este momento de cambios profundos es cuando  se demuestra la necesidad del proyecto mediterráneo y su integración con  Europa. En caso contrario, Estados Unidos, China y otros están ya en el patio de este vecino cercano a Europa”.

P: ¿Y España, que tiene sólidos intereses económicos en la región, sobre todo en Marruecos y Argelia, qué debe hacer?

R: “Para España, Marruecos y Argelia, desde hace años, son  una prioridad estratégica y con ambos países España ha intensificado el desarrollo de sus relaciones económicas, a pesar de algún contratiempo. Esto demuestra que en el ámbito de la cooperación la aproximación entre los tejidos empresariales ha dado muestras de dinamismo y una mayor efectividad. Pero la relación con ambos países exige la creación de marcos estables, que favorezcan el acercamiento y fomenten la actuación de la sociedad civil. Argelia y Marruecos representan el 75% del total de la población del Magreb y el 70% de PIB de la zona.  La integración es una apuesta clave para transformar esta región en un destino de atracción  económica y empresarial. Esto impactaría positivamente en países vecinos como España”. 

P: ¿Un conflicto como el del Sáhara occidental, que tanta desunión y enfrentamiento provoca entre Rabat y Argel, podría resolverse a través de una negociación política entre las partes opuestas?

R: “Este conflicto ha impactado en el proceso de construcción de la Unión del Magreb Árabe. Paradójicamente, es un momento crítico que exige aunar voluntades, reparar las grietas y buscar salidas para ganar las apuestas del futuro y así responder a las aspiraciones de los pueblos del Magreb. La propuesta de una autonomía avanzada es una salida a tener en cuenta  y ayuda a fomentar la estabilidad en la región y neutralizar los peligros” .

P: Además de la respuesta policial y judicial y de la colaboración entre la ribera norte y sur del Mediterráneo, ¿qué otras vías se tienen que buscar para acabar con el terrorismo yihadista?

R: “Hay que hacer  frente a los problemas de terrorismo abordando las cuestiones que lo han alimentado. La solución militar  no debe ser la única, y a veces puede ser contraproducente. La marginación facilita los mensajes de los extremistas y provoca la caída en sus redes, como presa fácil, de miles de jóvenes sin futuro. Hay un verdadero sentimiento de agravio que conduce a la radicalización de una parte de la población”.


miércoles, 28 de mayo de 2014

Turquía: sigue la pasión

La economía turca creció un 4% en 2013: Parece que la crisis política ha causado poco daño, pero si siguen los choques podría llegar la desaceleración. De momento su atractivo se mantiene fuerte a pesar de la dura competencia a nivel mundial de otras potencias emergentes. 

Turquía atrajo más de 400.000 millones de dólares de inversión extranjera en la última década, y su economía ha crecido fuertemente - unos 800.000 millones de dólares al año- lo que ha permitido que el país se ponga a nivel de Suiza u Holanda. La renta per capita aumentó de 3.500 dólares a 10.782 dólares y llegará a los 35.000 dólares en 2022 para diez millones de la población turca.

El Marmaray es su proyecto del siglo. Inaugurado hace unas semanas, es un túnel que une los continentes de la histórica Ruta de la Seda con un coste de 2.800 millones de dólares. Construido bajo el estrecho del Bósforo por un consorcio internacional y con participación española es sólo uno de las numerosas obras. Otros proyectos incluyen un canal de 50 kilómetros y un megaaeropuerto. Turquía planea invertir 186,444.45 millones de euros en redes de transporte, energía e infraestructuras hasta 2022. La parte del León será para Estambul.

Turquía es el sexto mayor socio comercial de la Union Europea, con un volumen de comercio total de 128.000 millones de euros. Es el único país que aumentó las exportaciones a la UE en 2013 con un crecimiento del 4%, se alcanzaron 50.200 millones de euros, gracias al acuerdo de unión aduanera con la UE y a que cada vez es vista más como un nudo de energía y servicios para las empresas globales. Ocupa el segundo lugar después de la Union Europea en términos de importancia económica para Oriente Medio y el Norte de África.

Las exportaciones se han triplicado, con 151.900 millones de dólares en 2013 en comparación con los 47.200 millones de dólares en 2003. La industria de la automoción destaca en las exportaciones con 21.300 millones de dólares. Turquía es el sexto destino turistico mundial. Recibió 35 millones de visitantes en 2013 e ingresó 23.900 millones de euros. El sector seguros tiene un potencial de crecimiento con sólo una parte de su población (75 millones) teniendo cobertura. En 2013 facturó 24.000 millones de dólares .

Pero no todo es pasión. Quedan pendientes problemas como la inflación, el déficit y la moneda, la dependencia de la inversión extranjera, el tamaño de la economía sumergida y con una población activa de 26 Millones,el 50% con menos de 30 años. Las empresas internacionales detectan la presión, la moneda a la baja, la inflación alta,la escalada política y un temor que podría frenar el crecimiento futuro.

Expansión, Opinión, Ed.Cataluña, Lunes 26 mayo 2014

lunes, 19 de mayo de 2014

Mauritania: ese gran desconocido


http://www.economiadigital.es/es/notices/2014/05/mauritania_ese_gran_desconocido_54353.php
Economia Digital, Opinión, Martes, 13/05/2014

Mauritania es el país menos conocido del norte de África. Aunque no es comparable con sus vecinos del Magreb Marruecos o Argelia, su proximidad a Canarias y su situación entre el África subsahariana y el Magreb, le convierte en un interlocutor necesario.

Tiene una población de 3,7 millones de habitantes, distribuidos en una superficie dos veces mayor que la de España.  Su gente dice que es la "tierra de un millón de posibilidades” y, teniendo en cuenta sus enormes recursos naturales sin explotar, como el hierro, cobre, oro, yeso, fosfato, azufre y petróleo, seguramente no les falta razón.

En los últimos años algo está cambiando. Las autoridades apuestan por un renacimiento económico y social. Su economía ha dado un salto cualitativo, creciendo un 7% en el 2013. Es el mayor incremento en África y Oriente Medio. Además, la inversión ha aumentado un 42%, es decir, todo son señales positivas.

Las ventajas económicas y los recursos naturales combinados con una ubicación estratégica, son una buena carta de presentación para atraer la atención de las empresas internacionales. Y también hay que añadir las grandes oportunidades en el turismo, la agricultura, el sector alimentario y las químicas. 

El país ha conseguido una estabilidad y seguridad relativa. Ha creado marcos para la transparencia en el sector público, la implementación de reformas institucionales profundas y el desarrollo de los recursos humanos. 

Además, se ha impulsado una ley para fomentar, facilitar y simplificar los proyectos de inversión y aumentar su protección con la creación de la “Oficina para la Promoción de la Inversión”, así como la liberalización del mercado, la privatización y la desregulación de los aranceles, impulsar planes de apoyo a las pymes y la creación de una zona franca abierta en la ciudad de Nuadibú, la capital económica. 

El país apuesta por la colaboración público-privada en sectores como el agua, la electricidad y el transporte, e incentivar a los inversores en sectores productivos que ayuden al desarrollo de la competitividad, ofreciendo compartir los beneficios de la explotación de su riqueza de recursos minerales, la pesca, la ganadería y el petróleo.

España es uno de los primeros socios comerciales de este país africano, con un 5,47% del total de comercio exterior, pero el saldo comercial ha sido tradicionalmente deficitario.

Se espera que este creciente interés sea el principio del cambio, aunque el país sigue siendo un mercado desconocido a nivel internacional y su imagen está asociada a un pasado complicado. 

Para ganar la confianza las autoridades, las autoridades tienen que resolver los importantes problemas pendientes y consolidar la gobernabilidad y estabilidad política y social. El desarrollo y riqueza deberá incluir todo el abanico social y de las distintas regiones. El apoyo al crecimiento tiene que ser una opción estratégica y ayudar a la expansión del sector privado. Su rol como actor y la inclusión en la economía mundial son factores claves para avanzar a nivel interno y realzar el papel regional.
13/05/2014


jueves, 15 de mayo de 2014

Remesas, otra cara de la emigración

Los países receptores de los envíos de sus expatriados, no siempre administran bien esos flujos.

El fenómeno migratorio se ha convertido en uno de los grandes protagonistas del debate público en muchos países de destino, como ha sido España hasta ahora. Y la preocupación se va agrandando. El tsunami económico que recorre el mundo desde el 2008 ha dejado a 200 millones de personas sin empleo y desató graves disturbios en Grecia, Egipto y muchos otros lugares. Una de las salidas que muchas personas eligen - y algunos gobiernos promueven - para aliviar esta presión, es la emigración. En el 2013, el 3% de la población mundial (o sea, unos 232 millones de personas) vivía y trabajaba fuera de su país de origen. En España la cifra aumentó un 6,6 % en el 2013: ya hay dos millones de españoles en el extranjero.

Los periódicos acontecimientos de Ceuta, Melilla o Lampedusa son un reflejo del impacto de la desesperación que provocan el hambre, el paro, la violencia o los conflictos bélicos. Para muchas personas, emigrar no es solo una oportunidad para mejorar su nivel de vida, sino una necesidad. Además, ahora la emigración empieza a tomar la dirección opuesta a la habitual y el libre desplazamiento de capitales y mercancías lleva también a las personas del norte al sur, o del sur al sur. El inmigrante debería dejar de ser una persona sin patria para ser una persona de dos o más países.

En este contexto, las remesas de los trabajadores en el extranjero constituyen un recurso fundamental para muchas economías en Asia, América Latina, África, Oriente Próximo y algunos países europeos. A medida que la economía mundial continúa su recuperación gradual, las cifras revelan un aumento de las transferencias de remesas. La economía receptora de emigración valora ese capital humano como un factor para su desarrollo. Para los países emisores, aunque los emigrantes y sus flujos monetarios son ya un factor clave de sus economías, es innegable que esa pérdida de capital humano, sobre todo el cualificado, es insustituible. No solo por el coste social en él invertido, sino por lo difícil que es reponer ese capital. Pero el crecimiento del comercio y la globalización han promovido que el trabajo se mueva en busca de oportunidades, y a pesar de las incertidumbres se prevé un aumento de la movilidad humana.

Las divisas de las diásporas son vitales para el desarrollo. En el 2013 las transferencias alcanzaron los 414.000 millones de dólares. Se espera que lleguen a 550.000 millones en el 2014 y a 700.000 millones en el 2016. Son cifras que triplican el tamaño de la ayuda al desarrollo y superan a sectores clave de la economía de muchos países. El listado de los principales países receptores de remesas lo encabeza la India con 70.000 millones de dólares, seguida de China con 60.000, Filipinas (26.000), México (22.000), Nigeria (21.000) y Egipto (20.000). Otros grandes receptores son Pakistán, Bangladés, Vietnam y Ucrania.

Hay que hacer un gran esfuerzo para administrar el flujo de remesas. Los gobiernos y los reguladores económicos están intensificando las políticas para fomentarlas. Sin embargo, en muchas partes del mundo los canales informales de transferencias ofrecen gran resistencia. Una de las claves para la mejora sería reducir los costes del envío de las remesas, que pueden llegar a representar el 9% de su valor. Estos costes pueden disminuir mejorando la transparencia, las innovaciones tecnológicas y la liberalización, lo que generaría 15.000 millones de dólares en ingresos para los países receptores.

Además, los gobiernos deberían tener en cuenta que las remesas no son dinero público. Son envíos personales. Es probable que gravarlas o dirigirlas hacia inversiones específicas resulte ineficaz. Solo pueden generar rentas e inversión cuando están respaldadas por una política transparente y un buen entorno inversor.

Las remesas reducen el paro y la pobreza y ayudan a mejorar el rendimiento económico, especialmente si se destinan a financiar la educación infantil y los gastos sanitarios. Incluso cuando se usan para el consumo generan efectos multiplicadores, especialmente en países con un elevado índice de desempleo. De hecho, hay países de Oriente Próximo cuyas economías se basan en los flujos migratorios. Los inmigrantes suponen casi el 86% de la población de Catar o Dubái. Por eso las remesas son tan importantes para los países de esta región, sean emisores o receptores.

La carencia de políticas eficaces y actualizadas que aborden de manera eficaz el tema de la movilidad humana ha planteado un desafío a la comunidad internacional, lo que nos recuerda en primer lugar que el carácter universal de los derechos humanos y libertades fundamentales no debería admitir dudas.

El Periódico de Catalunya, Opinión, Pag.8, Martes, 8 de mayor de 2014


lunes, 5 de mayo de 2014

Cruceros en el mediterráneo, viento favorable

http://www.economiadigital.es/es/notices/2014/04/cruceros_en_el_mediterraneo_viento_favorable_53695.php

Economía digital, 29/04/2014

El turismo de cruceros representa uno de los segmentos del mercado turístico internacional que mayor crecimiento ha experimentado en los últimos años y el Mediterráneo no ha sido ajeno a este boom. Se trata de un producto turístico muy completo: ofrece una amplia variedad de destinos, una buena relación calidad/precio y es recomendable para todas las edades.

Esta industria es también uno de los ejemplos de la globalización, con mayor número creciente de puertos y destinos alrededor del globo. Tiene una clientela y un personal de a bordo multinacional y un nivel de independencia con respecto a comunidades y naciones nunca visto hasta ahora en la historia, con importantes implicaciones económicas, legales, medioambientales y sociales.

Se trata de una industria con una diversificada oferta de opciones de acceso a través de líneas aéreas y modernizadas estructuras portuarias que abre el crucero como alternativa vacacional accesible a una creciente y más amplia base de clientes, ofreciendo experiencias y emoción a millones de pasajeros de todo el mundo cada año.

En las últimas décadas, el turismo de cruceros es el sub-sector del turismo que más ha crecido. Los cruceros han cambiado de orientación, evolucionando desde el concepto de mero transporte marítimo hacia un enfoque turístico y también adecuándose a las necesidades de la demanda. Son generadores tanto de empleo directo como indirecto. En este segmento, intervienen no sólo las embarcaciones, sino también los puertos, agencias de viaje, tours, excursiones y proveedores.

El Mediterráneo es el segundo destino de cruceros en el mercado mundial, pero podría superar al Caribe, que hoy es el número uno, por sus excelentes condiciones climatológicas; el atractivo que supone la diversidad de culturas; una temporada de cruceros más larga y itinerarios diferenciados. Además, las principales empresas internacionales saben que este mar ofrece un enorme espacio para crecer. 

El mar Mediterráneo cuenta con 45.000 kilómetros de costa, de los cuáles 19.000 representan costas isleñas. Soporta el 30% del comercio marítimo mundial por volumen. Hay una ruta de tránsito para el 25% del tráfico marítimo petrolero y más de 450 puertos y terminales. La pesca de la UE representa aproximadamente el 46% de las naves de la UE. Hay más de 150 puertos en las riberas mediterráneas y 70 operadores. 

Sin embargo, no todos los puertos gozan de los mismos privilegios. El puerto principal sigue siendo Barcelona y el centro de todos los cruceros por el Mediterráneo occidental. Los puertos de cruceros del Mediterráneo han aumentando su tráfico un 10%, han generado más de 320.000 puestos de trabajo y más de 50 mil millones de beneficio, alcanzado un total de 15.285.946 pasajeros. 

Barcelona lidera el top 10 y es la capital del Mediterráneo con 2,6 millones de pasajeros, le sigue Civitavecchia con 2,5 millones, Venecia con 1,8 millones, Baleares con 1,54 millones, Pireo con 1,3 millones y Marsella con 1,18 millones. Por detrás están Nápoles, Dubrovnik, Génova y Savona. 

La expansión del mercado de los cruceros está abriendo el apetito de las ciudades portuarias. La batalla de los cruceros se gana en tierra y los grandes puertos del Mediterráneo continúan desarrollando nuevas plataformas y grandes terminales marítimas con inversiones en millones de euros para atraer a millones de pasajeros y ofrecer productos diferenciados. Además, es una ganancia financiera real para la economía local y la visión de una flotilla de buques de crucero que se alinean en el puerto también hace que la ciudad sea más atractiva. 

Pero esta industria de cruceros debe afrontar --para un desarrollo sostenible-- un conjunto de retos como la elevada concentración de esta industria en el mundo: el 80% está controlado por cuatro grandes grupos y centrado en pocos puertos. Por eso, es importante a nivel mediterráneo ampliar la oferta, sobre todo hacia las pequeñas ciudades portuarias lo que ayudaría a vertebrar todo el territorio y ampliar la oferta.

Otros retos son los elevados costes, desde la construcción del buque a una buena tripulación cualificada. Así como las normas de seguridad, el impacto medioambiental, la inestabilidad política, el comportamiento del precio del petróleo, etc. Y, entre los factores que ralentizan el desarrollo del sector, se encuentra la concepción tradicional de crucero como una modalidad vacacional reservada a segmentos de poder adquisitivo o la estacionalidad.

El crecimiento espectacular de los cruceros en el Mediterráneo nos indica un camino para ganar la apuesta de promover la sociedad y un modo de vida común a nivel global. Mientras que cada destino tiene sus prioridades y estrategias, hay que trabajar juntos y con un mismo objetivo para promover la región a pesar de la complejidad. Hay que apostar por crear una marca común que impulse la complementariedad de las ofertas, en lugar de una competencia entre destinos, Otras regiones del mundo ya lo han hecho, apostando por la promoción conjunta y una única marca, como el caso de la Caribbean Tourism Organization, donde participan 33 países. 

Hacen falta nuevos planteamientos. Para ello, es necesario invertir en el desarrollo de una marca turística que refuerce los atributos clásicos del Mediterráneo entre los consumidores, sobre todo aquellos de mercados emisores lejanos. Los diferentes organismos mediterráneos deberían promover un nuevo marco de cooperación y proyectos conjuntos, una nueva alianza mediterránea que será clave para afianzar el liderazgo de la industria turística y con el fin de alcanzar la primera posición en cruceros a nivel mundial.

¿Argelia, Buteflika IV?


http://www.economiadigital.es/es/notices/2014/04/_argelia_buteflika_iv_53219.php

Economía Digital, 16/04/2014

Pocos argelinos dudan de la victoria del presidente Abdelaziz Buteflika, entre los seis candidatos en la elección del 17 de abril 2014. Han sido tres mandatos consecutivos desde 1999 con éxitos pero, también, con muchos fracasos. Esta falta de suspenso no impide a muchos mostrar su preocupación por el empeoramiento del clima económico, social y político.

Argelia vive una división entre los partidarios de Buteflika, de 77 años al que ven como un signo de estabilidad para el país, y quieren que siga para un cuarto mandato; y sus opositores, que reclaman su retiro y allanar el camino para un nuevo liderazgo más joven. 

Si bien está enfermo desde 1995 y menos activo desde abril de 2013. Ya pasó una enmienda constitucional para renovar el tercer mandato presidencial consecutivo y ahora se presenta al cuarto, a pesar de su mala salud y su promesa de dejar espacio a los jóvenes. Por voluntad propia o ¿empujado por un séquito que no quiere dejar el poder? Es difícil de saber. A pesar de la reacción, ha tenido el mérito de mostrar que el ejército, que no apoya esta opción, ya no es todopoderoso.

El actual presidente cuenta con el apoyo político importante de varios partidos, sindicatos y patronales. Aunque hay grietas importantes en el régimen. Figuras políticas importantes del sistema que hacen sonar la alarma y llaman a la democratización. Otros se pasan a una oposición activa como el ex primer ministro Ali Benflis, el gran rival de Buteflika en esta batalla electoral, cuenta con el apoyo desde dentro del régimen. Algunos partidos islamistas, laicos y los Amazigh de la Cabilia hacen campaña por el boicot.

Durante los últimos 15 años, Argelia ha gastado 600.000 millones para calmar las iras sociales. Es evidente que no ha logrado sacar al país adelante. Petróleo y gas representan el 98% de las exportaciones, el 45% del PIB y el 65% de los ingresos. 

Además, es el tercer proveedor de gas de Europa, el octavo mayor productor de gas del mundo y se cuela en el top 20 de los países productores de petróleo. Una situación financiera cómoda, con un 4% de crecimiento medio que le ha permitido al Gobierno lanzar varios planes de desarrollo con un presupuesto de 225.000 millones para crear tres millones de puestos de trabajo, construir dos millones de viviendas, cinco nuevas ciudades, hospitales, escuelas, plantas solares y servicios públicos.

Argelia se consolida como un importante socio de España, con 10.260 millones de intercambios comerciales, a pesar de un balance favorable a Argelia por la importación de gas. Un ejemplo sería el 53% del gas natural que se abasteció en España en 2013 y que provenía de este país. 

También aumentan, de forma importante, la presencia de muchas grandes empresas españolas en Argelia y, a su vez, el interés de algunos grandes grupos económicos argelinos por invertir en España. El deseo de cambio es real y profundo, pero el miedo de deslizamiento está todavía presente. Partidarios de Buteflika han entendido esto y centran su campaña en la estabilidad.

Después de más de medio siglo de independencia y cuarenta años de la bonanza petrolera o de los ingresos, llegan las reivindicaciones de libertad, de progreso y de justicia social.

El entorno regional experimenta una transición caótica y el orden internacional ha cambiado. Así, un cambio radical se ha demostrado muy costosos en algunos países vecinos como Libia o Siria: sangre, descomposición social, crisis económica, instituciones que se erosionan y fronteras que desvanecen. 

Después de los trágicos acontecimientos de 1988; la anulación de las primeras elecciones parlamentarias en 1991; el golpe de Estado en 1992 y la posterior guerra civil que mató a 200.000 personas, el ejército se erigió como líder y salvador.

Pero ahora, el verdadero reto para unas elecciones democráticas genuinas es la participación. Será el pueblo argelino quien deba decidir si está de acuerdo o prefiere otra alternativa. Si Buteflika ayudaría a mantener la estabilidad o no. Hay que respetar el resultado de las urnas, siempre que estas elecciones sean libres y justas y con la presencia de observadores internacionales neutrales.