miércoles, 27 de junio de 2018

Plan Marshall para el Mediterráneo

  El Mediterráneo hoy ya no es un lago. Se ha convertido en una frontera. En sus orillas se han establecido nuevos jugadores: Rusia, China... mientras el proyecto euromediterráneo se tambalea.  
El efecto corrosivo de la crisis  económica obliga a arbitrar y gestionar los temores a corto plazo. Y la crisis de los refugiados​ ha relegado la construcción económica Mediterránea.

Ahora la Comisión Europea estudia crear "centros o plataformas regionales de desembarco" en los países del sur del Mediterráneo para los refugiados e inmigrantes. Pero la inmigración forzosa es una consecuencia natural de la agitación, y es solo la punta del iceberg. ¿Cómo se puede pensar en retener a millones de personas que están tratando de evitar la guerra, el hambre o la dictadura? ¿Cómo se puede creer que una política orientada a la seguridad o los centros de desembarco son las únicas opciones que Europa​ puede presentar a sus vecinos del sur?

La crisis económica, la crisis de identidades y la crisis de refugiados han minado la cohesión de los Estados miembros de la UE. La prioridad ha sido la estabilidad de los flujos migratorios y esto se ha traducido en congelar 15.000 millones destinados a la cooperación.

Desde 2010 hasta 2016, la orilla sur de la región ha perdido 650.000 millones de dólares en actividad económica, casi el 7% del PIB. Algunos países de la región están al borde de la ruina económica y financiera, por las guerras y la inestabilidad política. Y surgen riesgos geopolíticos, como el terrorismo, por un horizonte de futuro sin esperanza. Hay más de 40 millones de jóvenes desempleados en la zona, 27 millones sin educación ni formación, la mayor tasa de paro del mundo (un 27,2%) y este problema aumentará por el incremento de población.
   
"El futuro de Europa se jugará en el sur."

El futuro de Europa se jugará en el sur. Los destinos de Europa y África están vinculados por el Mediterráneo. Hay que aunar las voluntades, defender los intereses convergentes, apostar por una mejor cooperación. Hay que romper los miedos para entendernos y dibujar el futuro de las próximas generaciones.

Hoy, más que nunca, los temas económicos y de inversión deben introducirse en un debate que ahora está dominado por cuestiones de seguridad y de inmigración. Es preciso plantear nuevas ideas, propuestas audaces y dar fuerza a la integración económica. Todavía estamos a tiempo de conseguir un nuevo equilibrio para evitar más pesadillas. De adoptar medidas concretas a favor del comercio, los flujos de capital y el movimiento de personas para el beneficio mutuo.

Veintitrés años después del Proceso de Barcelona, muchos de los objetivos siguen siendo válidos. Hay que trabajar para mejorar una prosperidad compartida basada en las relaciones sur-sur y norte-sur. Europa sigue siendo el primer socio comercial de los países del sur la parte oriental del Mediterráneo con 345.000 millones de euros en los volúmenes de comercio. Los acontecimientos desde la Primavera Árabe hasta la crisis de los refugiados han reforzado la necesidad de trabajar juntos para lograr un crecimiento sostenible.

El Mediterráneo y la UE necesitan una relación diferente a todos los niveles. El modelo actual debe ser renovado ante los nuevos problemas económicos, geopolíticos, de seguridad o el cambio climático. Los tiempos han cambiado y hay que hablar sin rodeos. Es esencial saber concretamente lo que el Mediterráneo quiere de Europa y lo que Europa está buscando en el Mediterráneo.

Este nuevo diálogo no debe ser solo una relación entre los donantes que buscan reducir el número de migrantes y los beneficiarios que dependen de la ayuda y los fondos, sino debe ser una relación entre iguales.

Entre 1970 y 2015, la población de los países ribereños ha aumentado de 285 a 490 millones. Y de 2015 a 2025, se estima que se incrementará en 100 millones más, básicamente en la ribera sur. La Europa mediterránea era el 65% de la población de la zona en 1950. Ahora, es el 40% y se reducirá al 35% en 30 años.

"Plan Marshall para el Mediterráneo"

La magnitud del desafío deja a las medidas existentes de asistencia financiera claramente insuficientes para el propósito. Por ello, hace falta una nueva política europea para el Mediterráneo, un Plan Marshall sería una solución realista para resolver los problemas económicos endémicos, buscando revitalizar el comercio y la inversión, estimular el espíritu empresarial. Un plan compacto centrado en la ayuda al desarrollo en el momento en que Europa busca nuevas fuentes de crecimiento y la región necesita una transformación económica.

Es imperativo consolidar la economía regional y fortalecer su inclusión en la economía mundial para facilitar la transformación de la región. Las futuras relaciones entre las dos orillas se basan, en un grado nada despreciable, en la capacidad de las empresas del sector privado para incrementar los flujos de inversión, de bienes producidos y comercializados ya que los futuros niveles de empleo, muy especialmente en el sur, dependerán de la voluntad de de los inversores, sean nacionales o internacionales de implicarse en esta apuesta.

Desarrollar infraestructuras​, especialmente la digital, es una forma de estimular indirectamente el espíritu empresarial facilitando el proceso de creación de las pymes. Mejorar los modelos de gobernanza luchando contra la corrupción con mayor transparencia y rastreabilidad. Las empresas internacionales tienen que considerar la región no como un mercado de consumo o una fuente de materias primas, sino también como un región que crea valor.

Un Plan Marshall para el Mediterráneo, inspirado por la estrategia de reconstrucción en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, aseguraría la creación de empleo, lo que evitaría que los jóvenes se aventuren en la inmigración ilegal a Europa y aportaría crecimiento y soluciones tanto a Europa como al resto de países de la región.

El Mediterráneo fue durante 60 siglos nuestro mar común, el mar que impulsó grandes civilizaciones y las obras más destacadas del espíritu humano. Es imprescindible una nueva visión.

Crónica Global, Opinión-Pensamiento  Lunes, 25 Junio 2018 

lunes, 25 de junio de 2018

Juegos Mediterráneos, mucho más que deporte

Tarragona acogerá esta semana los XVIII Juegos Mediterráneos-2018. Es la tercera edición organizada en España, tras Barcelona-1955 y Almeria-2007. Estos juegos llegan en un momento clave: el Mediterráneo acumula conflictos y una tragedia humana que precisa un enfoque coordinado y global.

La Paz Olímpica en la antigua Grecia era un periodo de tregua en el que se suspendían las hostilidades para que los deportistas se desplazaran para participar en los Juegos Olímpicos. Los representantes de las ciudades-estado griegas aprovechaban la tregua para mantener negociaciones de paz,

La diplomacia deportiva es un instrumento de poder blando y puede jugar un papel importante. Hemos visto como ha podido pavimentar el camino para una solución pacifica de algunos conflictos pasados. Ojalá ese pueda ser el caso en la región mediterránea . El objetivo principal de los Juegos Mediterráneos es acercar las orillas y sus pueblos. Sus emblemas simbolizan los tres continentes unidos por el mismo mar. 

El deporte es una fuerza poderosa para la cooperación y la paz, facilitando la distensión. Existen numerosos ejemplos. Se progresó con el cricket entre India y Pakistán. El fútbol entre Alemania Oriental y Occidental. Nelson Mandela impulsó el rugby en Sudáfrica. O en las Olimpiadas de Invierno de PyengChang,con la participación de atletas de las dos Corea bajo una bandera combinada. 

Es reconocido el poder del deporte para inspirar y promover los valores de trabajo en equipo, no violencia, igualdad de género, integración social, tolerancia y justicia. Valores más allá de fronteras, culturas, razas o religiones.

En una región con una desigualdad aguda y profunda agitación,el deporte facilita la integración social y desarrollo económico, y se convierte en un instrumento para abordar la violencia y la inseguridad, y ofrecer mejores oportunidades a los jóvenes. Los países ribereños tienen mucho en común. Un mar, una historia, cultura, alimentación, y valores que recuerdan que es posible trabajar juntos y crear un nuevo destino común. Estos valores son los que transmite el deporte, y la pasión con la que los jóvenes lo viven es seguramente lo que fastidia a los grupos que buscan el choque de civilizaciones.

El carácter polivalente del deporte permite abarcar funciones educativas, sociales, de salud o económicas.Crecen las empresas que enfocan su estrategia, productos o servicios en torno al deporte y numerosos sectores se benefician de las actividades culturales, económicas o recreativas asociadas, como telecomunicaciones,construcción o turismo.

los Juegos Mediterráneos en Tarragona pueden ayudar a crear un marco de encuentro en un momento en que se multiplican los desencuentros. Crear puentes en tiempos de muros, Tarragona está preparada para hacer historia: es seguramente el mensaje en momentos de creciente tensión regional. A medida que la polarización y la violencia separan naciones y pueblos, la demostración de la unidad deportiva es realmente inspiradora.

Edición Papel
El Periódico de Catalunya, Opinión, Pag.2, Viernes, 22 de Junio de 2018

Edición Digital
https://www.elperiodico.com/es/opinion/20180621/juegos-mediterraneos-mucho-mas-que-deporte-6899006 

jueves, 21 de junio de 2018

Cámaras de Comercio

La razón de ser de las Cámaras de Comercio e Industria ha sido cuestionada en los últimos años.Incluso en varios países se ha reducido su papel olvidando su importancia para el desarrollo económico, la internacionalización, la formación y la promoción del territorio.

¿Por qué son tan importantes las Cámaras de Comercio? Porque están formadas y dirigidas por empresarios. Y estos son los que tienen el conocimiento más amplio sobre cuáles son las necesidades reales, por su carácter internacional y supra-sectorial. Tienen la ventaja de hablar con la autoridad que emana de las empresas de todos los sectores y de todas la partes del mundo. Son actores claves como instituciones encargadas de promover la actividad económica y fomentar la cooperación empresarial y la inversión, lo que les transforma en agentes de cohesión y de paz. Pero necesitan la participación de todos los actores de la sociedad y de los poderes públicos.

Esta característica, representar al sector privado a nivel regional, se debe a la particular organización en forma de tupida red de las cámaras en Iberoamérica, el Mediterráneo, África, Asia o Europa, En este sentido asociaciones regionales como ASCAME o Eurochambers son plataformas de cooperación de primer orden.

Por tanto, la Cámaras abarcan todo el territorio, conocen las necesidades empresariales, actúan de intermediarias con las administraciones, se estructuran en asociaciones que se pueden coordinar para reforzar los intereses de una amplio territorio, y tienen un estrecho contacto con las empresas. Son corporaciones útiles en un mundo global. 

Las Cámaras de Comercio, trabajando conjuntamente con las organizaciones supranacionales, son instrumentos clave para una exitosa coordinación de las actividades empresariales norte- sur y fomentan tres niveles de cooperación: Ayuda al desarrollo, la coooperación empresarial a través de ferias y misiones y la Cooperación regional como interlocutores ante las organizaciones multilaterales.

El reto es seguir siendo referencia del mundo empresarial nacional, regional e internacional con el añadido de prestación de servicios de calidad y el ejercicio de representación ante las instituciones públicas. En este sentido, su papel para conseguir la apertura comercial de ciertas zonas del mundo a veces es más útil que la propia diplomacia. 

El comercio es una poderosa fuerza en pro de la paz y la prosperidad, y las Cámaras son la mejor red para hacer negocios, su papel es fundamental. Pero es preciso un nuevo enfoque para  afrontar los nuevos retos. 

Expansión, Opinión, Edición Catalunya, Pag. 2, Jueves, 21 Junio 2018

miércoles, 13 de junio de 2018

Irak: ganar la guerra y perder la paz


Con las elecciones parlamentarias celebradas este mes de mayo, la política iraquí sigue dividida en líneas sectarias con políticos chiitas en las principales posiciones del poder, y muchos suníes que han boicoteado las elecciones por permanecer marginados. Además, el futuro de la región autónoma del Kurdistán sigue sin resolverse.

Los resultados electorales demostraron una creciente sensación de identidad iraquí. Irán, jugador importante junto a EEUU en el tablero iraquí, presionada por la reciente retirada de la administración Trump del acuerdo nuclear, se enfrenta a un importante triunfo del clérigo chiita Al Sadr, un opositor a su influencia en el país, que venció a sus aliados logrando una sorprendente victoria. Si Teherán exagerara su posición presionando a Sadr, correría el riesgo de perder influencia provocando un conflicto entre chiitas leales y opositores.

Irak ha pagado un enorme peaje por la guerra contra DAESH: su economía, infraestructuras y sobretodo su población, han sufrido dramáticamente 38 años de guerras ,embargos y terror. Ahora es vital avanzar en la reconstrucción del país para evitar que resurja la violencia, ya que los problemas económicos y sociales crean conflictos sectarios, que generan un vacío que pueden volver a rellenar los extremistas.

El país se enfrenta a duras condiciones. La población de uno de los principales productores de petróleo del mundo, es pobre, hay una creciente recesión y fuga de divisas, y también aumenta de forma preocupante el número de jóvenes desempleados. Por otro lado, hay 2,5 millones de iraquíes desplazados que deben regresar, y necesitan trabajo y poder confiar en las autoridades. Tambien hay un déficit de 4 millones de viviendas. Por otro lado, el país mantiene la presión del terrorismo lo que hace aumentar los costes en seguridad. Es preciso reconstruir las zonas liberadas y las infraestructuras de petróleo y energía, dar un impulso a los sectores productivos, hoy casi inexistentes. Y restaurar la relación con el Kurdistán y las minorías.

Todo son incentivos para iniciar un proceso integral de reforma y desarrollo, con la ayuda internacional y del sector privado. Las necesidades de reconstrucción ascenderán a unos 80.000 millones de dólares. El acceso a estos fondos dependerá de la confianza que ofrezcan las autoridades ante la falta transparencia y el aumento de la corrupción.

Lo que Irak necesita para gestionar con éxito el postconflicto es independencia en sus decisiones nacionales, una buena vecindad con todo su entorno, luchar contra el terrorismo y la corrupción, mejorar el bienestar de su gente, y acomodar a las minorías. Estos son los puntos de convergencia para una nueva mayoría gubernamental inclusiva y responsable.

Bagdad ha conseguido una gran victoria contra Daesh pero queda un largo camino para resolver los inseparables frentes políticos y económicos. Sin reconstrucción ni reconciliación, sería el equivalente a ganar la guerra y perder la paz.

El Periódico de Catalunya, Opinión,  Pag.2, Miércoles 30 de Mayo de 2018