lunes, 29 de octubre de 2018

Diplomacia Económica


En los últimos años el mundo entró en una nueva era. EE UU ya no es la potencia hegemónica. China y Rusia se promocionan como actores económicos y militares y la aparición de bloques regionales económicos está causando un desafío cada vez mayor.
 
Las agendas internacionales señalan cuán complejo es el tiempo en que vivimos. Además de las continuas inestabilidades políticas y económicas, los avances tecnológicos obligan a la diplomacia a evolucionar. Nunca ha habido una necesidad más palpable de que los países innoven y fortalezcan sus capacidades para hacer frente a las complejidades y al ritmo de cambio. Igualmente, nunca antes el poder blando había tenido tanto potencial para resolver los desafíos que enfrenta la humanidad.

Por ejemplo, mientras continúa el debate sobre si la ayuda al desarrollo logra sus objetivos, o crea una cultura de dependencia, los beneficios son obvios. No cabe duda de que mejorar las condiciones económicas crea nuevos mercados, priva a los movimientos extremistas de reclutas vulnerables, principalmente jóvenes, y por lo tanto conduce a una mayor seguridad, reduce la emigración y los refugiados, y aumenta las posibilidades de generar riqueza. Es decir, beneficia a la sociedad global, no solo a los países receptores.

Ante esta apuesta, hay que dotarse de una diplomacia económica efectiva y adoptar estrategias complementarias combinando el bilateralismo y el multilateralismo. Priorizar un enfoque basado en el desarrollo humano y centrándose en la juventud y su empoderamiento.

Europa sigue descuidando la importancia de la política del codesarrollo. Sin embargo, la afluencia de inmigrantes africanos continuará mientras el sueño de Europa no sea reemplazado por un sueño africano. Y esto solo ocurrirá si se crea un entorno propicio para el emprendimiento para los jóvenes en su país de origen.  

El desarrollo de una estrategia global de diplomacia económica requiere la implicación de las empresas. Para que la internacionalización empresarial también sea una prioridad es preciso elaborar una política exterior institucional que aborde temas de conflicto e incertidumbre. Hay que adaptar nuevos enfoques a las nuevas complejidades. Las relaciones con otros países objetivo ayuda al desarrollo y a la expansión internacional de las empresas. 

La nueva diplomacia tendrá que enterrar los fantasmas del pasado, contar con las empresas y destinar más recursos a la formación de los jóvenes. La  ayuda al desarrollo tradicional no ofrece soluciones sostenibles y el codesarrollo parece cada vez más, un acierto.

Expansión, Edición Catalunya, Opinión. Pag.2. Viernes 26 Octubre 2018

jueves, 25 de octubre de 2018

Innovación, Innovación, esta es la cuestión


Los modelos económicos en vigor están sin aliento por la velocidad con la que se suceden los cambios. Globalización, ultra-liberalismo, transformación digital, avances tecnológicos, blockchain, economía colaborativa​, concentración urbana y desertización del mundo rural. Numerosos cambios que los gobiernos luchan por regular. Es preciso dar nuevas respuestas.

El cambio tecnológico amenaza empleos, pero también crea alternativas. Las relaciones en el trabajo, entre empresas, empleados, los servicios, la movilidad... están cambiando. La única clave para avanzar es mejorar en innovación y educación. Como en todo lo demás, el futuro de Europa, África y el Mediterráneo esta en adaptarse, compartir experiencias y avanzar juntos.

Siguiendo el modelo actual, los gobiernos mediterráneos se centran en la creación de empleos, no en la creación de empresas. Un modelo caducado que consiste en lanzar programas masivos de empleo público, en lugar de financiar e invertir en empresas exitosas que crearan empleos.

La región mediterránea tendrá que crear cientos de millones de nuevos empleos en las próximas tres décadas. Este desafío presenta una oportunidad para que la región transforme sus economías y aproveche la creatividad de su gran población juvenil y el poder disruptivo de la tecnología para crear riqueza.

Nos guste o no, las líneas de producción requerirán cada vez menos mano de obra gracias a las máquinas más eficientes, la automatización y la robótica. Además, la próxima ola traerá inteligencia artificial, impresión 3D y nuevas capacidades que harán que el trabajo adicional sea redundante. Sabemos ya, que 8 de cada 10 puestos de trabajo se perderán por las nuevas tecnologías --no por la inmigración o la globalización-- y el 64% de trabajo existente hoy será automatizado y el 66% de los puestos de trabajo para los próximos 10 años todavía no se han inventado.

Ante este panorama, y como dijo Benjamin Franklin: "Una inversión en conocimiento paga el mejor interés", está claro que el progreso económico está relacionado directamente con actividades de formación e innovación y hay una correlación entre progreso social y la actividad empresarial.

El ciclo de vida de las empresas debe enseñar a muchos países que el secreto de la eterna juventud es la constante innovación. Las empresas, como las personas, envejecen. Comienzan la vida con ganas de luchar y vivir, alimentado por energía juvenil e ideas frescas. Compiten, se expanden, maduran, y, finalmente, con pocas excepciones, se desvanecen. Lo mismo le puede pasar a los países que pueden perder la ambición de la juventud y dejarse caer en la complacencia.

El espíritu empresarial y el sector privado pueden impulsar la adaptación a la tecnología y la innovación, pueden ser el vehículo para implicar a los jóvenes y avanzar. Requiere trabajar por un cambio de mentalidad, animar a los jóvenes a crear sus propias empresas. Hay que impulsar un nuevo marco mental, una nueva actitud. La innovación trae riesgos, pero también oportunidades. Las personas innovadoras asumen esos riesgos para poder aprovechar las oportunidades.

Al hablar de innovación, parece que tratamos con teorías, de discursos intelectuales alejados de la calle y de la gente y sus problemas. Pero la innovación es el camino al desarrollo y a la supervivencia, el modelo para el ascenso de una empresa o país. La tecnología está aquí, pero por si sola no es la respuesta. Es un facilitador y acelerador de nuevas formas de ser y de hacer. Para tener capacidad de crear riqueza y tener un futuro, innovar no es una opción, es una necesidad.

Crónica Global, Empresas, Innovación, Futuro  Sábado, 20/10/2018

miércoles, 24 de octubre de 2018

Las otras historias de Oriente Próximo

  La información sobre conflictos desestabilizadores, gobiernos represivos, primaveras frustradas, terror, caos y la peor crisis de refugiados, suelen ser los titulares de las noticias que llegan de Oriente Próximo, pero esta no muestra todas las historias ni es la imagen completa de una región en continua evolución. Hay tendencias económicas - como la revolución tecnológica- y sociales  -como la cultura innovadora- que se han puesto en marcha, son positivas y contrarrestan la fatalidad y el pesimismo.

Entre los factores de recuperación económica y revitalización regional está el papel inclusivo de la tecnología, el espíritu empresarial y el impulso del sector privado con una narrativa alternativa que crea nuevas industrias, y en consecuencia, nuevos empleos, y que puede diversificar las economías de la región alejándola de apostar solo por la producción de hidrocarburos.

La energía del futuro de Oriente Medio no será el petróleo, será su capital humano. En la región viven 380 millones de personas, el 60% de ellas menores de 30 años. Los jóvenes deben ser la prioridad. Son la energía que, bien canalizada, puede reconstruir la región, liberarla del sectarismo y la injusticia. El paro, sobretodo el desempleo juvenil, es un problema grave que aumentará si no se proporcionan alternativas.

La creación de empleo, especialmente para la población joven, es un desafío y una prioridad. En los últimos cinco años, la población en edad laboral de la región aumentó en 50,2 millones. Sin embargo, solo encontraron empleo la mitad, unos 25,4 millones de personas.

Los jóvenes, universitarios, emprendedores y nativos digitales, están interesados en las energías renovables, la robótica y las nuevas tecnologías. Hay que convertir esta tendencia en una opción de futuro mediante la creación de un entorno que promueve y fomenta el espíritu empresarial, mejora la educación y apueste por la innovación y un crecimiento inclusivo. La tecnología educativa es necesaria para proporcionar el salto. El ecosistema debe ser propicio para la captación de talento, y ayudar a producir una generación de creadores de empleo en lugar de solicitantes de trabajo. Por tanto, hace falta una acción seria para crear economías inclusivas y empleo juvenil y los gobiernos deben ayudar a fundar nuevas empresas, liberar el camino para el sector privado, y redirigir la inversión pública hacia elementos intangibles como la educación, la investigación y el desarrollo.

Existen también historias de coraje y ambición protagonizadas por mujeres empresarias. Iniciativas innovadoras, con gran impacto en su comunidad y que están cambiando mentalidades. Hay una tendencia ascendente, con participación del 22%, pero lejos aún del promedio mundial del 33%. La participación de las mujeres en la economía aumenta la clase media y reduce las desigualdades. 

Uno de los aspectos más notables es el auge de las startups con una alta tasa de crecimiento, El mundo árabe no será Silicon Valley, pero está en un momento prometedor. Se multiplican las iniciativas, los Business Angels. Crece espectacularmente el comercio electrónico y las grandes empresas internacionales empiezan a apostar por esta región. El numero de fondos de capital riesgo se ha duplicado. Las universidades están construyendo aceleradores e incubadoras para impulsar startups lideradas por jóvenes universitarios. Se notan los vientos de cambio desde Casablanca, Túnez, El Cairo, Ammán, Beirut, Dubái, o Riad. 

Estos jóvenes graduados son aprendices conocedores, adaptables, y trabajadores. Son empresarios digitales, agentes de cambio pacífico y positivo y portadores de los nuevos valores de la región árabe: el trabajo duro, la apertura y el aprendizaje. La brecha de financiamiento  para las Pymes en la región es significativa: se necesitan 280.000 millones de dólares (unos 242.000 millones de euros). Las pymes representan el 75% de los empleos en la región, pero solo reciben el 8% de los préstamos. Empoderar a esta generación, invirtiendo en sus nuevas empresas es el mejor uso constructivo de su energía. 

La innovación es una cuestión de supervivencia para sociedades y países, y el talento, la materia prima de la economía, se extiende por la región. El cambio constructivo puede provenir de la inversión en la innovación y en el espíritu empresarial que lleven a una revolución económica que beneficiará a todos, Desde el exterior hay mucha confusión y sensación de caos en esta región. Pero el caos puede ser el amigo del emprendedor, y el espíritu empresarial consiste en alterar el status quo.

El Periódico de Catalunya, Opinión, Pag. 8   Lunes, 15 Octubre 2018