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martes, 14 de febrero de 2023

Túnez, salir del círculo vicioso

 Los últimos acontecimientos en Túnez han mostrado la ceguera y las luchas internas de la clase política frente a un pueblo cada vez más impaciente, revelando un golpe a la naciente democracia; una crisis que continúa de manera más compleja, ante la falta de claridad y de visión, la ambigüedad del escenario y la incapacidad de los partidos políticos.

Con un estancamiento económico que parece insalvable y unas críticas internacionales cada vez más duras, el presidente tunecino Kaïs Saïed se enfrenta a una situación compleja con las arcas del Estado que se están vaciando y su poder cuestionado. Túnez  necesita un gobierno creíble y eficiente, no solo un ente para recaudar ayuda internacional.

La búsqueda del consenso y la negociación en los últimos años han permitido al país abrir los caminos hacia una democracia parlamentaria sin caer en el caos o la violencia. Las transiciones políticas son difíciles, requieren su tiempo. Este proceso necesita también un consenso para impulsar un plan de rescate económico para satisfacer las aspiraciones de los tunecinos, sobre todo los jóvenes, y la transparencia en la administración del Estado.

El aumento de la desigualdad es una fuente continua de malestar, 11 años después de la revolución, las regiones costeras siguen beneficiándose de una mejor infraestructura y de las economías diversificadas, mientras que las comunidades del interior luchan con altos índices de pobreza, con niveles más bajos de educación y, en algunos casos, la dificultad de acceso a las necesidades básicas como el agua, la sanidad, las carreteras y la energía.

La economía de Túnez ha experimentado una fuerte desaceleración entrando en varios periodos de recesión debido a una serie de factores que amplían su vulnerabilidad a los actores internos y externos que podrían frustrar el proceso democrático. Este contexto genera una situación política interna compleja: la caída de la inversión, de las exportaciones, especialmente a la Unión Europea, su principal socio comercial, de la producción de sus sectores no manufactureros y de los ingresos por turismo. Como consecuencia, esto ha aumentado la tasa de desempleo y ha afectado directamente su recuperación. El turismo es su principal industria, aportando el 10% del PIB y 15% de empleos, de manera que el golpe a este sector daña la estabilidad política y económica. 

El modelo económico actual ha llevado a una baja inversión, una baja productividad y un bajo valor añadido. Hay una necesidad urgente de llevar a cabo una reforma fundamental en todos los sectores de la economía; sobretodo, de las leyes bancarias y de inversión. La economía ha experimentado una fuerte caída desde 2011, y sólo ha conseguido crecer algunos años un 3%, muy por debajo del 7% necesario para proporcionar puestos de trabajo y mejores niveles de vida.

Túnez presenta una paradoja económica. Tiene la fuerza y los ingredientes para re dinamizar su economía y convertirse en un "tigre del Mediterráneo", sin embargo, este potencial nunca parece materializarse. Dispone de una fuerza de trabajo bien formada, situada entre el Mediterráneo y el Sahara, actúa como un enlace de negocios para Europa y África. El país tiene apertura económica, turismo y fuentes energéticas, factores importantes para conseguir atraer la inversión, pero tendrá que apostar por un sistema que proteja la economía y que dé garantías a los inversores, eliminando restricciones y trámites burocráticos, una situación muy relacionada con la anterior etapa de corrupción.

El éxito económico es vital para el progreso político y su futuro. Túnez debe reintegrar a los jóvenes desilusionados en la vida económica y política. Consolidar su apuesta por la modernización, la educación, los derechos de la mujer, y el papel de los agentes sociales, y demostrar que es posible cambiar por las urnas sin caer en la trampa de golpes , una vuelta de la dictadura o el despotismo. Es urgente reforzar la democracia, la paz, la seguridad y el desarrollo. La voluntad y el arduo trabajo de los tunecinos conseguirá transformar el país en un modelo a seguir, pero la carrera será larga.

Anwar Zibaoui, Opinión, Tribuna, Expansión, 20 enero 23

 https://www.expansion.com/catalunya/2023/01/20/63cb01e8e5fdea59798b4609.html


domingo, 29 de septiembre de 2019

Perspectivas económicas en el Magreb

La región del Magreb se encuentra en un momento político y económico clave para su futuro. Los continuos disturbios y protestas políticas, además del conflicto abierto en Libia, afectan a la situación económica. 

En Argelia, tras la renuncia del Presidente Bouteflika, las reformas económicas y políticas previstas y los esfuerzos para abordar el nepotismo y la corrupción se han ralentizado, generando incertidumbre. Hay preocupación por el equilibrio fiscal y la inflación, y especialmente, por los ingresos que provienen de hidrocarburos, que representan el 80% del total.

En Marruecos, se mantiene la estabilidad económica y las perspectivas inmediatas, aunque hay protestas sin resultados ni cambios políticos que resuelvan los problemas de fondo. Se ha controlado la deuda, y el reto más importante para el reino es el rápido crecimiento de la población. El desempleo juvenil y el lento crecimiento incrementan la desigualdad y desencadenan malestar social.

Túnez se enfrenta a las subidas de impuestos en el combustible y los bienes básicos, y a las políticas de austeridad y a nuevas elecciones parlamentarias y presidenciales. Pero se esperan progresos. La inflación está disminuyendo y el Gobierno se está consolidando fiscalmente, lo que debería detener el aumento de la deuda pública para 2020.

En Libia, el conflicto abierto mantiene al país -en el ámbito político y económico- encaminado a una incertidumbre prolongada y una interrupción económica. 

Sin embargo, se estima que la región crecerá más del 2% este año. Túnez y Marruecos alcanzarán un 2.7% y 3.2 % en 2019, y hasta un 3.2% y un 3.8% en 2020. Argelia y Libia quedarán por debajo del 2%.

Hay mucho margen de mejora. Recuperar el proyecto de integración de la Unión del Magreb Árabe seria clave en una región que tiene ya más de 101 millones de personas y enormes recursos naturales. Y no olvidemos que su situación geográfica es clave, entre Europa al norte, y el África subsahariana al sur.  

China se aprovecha de las ventajas de esta región y ha conseguido un avance espectacular  aumentando su comercio y sus esfuerzos de inversión en un 15%. A de pesar que la UE sigue siendo  el primer socio económico del Magreb y dos tercios de los intercambios magrebíes se efectúan con la UE, las empresas europeas sólo dedican el 2% de sus inversiones en esta región.

La perturbación política paraliza las economías y puede disuadir las inversiones extranjeras en el corto plazo. Sin embargo, toda la región podría mejorar rápidamente si se acometen las reformas adecuadas.

Expansión, Edición Catalunya, Pag.2  Jueves, 26 septiembre 2019

lunes, 15 de enero de 2018

Túnez no está fuera de peligro

Otra revuelta social ha empezado en Túnez, la enésima desde la revolución del 14 de enero de 2011.Coincide con su séptimo aniversario y es una nueva prueba para el gobierno y especialmente para el Presidente Caid Essebsi. 

Túnez no ha conseguido cambiar la tendencia en los principales indicadores económicos deteriorados ni cumplir con las expectativas de la gente que se levantó cuando Mohamed Bouazizi se auto-inmoló por su dignidad.

La búsqueda del consenso y la negociación han permitido al país abrir los caminos para una transición hacia una democracia parlamentaria sin caer en el caos o la violencia. Pero las transiciones políticas son difíciles y requieren su tiempo. Este proceso necesita impulsar un plan de rescate económico para satisfacer las aspiraciones de los tunecinos, sobretodo los jóvenes desilusionados, reintegrarlos en la vida económica y política y mejorar la transparencia en la administración del Estado. 

El éxito económico es vital para el progreso político y su futuro. La economía de Túnez ha experimentado una fuerte desaceleración entrando en varios periodos de recesión debido a factores como las caídas de las inversiones y de las exportaciones, especialmente a la Unión Europea su principal socio comercial. También han caído la producción de sus sectores no manufactureros y los ingresos por turismo debido a los ataques terroristas, esto aumentó el paro y afectó a la recuperación. El turismo es la principal industria y aporta el 10% del PIB y 15% de empleos, de manera que el golpe a este sector daña la estabilidad política y económica. 

El alto desempleo Juvenil que provocó la revuelta y los casos de autoinmolación son una señal que muestra la profunda preocupación de la gente y los retos externos que llegan de sus fronteras con Libia y Argelia.

Ante la catastrófica situación económica, el gobierno ha adoptado medidas de austeridad, incluido un aumento de los impuestos, como el IVA de hasta 300% para algunos productos. Estas decisiones, con un alto coste de vida para la población, se tomaron para satisfacer los intereses de la deuda del país. Esta deuda contraída por las políticas del antiguo régimen de Ben Ali y que es una de las causas principales de la situación del país y su crisis, es rechazada por una mayoría de la población y ha motivado las manifestaciones. 

El aumento de la desigualdad es un fuente continua de malestar. Siete años después de la revolución, las regiones costeras siguen beneficiándose de mejores infraestructuras, y economías diversificadas, mientras que las comunidades del interior luchan con altos índices de pobreza, los niveles más bajos de educación y en algunos casos la dificultad de acceso a las necesidades básicas como el agua, la sanidad, las carreteras y la energía.

Túnez tiene los ingredientes para re-dinamizar su economía. Una fuerza de trabajo bien formada. Por su situación entre el Mediterráneo y el Sahara puede actuar como un enlace entre Europa y África. Apertura económica, turismo, energía y sol. Factores importantes para conseguir atraer la inversión. Pero tendrá que apostar por un sistema transparente y eliminar las redes de corrupción que nunca se fueron. También es preciso ofrecer garantías a la inversión extranjera dados los escasos recursos financieros nacionales y eliminar restricciones y trámites burocráticos. 

El modelo económico actual ha llevado a una baja inversión, baja productividad y bajo valor añadido. Hay una necesidad urgente de una reforma fundamental en todos los sectores de la economía, sobre todo nuevas leyes bancarias y de inversión son vitales. La economía ha experimentado una fuerte caída desde 2011, y sólo ha conseguido crecer un 3%, muy por debajo del 6,5% necesario para proporcionar puestos de trabajo y mejores niveles de vida.

Rescatar Túnez, la cuna de la primera revuelta árabe es consolidar su apuesta por la modernización, la educación, los derechos de la mujer, y el papel de los agentes sociales, y demostrar que es posible cambiar por las urnas sin caer en la trampa de un golpe militar, una  vuelta a la dictadura o el despotismo. Se ha dicho que Túnez es como una "Startup", invertir en ella significa reforzar la democracia, la paz y la seguridad y el desarrollo. Junto con la voluntad y el arduo trabajo de los tunecinos se conseguirá transformar el país. Pero es una carrera de largo recorrido y la ayuda internacional sobre todo de la UE y el sector privado serán claves. Túnez todavía no está fuera de peligro.

lunes, 30 de enero de 2017

El sueño de un Magreb unido



Economía Digital, 27/01/2017


http://www.economiadigital.es/es/notices/2017/01/magreb-unido-88607.php

El 17 de febrero de 1989 en Marrakech, Argelia, Libia, Marruecos, Mauritania y Túnez firmaron el acuerdo de la creación de la Unión del Magreb Árabe (UMA) con el objetivo de impulsar la integración y construir relaciones complementarias integradas, basadas en una visión unificada para el futuro.

Tras 28 años, no se logró ninguno de los grandes objetivos, lo que ha causado un gran desorden. La seguridad y la política eclipsan la atención y las diferencias internas y regionales, en el momento en el que el mundo se mueve para la formación de bloques económicos y mercados de consumo integradas, el Magreb sigue ausente de la escena internacional, y económicamente no pesa, aunque disponga de enormes posibilidades y riquezas.

Las diferencias políticas entre Argelia y Marruecos y el cierre de sus fronteras ha impedido avanzar, puesto que ambos países representan el 75% del total de la población y el 70% de PIB de la zona. Pero lo preocupante es que de 2007 a 2015 la proporción del gasto militar en el PIB se ha incrementado en un 20% en Marruecos y más de 65% en Argelia. Se trata de un aumento sin precedentes que hace de estos países los más derrochadores de la región.

Los desafíos se multiplican pero las oportunidades se pierden. La región se enfrenta al alto índice de desempleo, la insuficiencia de los sistemas de educación y salud, una débil competitividad, la alta vulnerabilidad económica y la exposición al cambio climático.

El impacto de la crisis económica global y las revueltas que sucedieron desde 2011 han impactado profundamente en las economías norteafricanas, contribuyendo a un aumento del proteccionismo comercial y a un debilitamiento de la inversión. Los países del Magreb no pueden esperar y ganar tiempo, ya que se arriesgan a no poder cumplir con las exigencias del mercado, y no pueden desatender este frente si quieren luchar contra el radicalismo, estimular la diversificación económica y el crecimiento de empleo que necesitan para mantener una estabilidad política y social.

El Magreb es clave para Europa y para sus intereses económicos y estratégicos. La UE es el primer socio de la región pero asume un papel secundario ante una situación de incertidumbre: crisis económica, el conflicto en Libia, los atentados terroristas, la seguridad, la energía, los refugiados y la emigración. Todas son preocupaciones que la UE debe resolver. No actuar multiplica el riesgo y afecta al conjunto, por ello se necesita un nuevo enfoque europeo que fije las bases de la cooperación con el vecino magrebí.

Una política solo orientada a la seguridad no puede ser la única opción: el fomento de la cooperación económica ayudaría a buscar soluciones para los problemas de inmigración y radicalización, además de impulsar la interacción intra-regional, la creación de empleo y la inversión.

En el conjunto de los países del Magreb viven 100 millones de personas con una media de edad de 24 años, una riqueza estimada en medio billón de dólares, un superávit fiscal que alcanzó los 30.000 millones de dólares, y con reservas de divisas que superan los 300.000 millones de dólares.

Una reactivación del proceso de integración es clave para satisfacer las necesidades del crecimiento y fortalecer la resistencia a los choques externos. La solución está en casa: sumando sus fuerzas los países de la región tienen todo para ganar: unas economías de escala importante, un potencial real de crecimiento, y un gran mercado de consumidores que tiene unos márgenes de progresión muy significativos. Además cuenta con grandes recursos y riquezas en los campos de la energía, la agricultura, el turismo, los minerales, los recursos humanos y la proximidad a los mercados europeos, árabes y africanos.

La estabilidad del Magreb depende de la presión demográfica y la economía. La región tiene que crear millones de nuevos puestos de trabajo para el 2022, pero la ausencia de una verdadera integración está impidiendo atraer inversiones. Por un crecimiento insuficiente se enfrentan grandes pérdidas económicas: el comercio inter-magrebí es el menos integrado del mundo, co un escaso 3,3% frente al 62% de la UE, 26% de Asean (Sudeste asiático) y el 15% del Mercosur .

La integración atraería a empresas internacionales y crearía de decenas miles de puestos de trabajo, en una zona donde el paro alcanza cifras importantes, de hasta el 25%. Cada país de la región ganaría 8.000 millones de dólares, se podrían crear más de 2.500 pymes cada año, las exportaciones aumentarían y en diez años el Magreb podría aumentar en un 25 a 30% su PIB.

La idea es tentadora. Tal vez, después de décadas de lucha interna regional, la conveniencia económica podría dar lugar a un mercado único magrebí, como sucedió entre Francia y Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Esto impactaría positivamente en países vecinos como España y Italia, y las necesidades de la región se transformarían en oportunidades para sus vecinos europeos. El potencial y la interrelación entre Europa y el norte de África es evidente y los impactos pueden cruzar al otro lado del Mediterráneo.

El sueño de la unificación del Magreb y su complementariedad geográfica es una ventaja que los tuareg han podido explotar durante siglos, desplazándose de un país al otro y dentro del Sahara. Son tiempos decisivos: el Magreb tiene que transformar el sueño en realidad, la amenaza en una oportunidad, y convertir su debilidad en una fortaleza. Debe movilizarse para superar las dificultades y riesgos coyunturales, y construir un futuro común en beneficio de todos sus habitantes.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Túnez, Nobel para la paz


Economia Digital, Lunes, 26/10/2015
http://www.economiadigital.es/es/notices/2015/10/tunez-nobel-para-la-paz-78296.php


Túnez ha merecido el Nobel de paz 2015. Se ha premiado a un movimiento civil que representaba a todo un pueblo, al Cuarteto para el Diálogo Nacional formado por el sindicato UGTT, la patronal UTICA, la Liga de Derechos Humanos y la Orden de Abogados, que tuvieron una contribución decisiva en la edificación de una democracia plural. En un momento en que el proceso de democratización corría el peligro de hundirse, el Cuarteto actuó al unísono con su autoridad moral para proteger y alentar los progresos.

La búsqueda del consenso y la negociación han sido los caminos para una transición hacia una democracia parlamentaria, un paso en la dirección correcta. Las transiciones políticas son difíciles y esta era pacífica y mantiene un buen ritmo. Pero la creación de una cultura abierta y democrática de debate requiere su tiempo.

La democracia es un proceso continuo, es educación, formación y participación. El mejor camino al éxito es la disposición a respetar las garantías de los derechos humanos, políticos, económicos, sociales y culturales. El principio de la descentralización del poder de acuerdo con la voluntad popular y la legitimidad constitucional, y la aceptación de la diversidad  y el pensamiento plural. La clave no es solo lograr el cambio democrático, sino garantizar su continuidad.

Desde diciembre de 2011, lo que ocurrió fue una verdadera revolución, la del Jazmín, donde se unieron personas de todas las edades y procedencias. El ejército desempeñó un papel fundamental cuando optó por no proteger el Estado, y no disparar a los manifestantes.

Se celebraron elecciones que demostraron las ansias de cambio de los ciudadanos al acudir masivamente a votar. Se comprobó la reconciliación entre los componentes de la diversidad social y política, y cómo la identidad nacional se está convirtiendo en identidad democrática. Por eso su gente se enorgullece frente a los árabes, y el mundo ya no es el hijo ilegítimo del arabismo distorsionado, o la camuflada experiencia occidental.

Para un país que sale de más de medio siglo de dictaduras, de despotismo y de corrupción, celebrando elecciones ejemplares y con un gobierno de coalición, el resultado es saludable.

Muchos son los retos, El éxito económico será vital para el progreso político y su futuro. La economía ha experimentado una fuerte desaceleración, entrando en recesión el segundo trimestre debido a una serie de factores, como una caída de la inversión, las exportaciones y la producción de sus sectores no manufactureros y una fuerte caída de ingresos por turismo de un 59,6 % debido a los ataques terroristas. Esto aumentará la tasa de desempleo del 15% y afectará a la recuperación. El turismo es su principal industria. Aporta el 10% del PIB y 15% de empleos de manera que el golpe a este sector daña a la estabilidad política y económica.

El alto desempleo juvenil que provocó la revuelta. Los casos de autoinmolación es una señal que muestra la profunda preocupación de la gente y los retos externos que llegan de sus fronteras. Desde Libia y Argelia.

Una vez asentado en la conciencia colectiva, que el sistema totalitario basado en un único partido, en la abolición de las libertades y la marginación de la sociedad civil ha caído, ojala para siempre, Túnez se ha abierto a una revolución de libertad, en una transición de la tiranía a la democracia.

Por ello, el país del Jazmín se enfrenta a los desafíos que representa la democratización, y los cambios en los ámbitos de la política, la economía y la seguridad. El premio Nobel es importante y oportuno porque resalta lo conseguido. Anima a salvaguardar los resultados positivos y ofrece apoyo moral para seguir en el camino del dialogo en libertad y democracia.

El apoyo de la UE y EEUU será fundamental para impulsar un cambio capaz de apoyar el crecimiento y la estabilidad, sobre todo en el sector privado. Túnez se ha convertido en un símbolo para el resto de los pueblos árabes, y un ejemplo para otros pueblos del mundo.

Como se ha visto en otros países vecinos, la guerra no sirve el interés del pueblo. Y privar a la gente de democracia y de derechos fundamentales crea refugiados, y no ciudadanos deseosos de respaldar a su propio país y de hacer avanzar el progreso. Invertir en democracia, paz y seguridad debe ser la única opción, porque Túnez todavía no está fuera de peligro.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Rescatar Túnez

La economía de Túnez ha entrado en recesión el segundo trimestre debido a una serie de factores, como una caída de la inversión, de las exportaciones y de la producción de sus sectores no manufactureros, y una fuerte caída de ingresos por turismo, de un 59,6 %, debido a los ataques terroristas. Esto aumentará la tasa de desempleo - del 15%-  y afectará a la recuperación.

El turismo es su principal industria y aporta el 10% del PIB y el 15% del empleo, de manera que el golpe a este sector daña a la estabilidad política y económica.

La economía ha experimentado una fuerte caída desde 2011,y sólo ha conseguido crecer un 3%, muy por debajo de las tasas necesarias para proporcionar puestos de trabajo para la creciente población.

Su principal Socio comercial es Europa, y la demanda se ha reducido por la crisis en la zona euro.

Túnez tiene los ingredientes para re-dinamizar su economía: una fuerza de trabajo bien formada, situada entre el Mediterráneo y el Sahara, que actúa como un enlace de negocios para Europa y África. Apertura económica, turismo, energía y sol, son factores importantes para conseguir atraer la inversión, pero el país tendrá que apostar por un sistema que proteja la economía, y que de garantías a los inversores eliminando restricciones y trámites burocráticos de la anterior etapa de la corrupción.

El modelo económico actual  ha llevado a una baja inversión, baja productividad y bajo valor añadido. Existe una necesidad urgente de una reforma fundamental en todos los sectores de la economía, sobretodo las leyes bancarias y de inversión.

La inversión extranjera podría proporcionar un impulso necesario, dado que el país dispone de escasos recursos financieros, El Gobierno tiene que actuar con urgencia para reintegrar a los jóvenes desilusionados en la vida económica y política. Si falla, el riesgo de un retorno a la agitación popular es muy alto. En Túnez, el espíritu empresarial podría ser el vehículo para la innovación, pero eso requiere un cambio de mentalidad. Se debe animar y facilitar que los jóvenes puedan crear sus propias empresas.

La recuperación está indisolublemente vinculada a dinamizar la economía y el turismo. Un clima político más estable y la ayuda internacional, sobretodo de la UE, serán claves. Para ello se necesita invertir en democracia, paz y seguridad; y un desarrollo más equilibrado. Esto atraerá la inversión y un repunte continuo del turismo, y sus   beneficios ayudarán a promover la estabilidad social, pero además, el gobierno debe trabajar con el sector privado.

Expansión, Edición Catalunya, Pag. Opinión, Lunes, 21 septiembre 2015

lunes, 26 de enero de 2015

Túnez como "Startup"


21/01/2015 Economia Digital

http://www.economiadigital.es/es/notices/2015/01/-tunez-como-startup-65092.php


Terminado un proceso de cambios trascendentales, Túnez estrena democracia y las nuevas autoridades elegidas por las urnas deben intentar cambiar la tendencia de todos los principales indicadores económicos deteriorados. Y, sobre todo, cumplir con las expectativas de la gente que en diciembre de 2010 se levantó cuando Mohamed Bouazizi se autoinmoló por su dignidad.

La economía ha experimentado una fuerte desaceleración desde 2011. La producción de Túnez representa un 12% del PIB del Magreb. Los sectores que componen el PIB son servicios (40%), industria (32%), otros (20%) y agricultura y pesca (8%), siendo el turismo su primera industria.

El crecimiento económico se desplomó después de la revolución y sólo ha conseguido crecer un 3%. Muy por debajo de las tasas necesarias para proporcionar puestos de trabajo para la creciente población. El turismo, que aporta el 7% del PIB y es una fuente vital de ingresos en divisas y puestos de trabajo, ha sufrido mucho. El gobierno tiene un déficit del 6,7% y la deuda alcanzó el 50,9% del PIB en 2014.

Su principal socio comercial es Europa. Representa el 67,2 % de las importaciones y el 74,5 % de sus exportaciones. Pero la demanda se ha reducido por la crisis en la zona euro. Túnez tiene la fuerza y los ingredientes para redinamizar su economía. Una fuerza de trabajo bien formada, situada entre el Mediterráneo y el Sahara, que actúa como un enlace de negocios para Europa y África. La apertura económica, el turismo, la energía en base a fuertes vientos y sol, que son factores importantes para conseguir atraer la inversión. Pero tendrá que apostar por un sistema que protege a la economía y que dé garantías a los inversores eliminando restricciones y trámites burocráticos, todo ello muy relacionado con la anterior etapa marcada por la corrupción.

El modelo económico roto actual ha llevado a una baja inversión, una baja productividad y un bajo valor añadido. Hay una necesidad urgente de una reforma fundamental en todos los sectores de la economía.

La inversión extranjera podría proporcionar un impulso necesario. Para Túnez, a diferencia de sus vecinos ricos, sus recursos financieros son escasos. Si consigue atraer nuevas inversiones tendrá que asegurarse que los beneficios y la prosperidad llegue a todos los tunecinos sin importar donde vivan.
El nuevo gobierno tiene que actuar con urgencia para reintegrar a los jóvenes desilusionados en la vida económica y política. Si falla, el riesgo de un retorno a la agitación popular es muy alto.

En Túnez se escribe un nuevo capítulo. El espíritu empresarial podría ser el vehículo para la innovación. Pero eso requiere un cambio de mentalidad en el sector público de no absorber a todos los parados, y se debe animar y facilitar que los jóvenes puedan crear sus propias empresas.

Poner de nuevo en marcha la economía determinará el éxito o el fracaso del nuevo gobierno. Pero se necesita estabilidad , seguridad; una recuperación económica y un desarrollo más equilibrado. Para lograr la estabilidad y comenzar a aliviar económicamente la gente el nuevo gobierno debe trabajar con el sector privado.

Túnez ha rescatado su primavera. La cuna de la primera revuelta árabe también podría ser el modelo por su modernización, su apuesta por la educación, los derechos de la mujer, la expansión de la clase media, y el papel de los sindicatos.

El anterior primer ministro tunecino dijo que invertir en Túnez como sartup, significa invertir en la democracia, la paz y la seguridad. Seguro que es así y que la voluntad y el arduo trabajo de los tunecinos conseguirán un milagro económico y transformarán el país en un modelo. Pero la carrera no ha hecho más que comenzar.

lunes, 15 de diciembre de 2014

25 años de desunión del Magreb

Han pasado 25 años desde la fundación de la Unión del Magreb Árabe (UMA) con un resultado decepcionante que no está a la altura ni de las aspiraciones de los pueblos de la región, ni de los desafíos que afronta la comunidad internacional en la zona. No se ha logrado ninguna integración entre los cinco países de la Unión -Argelia, Marruecos, Túnez, Libia y Mauritania-, lo que ha causado gran desorden y perdida de oportunidades, en un contexto de globalización y agrupaciones regionales.

Un factor clave son las diferencias políticas entre Argelia y Marruecos, por el contencioso del Sáhara Occidental y el cierre de sus fronteras desde hace 20 años. Ambos países representan el 75% del total de la población y el 70% del PIB de la zona. Además, es preocupante que la proporción del gasto militar en el PIB se ha incrementado en un 19% en Marruecos y en más del 65% en Argelia, un derroche sin precedentes.

El mundo se mueve para la formación de bloques económicos y zonas de libre comercio y mercados de consumo integrados, pero el Magreb sigue ausente de la escena internacional, económica y comercial. Las diferencias internas o la seguridad y la política oscurecen las afinidades y complementariedad en sectores como la energía, la agricultura, el turismo, los minerales, los recursos humanos y la proximidad a los mercados europeos, árabes y africanos.

Unos 100 millones de personas

En el conjunto de los países del Magreb viven 100 millones de personas con una media de edad de 24 años, y una riqueza estimada en medio billón de dólares. El superávit fiscal alcanzó los 30.000 millones de dólares, y las reservas de divisas superaron los 352.000 millones de dólares. Ante la presión demográfica la región debe crear 20 millones de puestos de trabajo en el año 2020 para mantener la estabilidad. Pero la falta de una verdadera integración está impidiendo atraer inversiones y el crecimiento insuficiente cuesta pérdidas económicas de 8.000 millones de euros anuales. Además, el comercio interno magrebí es el menos integrado en el mundo un 3,3% , frente al 62% de la UE o el 26% de ASEAN, que agrupa a países del sureste asiático.

El impacto de la crisis global se ha percibido profundamente en todos los sectores de las economías norteafricanas, contribuyendo a un aumento del proteccionismo comercial y a un debilitamiento de la inversión. Pero los países del Magreb precisan estimular la diversificación económica y crear empleo.

La solución existe, está en casa, y es conocida: pasa por la reactivación de la Unión del Magreb Árabe. Sumando fuerzas tienen todo a ganar con economías de escala importante, un potencial real de crecimiento y un gran mercado de consumidores. En 10 años, el Magreb podría ganar hasta un 30% de PIB si finalmente decide abrir sus fronteras. De lo contrario, corre el riesgo de faltar otra vez a su cita con la historia.

El gasoducto del Magreb

De la misma manera, que la Unión Europea comenzó como una unión del carbón y del acero en la década de 1950, los recursos de la región pueden servir para unir. Un ejemplo es el gasoducto del Magreb desde el desierto argelino a España a través de territorio marroquí, en uso desde 1996, y que benefició a Rabat y Argel y pero también a España.

La posible integración atraería a empresas internacionales y la creación de miles de puestos de trabajo en una zona donde el paro alcanza cifras importantes (20%). Podría hacer ganar anualmente a cada país de la región 5.000 millones de dólares, la creación de más 2.500 pymes, un aumento de las exportaciones y un 3% del PIB. La idea es tentadora. Tal vez, tras décadas de lucha interna regional, la conveniencia económica podría dar lugar a un mercado único magrebí. Esto impactaría positivamente en países como España e Italia ya que las necesidades de esta región se transformarían en oportunidades para sus vecinos europeos.

Urge encontrar la manera de superar el conflicto político a través de la economía, como pasó entre Francia y Alemania tras la segunda guerra mundial. Pero las diferencias políticas se han incrementado, especialmente tras la 'primavera árabe'. La región vive una situación de incertidumbre: crisis económica en Europa -su primer socio económico-, guerra en Libia, Túnez esperando consolidar su revolución, cambios constitucionales en Marruecos y Mauritania e intentos graduales muy lentos de reformas en Argelia. Esto indica que estamos en una etapa clave y los países del Magreb no pueden esperar ya que el riesgo es ver que solos no puedan hacer frente a las exigencias. Son tiempos decisivos y el papel de la sociedad civil es clave. Los países del Magreb tienen que transformar la amenaza de fractura económica en una oportunidad, construir un futuro común, y convertir su debilidad en fortaleza.

El Periódico, Opinión. Pag. 8, Martes 9 de diciembre de 2014

lunes, 29 de abril de 2013

Túnez, el turismo como tractor

Túnez, la cuna de la Primavera Árabe, quiere recuperar su industria turística maltrecha por los efectos de dos años de sublevación y por el contexto de la crisis de la zona euro, que ha afectado a los ingresos de muchos europeos, sus mayores clientes.

El año pasado, cerca de 6 millones de visitantes llegaron al país, un aumento de 4,5 millones respecto al anterior. No obstante, es una cifra irrisoria comparado con lo que llegó a ser. Todavía está a un 60 % menos que en 2010.

Pese a ello, se trata de una gran recuperación. Este 2012 ha representado un aumento en los ingresos por turismo de más del 90%, mientras que el número total de las pernoctaciones y el de llegadas aumentaron en el orden del 39 al 45% en comparación con 2011.

Los ingresos por turismo es una parte crucial para la economía. El sector aporta el 7% del PIB, emplea el 15% y es una fuente vital de inversión extranjera y de reservas de divisas. El país magrebí es un exportador neto de hidrocarburos y la producción local de los fosfatos, que supone aproximadamente el 25% del PIB, se ha derrumbado a una cuarta parte de su capacidad en los dos años transcurridos desde la caída del régimen de Ben Ali.

El turismo es crucial y el gobierno intenta hacer todo lo posible para asegurar su recuperación. No obstante, la crisis económica en Europa ya afectaba al sector antes de la inestabilidad política de las revueltas. Las transferencias netas procedentes del turismo cayeron un 6,5 % en 2009 y un 4,3% en 2010.

Túnez se encuentra todavía en un estado de transición política. La introducción de una nueva constitución y las elecciones parlamentarias que se deben celebrar en otoño marcarán el comienzo de una nueva etapa y darán lugar a una nueva serie de desafíos políticos. Por tanto, la recuperación dependerá en gran medida de la rapidez con que el gobierno pueda volver a trabajar. Las predicciones de crecimiento para 2013 es del 3% con una recuperación que se espera en muchos sectores.

Casi el 80% de los turistas vienen por el sol y la playa. Las autoridades están tratando de cambiar esta tendencia. A pesar de la disminución de la demanda, muchos hoteles se han resistido a reducir sus precios debido al aumento del coste de vida. La inflación está subiendo, los salarios también suben y eso les impide bajar precios.

Con la creciente competencia de Marruecos, Turquía y Croacia, que también ofrece escapadas mediterráneas, el país necesita desarrollar nuevos productos, como los hoteles boutique y albergues que ofrecen experiencias personalizadas.

Túnez está perfilando un nuevo plan para transformar su industria turística y los ejes de la nueva estrategia incluye un apuesta por ser un destino de sol en invierno. Atraer a más amantes de la cultura, viajes de negocios y el turismo médico para alcanzar su objetivo de llegar a 10 millones de visitantes en 2016.

La combinación de la debilidad del crecimiento europeo y la transición política en Túnez continuará durante al menos varios meses, lo que significa que la plena recuperación del sector probablemente sea lenta. Las ganancias no se esperan que regresen a los niveles de 2010 hasta 2014.

La recuperación también está indisolublemente vinculada al destino político del país. Un escenario político más estable es probable que aliente un repunte continuo del turismo y sus beneficios económicos ayudarán a promover la estabilidad social.

La escalada de descontento social constituye un obstáculo. El gobierno espera que la situación sea un círculo virtuoso y no vicioso. Sin embargo, para dinamizar la economía y el turismo es necesario un clima política más estable.



CAST
http://www.economiadigital.es/es/notices/2013/04/tunez_el_turismo_como_tractor_40711.php

CAT
http://www.economiadigital.es/cat/notices/2013/04/tunisia_el_turisme_com_a_tractor_41577.php

Economia Digital, 26 Abril 2013

miércoles, 9 de mayo de 2012

Magreb, integración, la revolución pendiente y efectos colaterales










Economía Digital, Opinión, 07 Mayo 2012






http://www.economiadigital.es/es/notices/2012/05/
magreb_integracion_la_revolucion_pendiente_y_efectos_colaterales_29218.php




La región del Magreb intenta renacer. Se abren nuevos horizontes para recuperar el tiempo perdido. Los líderes ya no están buscando la exportación de sus revoluciones, sino más bien la esperanza de que se conecten, que se tengan en cuenta los retos de la región y su potencial para un cambio de dirección. Lo mejor que se puede hacer en este caso es bombear sangre nueva en el Magreb después de los cambios profundos que se están viviendo.

El mundo vive grandes convulsiones económicas y los países del Magreb, a pesar de mantener un crecimiento cercano al 4%, podrían sufrir los daños colaterales de esta situación, sobre todo porque la Unión Europea (UE), su primer socio económico, está colapsada, siendo España uno de los principales actores con el 12% del total. Además, el 40% del suministro energético de la UE proviene de esta zona y el turismo europeo es el primer cliente de países como Túnez y Marruecos.

Los países del Magreb no pueden esperar a que pase esta crisis y ganar tiempo. El riesgo de no poder hacer frente a las exigencias es alto y muy costoso. Por ello, urge la integración regional que crearía una dinámica de mercado y sus economías de escala podrían absorber con eficacia la demanda laboral e impedir que se extiendan los problemas a los países vecinos de Europa.

Hoy, más que nunca, es el momento de analizar, más de dos décadas después, los objetivos por los que se creó la Unión del Magreb Árabe, que no se han cumplido y cuyo camino sigue atascado. Existen cuatro factores que condicionan el futuro del Magreb: la presión demográfica, el déficit en el índice de desarrollo humano, el cambio climático y la competitividad global. Pero también unas estructuras muy diferenciadas y la dependencia de las exportaciones energéticas y productos primarios. Son demasiados retos que superar sin vertebrar económicamente todo el territorio magrebí.

En el conjunto de los países del Magreb viven 81 millones de personas con una media de edad de 24 años. La estabilidad depende de la presión demográfica y la economía. La región debe crear 20 millones de puestos de trabajo para el 2020. La falta de una verdadera integración regional está impidiendo atraer inversiones y crecer lo suficiente.

Las diferencias políticas entre Argelia y Marruecos y el cierre de sus fronteras impiden avanzar. Ambos países representan el 75% del conjunto de la población y el 70% de PIB de la zona. El débil comercio interregional, que sólo representa el 4% del total frente al 70% con la UE y 21% con el ASEAN, también bloquea el progreso.

Algunos estudios han cuantificado el coste de la no integración económica del Magreb en pérdidas de 8.000 millones de euros anuales, es decir, un 2% de crecimiento del PIB: 200.000 empleos anuales en cada país de la región. La posible integración tendría unos beneficios anuales de 20.000 millones de euros. Además, esto afectaría positivamente a países vecinos como España e Italia.

A pesar de las dificultades se perciben en el Magreb aires nuevos: impulso de grandes infraestructuras, apuestas innovadoras, mujeres que fundan grandes empresas, el talento y la energía de los jóvenes y sus propuestas audaces. La sociedad civil magrebí está demostrando su capacidad de cambio, con proyectos impensables hasta hace poco, además de un amplio debate y historias de éxito.

Con demasiada frecuencia en Europa, las cuestiones de seguridad y de inmigración nublan esta realidad, porque el objetivo de crear un futuro mejor allí beneficia también aquí, en esta orilla norte. Los procesos de cambio pueden profundizar la fractura económica del Magreb, pero también podrían impulsar la hipotética creación de un conjunto regional integrado y anticipar una nueva orientación estratégica para una región que lleva medio siglo de desunión.

Esta es una tarea difícil pero no imposible. ¿Quién hubiera imaginado a la gente en las calles de Túnez, Egipto y Libia rebelarse de esta manera? La lección aprendida a través de estas experiencias podría aplicarse para superar las dificultades a las que se enfrenta la Unión del Magreb. Esta revolución debe ser una prioridad. No se puede, otra vez, dejar pasar el tren. Las oportunidades perdidas han sido muchas y muy dolorosas.