Mostrando entradas con la etiqueta OMC. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta OMC. Mostrar todas las entradas

lunes, 16 de octubre de 2023

Comercio mundial en un mundo fragmentado

El comercio es un ecosistema extremadamente complejo que involucra no solo a un importador y un exportador, sino también a otros actores en las cadenas de suministro físicas y financieras, que cubren múltiples países e industrias. Esto da lugar a diferentes estándares, reglas y marcos legales.

Desde 1990, el comercio mundial se ha cuadruplicado, y el PIB mundial se ha duplicado. Como resultado, el número de personas que viven en la pobreza extrema se había reducido.

El comercio y la inversión son motores para el crecimiento, la innovación, y el empleo. Está reconocida la contribución que una economía global próspera hace al sistema multilateral. Pero incluso los más grandes defensores del libre comercio saben que para que el sistema internacional fomente la cooperación y la competencia, y evite guerras comerciales o militares, es necesario que las instituciones creen mecanismos para fomentar la cooperación, coordinación e incluso integración, así como en la resolución pacífica de disputas. Es evidente que el sistema actualmente no cumple con sus objetivos. Organismos como la Organización Mundial de Comercio (OMC) y otras son inadecuadas, su reforma es necesaria para mejorar su funcionamiento e impulsar el progreso.

Años y décadas sin un desarrollo real de un sistema multilateral no solo han llevado a la parálisis, sino que también han amenazado la eficacia de los organismos internacionales especializados, columna vertebral del éxito del sistema internacional.

La OMC atraviesa una etapa delicada que requiere un arduo trabajo y consenso entre sus miembros, así como la flexibilidad y el compromiso político necesarios para tener éxito. Todos los países y actores comerciales están llamados a mostrar flexibilidad y trabajar por el establecimiento de consensos para superar los desafíos y el estancamiento y reafirmar el compromiso con los principios y objetivos establecidos en el Acuerdo de Marrakech por el que se establece la OMC, y el fortalecimiento del sistema multilateral de comercio y la apuesta por un sistema justo y equilibrado que encarna una OMC reformada, que asegure una distribución equitativa de los beneficios del comercio internacional y garantice el derecho al desarrollo de los países menos favorecidos.

El cambio climático y la seguridad geopolítica, las epidemias, la superpoblación, la desigualdad, el hambre, la seguridad alimentaria, las migraciones o el desempleo requieren de enfoques de colaboración para resolverlos a nivel mundial, pero no aparece ningún tipo de consenso mundial. Algunos de estos problemas están interconectados y no pueden ser rescatados a través de soluciones provisionales.

Hace falta un nuevo impulso para revitalizar el sistema multilateral para enfrentarse a los nuevos desafíos, un nuevo comienzo que podría conducir a una revisión de la agenda no solo de la OMC sino de todas las agencias de la ONU, así como el papel del Consejo de Seguridad, lo que necesariamente implicaría una revisión del papel y las prioridades de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Esto podría ser seguido por un moderno proceso de “trabajo en red” entre los aparatos políticos y de desarrollo de la ONU y las otras agencias especializadas. Si esto se materializa, se habría iniciado el proceso de modernización del sector multilateral. Sin embargo, esto no es un asunto fácil, llevará tiempo y la transición del proceso de reforma no será automática.

Estamos entrando en una nueva fase de comercio y geopolítica en un mundo fragmentado, para contrarrestar esta situación y el proteccionismo, Se necesita más colaboración, un multilateralismo fortalecido y alianzas. También se debe pensar en construir resiliencia en las cadenas de suministro como inversión a largo plazo.

Los gobiernos y las empresas deben colaborar para invertir en nuevas infraestructuras, sistemas inteligentes, tecnologías climáticas, educación y capacitación. Esto no solo impulsará la resiliencia, sino que también permitirá un crecimiento inclusivo y sostenible. No actuar ahora podría tener impactos políticos, económicos o climáticos, especialmente en los mercados emergentes y los países en desarrollo.

Es necesario fortalecer el papel de la OMC en el establecimiento de reglas que promuevan un comercio libre, justo e inclusivo, y que facilite un entorno empresarial y de inversión transparente y abierto.

La urgencia de una economía más inclusiva y sostenible en un mundo cada vez más complejo obliga a centrarse en los desafíos sistémicos del planeta, favoreciendo la acción colectiva porque los problemas actuales ya no pueden ser resueltos solo por los gobiernos. Es preciso dar nuevas respuestas y una claridad de visión, agilidad y pragmatismo.

La cooperación es clave para impulsar el cambio necesario que garantice la resiliencia, la sostenibilidad y la prosperidad en el futuro para todas las comunidades del mundo.

Anwar Zibaoui, elnacional.cat ONEconomia, Opinión, Viernes, 13 octubre 2023








martes, 1 de marzo de 2022

Nuevo impulso a la OMC

Una economía global próspera necesita un comercio que impulse el crecimiento, la innovación y el empleo. Es el único sistema para conseguir un mundo desarrollado equilibrado y justo. Y hasta los más grandes defensores del libre comercio saben que el sistema precisa mecanismos para fomentar la cooperación, impulsar la coordinación e integración, evitar guerras comerciales o militares y resolver disputas de forma pacífica. Es evidente que actualmente, el sistema no cumple con sus objetivos. La Organización Mundial del Comercio, OMC necesita una reforma para mejorar su funcionamiento e impulsar el progreso.

El orden económico y comercial establecido desde la Segunda Guerra Mundial está llegando a su fin. En este momento, los estados buscan asegurar sus intereses políticos y económicos mediante aranceles y otras medidas proteccionistas. Estas nuevas "guerras comerciales" paralizan el sistema y amenazan la eficacia de organismos internacionales especializados como la OMC, que se estableció para fortalecer un sistema multilateral de comercio.

Es imprescindible una actualización de sus principios y objetivos, en la que todos los países y actores muestren flexibilidad y establezcan consensos para superar su estancamiento. Necesitamos un sistema que asegure la distribución equitativa de los beneficios del comercio internacional garantizando el desarrollo de los países menos favorecidos.

Porque en este nuevo mundo poscovid, el poder es difuso y las relaciones internacionales se están volviendo impredecibles. La políticas proteccionistas y los sentimientos nacionalistas chocan con la realidad de la globalización, que no se puede detener, pero debe ser más inclusiva, sostenible y debería crear trabajo. Se precisa una nueva OMC con claridad de visión, estrategia y pragmatismo.

Problemas como el cambio climático y la seguridad geopolítica, las epidemias, las superpoblación, la desigualdad, el hambre, las migraciones o el desempleo requieren de enfoques de colaboración que solamente pueden resolverse a escala mundial. Pero no aparece ningún tipo de consenso. Estos problemas están interconectados y no pueden ser resueltos a través de soluciones provisionales.

Nunca en la historia reciente se ha vivido cambios tan fundamentales. Para enfrentarse a estos nuevos desafíos, es necesario un nuevo impulso que revitalice el sistema multilateral. Una OMC fortalecida y respaldada por reglas inclusivas que promuevan el comercio, el desarrollo empresarial y la inversión, puede desempeñar un importante papel en la recuperación de la economía mundial tras el impacto de la Pandemia de COVID-19.

La naturaleza de los problemas que enfrentamos hoy en día es de tal magnitud que ningún país puede hacer frente a ellos en solitario. En un mundo interconectado los acontecimientos en un país o una región pueden tener un impacto significativo sobre todos los demás.

No hay mejor comercio que el de la acción correcta. Él comercio, no es un arma sino una fuerza para un crecimiento inclusivo que erradique la pobreza porqué la actividad económica debe ser un verdadero instrumento de paz y prosperidad.

 
Anwar Zibaoui; La Vanguardia, opinión,economía, 05 febrero 2022

viernes, 10 de enero de 2014

Bali es sólo el comienzo

Los ojos llenos de lágrimas del brasileño Azevedo, sucesor del francés Lamy al frente de la Organización Mundial del Comercio (OMC), anunciaron hace ahora un mes en Bali (Indonesia) un emocionante éxito que refleja el poder de los países emergentes, el nuevo estilo de los altos funcionarios procedentes de estas naciones, así como su competencia en las instituciones multilaterales.

Tras el tartamudeo de la ronda de Doha, el impulso de pactos globales se alejó en favor de acuerdos regionales, como la Asociación Trans-Pacífica que Estados Unidos está negociando con otros once países, o el acuerdo Trans- Atlántico con la UE.

El reciente acuerdo en Bali marca un hito para la OMC y la rescata del borde del fracaso. Así pues, reavivará la confianza en su capacidad para cumplir sus objetivos, después de 12 años de negociaciones infructuosas desde la ronda de Doha en 2001, cuando se aprobó un programa que resultó ser demasiado ambicioso.

El acuerdo tiene tres componentes importantes: la agricultura y el compromiso de reducir las subvenciones a la exportación, la ayuda al desarrollo (que proporciona un aumento de la exención de derechos aduaneros para los productos de los países menos desarrollados) y la reducción de las barreras al comercio, con la eliminación de los trámites burocráticos a nivel mundial.

Los 49 países menos avanzados no han sido olvidados. Con el fin de encajarlos mejor en el comercio y en la creación de cadenas de valor, Se les ofrecen plataformas para la exportación en los mercados de los países ricos y podrán exportar productos libres de aranceles si el 25% del valor se ha generado en estos países.

Algunos expertos estiman que el acuerdo de Bali podría impulsar la economía mundial inyectando 960.000 millones de dólares y creando 21 millones de puestos de trabajo, 18 millones de ellos en los países en desarrollo.

Bali es sólo el comienzo. Pero hay escepticismo ante lo poco que se había logrado hasta ahora. A muchos les gustaría creer que la ineficiencia irá a mas, puesto que sólo se acordó el 10% del amplio programa de liberalización de Doha. Pero hay que mirar el vaso medio lleno sin olvidar el cambio de patrones en las exportaciones mundiales, sobretodo Sur-Sur que constituyen el 50% a nivel mundial. Lo alcanzado en Bali ayudará a seguir con la puesta en marcha de la capacidad de la OMC para impulsar otros acuerdos, acercar los mercados y romper barreras.