viernes, 10 de enero de 2014

Bali es sólo el comienzo

Los ojos llenos de lágrimas del brasileño Azevedo, sucesor del francés Lamy al frente de la Organización Mundial del Comercio (OMC), anunciaron hace ahora un mes en Bali (Indonesia) un emocionante éxito que refleja el poder de los países emergentes, el nuevo estilo de los altos funcionarios procedentes de estas naciones, así como su competencia en las instituciones multilaterales.

Tras el tartamudeo de la ronda de Doha, el impulso de pactos globales se alejó en favor de acuerdos regionales, como la Asociación Trans-Pacífica que Estados Unidos está negociando con otros once países, o el acuerdo Trans- Atlántico con la UE.

El reciente acuerdo en Bali marca un hito para la OMC y la rescata del borde del fracaso. Así pues, reavivará la confianza en su capacidad para cumplir sus objetivos, después de 12 años de negociaciones infructuosas desde la ronda de Doha en 2001, cuando se aprobó un programa que resultó ser demasiado ambicioso.

El acuerdo tiene tres componentes importantes: la agricultura y el compromiso de reducir las subvenciones a la exportación, la ayuda al desarrollo (que proporciona un aumento de la exención de derechos aduaneros para los productos de los países menos desarrollados) y la reducción de las barreras al comercio, con la eliminación de los trámites burocráticos a nivel mundial.

Los 49 países menos avanzados no han sido olvidados. Con el fin de encajarlos mejor en el comercio y en la creación de cadenas de valor, Se les ofrecen plataformas para la exportación en los mercados de los países ricos y podrán exportar productos libres de aranceles si el 25% del valor se ha generado en estos países.

Algunos expertos estiman que el acuerdo de Bali podría impulsar la economía mundial inyectando 960.000 millones de dólares y creando 21 millones de puestos de trabajo, 18 millones de ellos en los países en desarrollo.

Bali es sólo el comienzo. Pero hay escepticismo ante lo poco que se había logrado hasta ahora. A muchos les gustaría creer que la ineficiencia irá a mas, puesto que sólo se acordó el 10% del amplio programa de liberalización de Doha. Pero hay que mirar el vaso medio lleno sin olvidar el cambio de patrones en las exportaciones mundiales, sobretodo Sur-Sur que constituyen el 50% a nivel mundial. Lo alcanzado en Bali ayudará a seguir con la puesta en marcha de la capacidad de la OMC para impulsar otros acuerdos, acercar los mercados y romper barreras.

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