viernes, 26 de abril de 2019

África debe confiar en África

En la última cumbre de la Unión Africana, se tomó una de las decisiones más importantes de la reciente historia de la organización: crear la zona de libre comercio. 44 de los 54 países aprobaron participar en una comunidad económica regional, con diversos grados de integración. El acuerdo firmado el 21 de marzo de 2018 en Ruanda entrará en vigor  el próximo mes de julio con una cumbre extraordinaria de la organización continental en Níger,y después de su ratificación por 22 países, el umbral mínimo requerido para su  entrada en vigor,  aunque aún queda mucho por hacer para que sea efectivo.

El mercado africano único aumentará el comercio interior al 25% en 2023, desde el 18% actual.  El potencial es considerable y la integración es un factor clave en el desarrollo. En Europa, el 64% de las exportaciones se realizan dentro de la UE, en Asia, la tasa es del 59%. Pero África es un continente muy poco integrado y que precisa derribar barreras para cambiar sus opciones.

Sin embargo, África no se puede describir con una sola narrativa. La brecha entre el país más rico y el más pobre es sustancial: el PIB per cápita en las Seychelles es de 16.000 dólares; mientras en Sudán del Sur es de 250 dólares. Pero existen preocupaciones comunes: el riesgo político y el déficit democrático  contaminan la región y los conflictos internos y transfronterizos afectan a una docena de países.

Las trabas a la integración regional son la seguridad, las débiles infraestructuras de energía y  transporte y la baja capacidad de procesado de productos. Una África unida, se convertiría en el mayor exportador mundial de petróleo, oro, cobre y cobalto entre otros muchos productos. Además, la población llegará a 2.000 millones de personas en 2050.  El continente no sólo es rico en recursos, su fuerte demografía, sus diversos ecosistemas, y su diversidad cultural, económica y humana abren muchas  opciones de futuro.

En un contexto internacional de incertidumbre, África mantiene el rumbo y es una esperanza para el crecimiento mundial. Se espera un crecimiento que pasa del 3.5% de 2018, al 4.0% en 2019. El continente precisa crear 20 millones de empleos al año y multiplicar centros de formación para satisfacer el crecimiento de la población y también, para evitar convertirse en el mayor exportador de inmigrantes y el escenario ideal para el crecimiento del terrorismo.

Cabe mencionar una evidencia sobre la migración Africana que preocupa mucho en Europa. El 80% de la migración se debe a las perspectivas económicas y sociales, no a la inseguridad y el 70% de los migrantes  un 3% de la población total del continente se mueven  dentro de África.

La proporción  general de la población que vive bajo la línea de pobreza ha disminuido, pero siguen siendo más de 431 millones de los 1.200 millones de africanos viviendo en la pobreza extrema.  La calidad de vida ha mejorado y habrá una aparición de una clase media regional.  África no fue responsable de la crisis financiera de 2008, ni de la crisis ambiental, aunque está sufriendo sus consecuencias, y por ello necesita abrir oportunidades económicas.

La integración regional puede aumentar la inversión, la competitividad y el tamaño del mercado, por lo que hay que  tomar medidas concretas para lograr estos objetivos, y no es solo una ambición política. África necesita la inversión en sectores como infraestructuras, tecnología y educación y apostar por la industrialización y la integración, que mejore su participación en el comercio mundial.

En África, los Estados deben facilitar el papel de las empresa y  estas deben ser las socias para ayudar a  resolver los problemas de los ciudadanos. El sector privado debe tener éxito, pero  necesita ser sostenible y rentable,  para crear empleos y ser una parte positiva del sistema. Las empresas deben ayudar a los gobiernos  a mejorar el contenido del crecimiento del empleo. En el siglo XXI, las economías están dirigidas por el sector privado, cuando el gobierno lo estaba haciendo en el siglo XX. En África, como un continente en crecimiento, es el momento de superar los retos.

El espíritu empresarial es clave para la liberalización económica de las mujeres. En África hay  una de las tasas más altas del mundo, con 7.5 millones de microempresas y pymes que trabajan en el sector formal liderado por mujeres, y cuatro veces más  en el sector informal . Las mujeres pueden jugar un papel clave cuando los esfuerzos se dirigen a cerrar y financiar las brechas económicas en África. Pero se necesita  42.000 millones de dólares en la financiación de proyectos dirigidos a las mujeres. El desbloqueo de la inversión  permitiría  un rendimiento increíble. Muchas dominan  sectores clave de la economía. Una mujer emprendedora exitosa, guía a otras, y reduce las barreras que crean brechas de género cuando se trata de acceder a oportunidades.

En África hay que crear riqueza y contribuir al bien común fortaleciendo el tejido social de manera sostenible y respetuosa con la dignidad humana y la naturaleza. Se sabe que una flor no hace la primavera, pero cien flores en plena floración, hacen que la primavera respire en todas partes. Tal vez la primavera Africana  está por llegar.

Todos creen que África es el próximo centro del mundo. Pero lo más importante es que también  los africanos lo crean. África debe confiar en África. Confiar en sus  jóvenes  y mujeres y  enfrentarse a sus desafíos.

Crónica Global, Pensamiento, Sábado, 13 Abril 2019

lunes, 15 de abril de 2019

Daesh, Christchurch, tratar de raíz la enfermedad

Pablo Picasso "Paloma de la Paz"1949
Mientras el llamado Estado Islámico o Dáesh pierde su último bastión en Siria, la batalla por expulsar definitivamente a este grupo marca el octavo aniversario de la Primavera Árabe y la cuestión del regreso de los miles de retornados extremistas con sus familias se ha convertido en una de las principales preocupaciones de muchos gobiernos del mundo. En Nueva Zelanda un grupo de extrema derecha racista, utilizando los mismos métodos de Dáesh, masacra a un centenar de personas en dos mezquitas como respuesta de su guerra santa racial.

Estos grupos, se llamen como se llamen, están motivados por las mismas creencias. Sus acciones permiten que prosperen la tiranía y la islamofobia. Desafortunadamente, hay un efecto secundario que puede causar inmensas complicaciones y conflictos si no se maneja correctamente; algo que ver con nuestro juicio. No juzgamos objetivamente. Es triste ver cómo la campaña que se basa en el principio de culpabilidad colectiva ha creado un conflicto más amplio y las sospechas y la desconfianza se han convertido en un obstáculo para buscar soluciones.

Los extremistas han secuestrado las religiones y causas nacionales y han creado un mundo lleno de problemas que se ve amenazado por los belicistas, xenófobos y racistas. Hay que reflexionar sobre por qué se perpetúan ciertos clichés y estereotipos, etiquetar a las personas en función de raza, credo o condición social, y sobre la falta de constancia de los que prefieren una elasticidad que les permite proteger ciertas opiniones extremistas y tipificar como delito otras.

El conflicto de civilizaciones ha cundido no sólo como explicación de la realidad sino como doctrina. Desde el fin de la guerra fría hemos pasado de las divisiones ideológicas a las divisiones identitarias. Con la globalización se ha globalizado el ultranacionalismo como forma de negación del principio de ciudadanía. El triunfo del modelo occidental paradójicamente ha debilitado Occidente. El pecado de Europa y Occidente no ha sido imponer sus valores sino renunciar a sus propios valores en la relación con los otros.

Hay que luchar contra las narrativas de los extremistas y encontrar soluciones justas a los problemas crónicos culturales e ideológicos. Más allá de los mercaderes del miedo, del choque de civilizaciones, que cotizan en la bolsa del odio, el fanatismo y la crisis de identidad. No se puede legitimar la tiranía que oprime en nombre de una religión o una patria.

Dáesh no nace del vacío, son los hijos de una situación deteriorada, de la tiranía, la ausencia de democracia y las condiciones de desarrollo miserable en unas sociedades que crearon el fuerte contraste entre los dueños de la riqueza y las grandes multitudes en la pobreza, el atraso y la ignorancia, el apoyo al terrorismo del estado, los hijos de la cultura de divisiones. Dáesh vino a llenar la falta de liderazgo en países que se desintegran, con comunidades desgarradas.

Se ha pagado el coste de no apoyar la Primavera Árabe, que ha pasado de la esperanza a la desesperación, la pérdida de legitimidad de la política, el terrible fracaso de los Estados de pertenecer a una era. Políticas viejas pintadas de tiranía. Los ríos de odio por otro diferente. Y décadas de incitación y escuelas fanáticas. El fracaso económico, la injusticia y la grave crisis de fanáticos de identidad facilitados por el secuestro de las universidades y las pantallas y agarrando el derecho de hablar en nombre de las masas.

El desempleo, la lucha contra la corrupción y una mayor participación democrática fueron factores fundamentales de los movimientos de protesta de la llamada Primavera Árabe. Pero, ocho años después, el cumplimiento de estas expectativas se ve lejano y el duro invierno ha provocado que decenas de miles de jóvenes decepcionados no ven futuro debido al fracaso político y económico, sus vidas se han transformado en un infierno, solo disponen de dos opciones: quedarse o emigrar lejos de la guerra y la miseria. Los jóvenes necesitan tener esperanza, estabilidad y prosperidad. Nada es más poderoso que la esperanza de una vida mejor.

Transformar la derrota en victoria requiere tratar de solucionar los problemas reales. Para frenar la tragedia hay que proporcionar herramientas, un proyecto, alternativas para acomodar la enorme energía de la juventud. No se les puede decir “siéntate y permanece callado” o se les está empujando al bando equivocado. Es preciso usar esa energía para reconstruir la región, liberarla del sectarismo, la tiranía y la injusticia.

La respuesta a los conflictos sangrientos que asolan varios países no son las soluciones militares que han demostrado su ineficacia. No se ganará esta guerra con bombas, liberando territorio y destruyendo ciudades. Porque la derrota de Dáesh no eliminará el nacimiento de un nuevo monstruo con otra marca o forma, y en otros lugares. La semilla venenosa volverá a crecer si no se trata de raíz la enfermedad.

Crónica Global, Pensamiento, Sábado,16/03/2019 

miércoles, 10 de abril de 2019

España-Argelia algo más que el gas

Argelia vive momentos históricos con una situación que empieza a alarmar a la Unión Europea y en especial a España. Argelia es el octavo mayor productor de gas del mundo y el tercer proveedor de la UE, que absorbe el 70% de su gas. En España casi la mitad del gas consumido proviene de Argelia a través de dos gasoductos: el Duran-Farell, con 12.000 millones anuales de metros cúbicos de capacidad, y el MEDGAZ, de Orán a Almería, con 8.000 millones anuales de capacidad. 

La alianza entre la empresa estatal de hidrocarburos de Argelia, Sonatrach, y Naturgy abrió nuevos horizontes a ambos grupos, y reforzó las relaciones bilaterales, lo que permitiría a Argelia consolidarse como un importante socio de España.

Si se completara el gasoducto MIDCAT, a través de los Pirineos, España podría suministrar el gas argelino a la UE, con numerosos beneficios y Argelia mejoraría su posicionamiento en el mercado mundial del gas. Para 2030, la UE necesitará incrementar los metros cúbicos anuales de gas importados. Hoy, un tercio del gas natural consumido procede de Rusia, y transita por la red ucraniana de gasoductos, lo que generó preocupación tras las crisis de Ucrania en 2013.

Con el carismático empresario Pere Duran i Farell empezó todo, al descubrir las posibilidades de Argelia cuando pocos apostaban por este país. El ingeniero catalán desarrolló numerosos proyectos y gracias a su visión, se materializó el primer gasoducto entre España y Argelia.

Además del gas, unas 300 empresas españolas se han instalado en Argelia en los últimos años. Muchas son multinacionales de sectores como la construcción y la obra pública. Las relaciones bilaterales son estratégicas por su proximidad geográfica, los intereses, comunes, por presentar elementos de complementariedad pero sin gran competencia. 

El gas y el petróleo representan el 60% de los ingresos y el 96% de las exportaciones. Los ingresos de los hidrocarburos ascendieron a 980.000 millones de dólares en el periodo 2000-2017. Pero las importaciones e inversiones fueron de 800.000 millones de dólares, por lo que es preciso contener la sangría y aplicar más rigor y reformas financieras. 

El tiempo apremia para una población con un futuro incierto que ha alcanzado los 42 millones de personas (un 65% tiene menos de 25 años) y aspira hoy al progreso económico. Argelia cuenta con todos los recursos humanos y materiales para hacer su revolución económica y situarse entre las economías emergentes, pero debe responder a los anhelos de su gente. Europa y España pueden ayudar a pavimentar este camino. 

Expansión, Ed.Catalunya, Pag.2, Martes, 9 abril 2019

martes, 2 de abril de 2019

Argelia no es una excepción

Tras 57 años desde la independencia y 40 de bonanza petrolera, llegan a Argelia las reivindicaciones de libertad, progreso y justicia social. Hay un profundo deseo de cambio, euforia y dudas ante la propuesta del Ejercito del cese del presidente por incapacidad, de abrir un periodo de transición y organizar elecciones.

Dos periodos han marcado la historia reciente de Argelia. En 2011, para evitar una "primavera argelina", el gobierno pagó un alto precio en subsidios, aumentos salariales, puestos de trabajo públicos y la construcción de cientos de miles de viviendas sociales para jóvenes.  En el 2014, la caída del precio del petróleo redujo los ingresos a la mitad. Pero se compró tiempo para evitar lo inevitable.

El sistema ha logrado mantener la economía con las ganancias de los hidrocarburos, pero Argelia ha gastado en los últimos años 750.000 millones de dólares para calmar las iras sociales y no ha logrado sacar al país adelante. Petróleo y gas representan el 98% de las exportaciones, el 45% del PIB y el 65% de los ingresos. Argelia es el tercer proveedor de gas de Europa, el primero de España y el octavo mayor productor del mundo.

La evolución del mercado mundial de la energía y la tensión geopolítica obliga a Argelia a adaptar estrategias claras sin parches. La situación es preocupante. Aunque Argelia dispone de recursos, sufre por el excesivo peso del Estado, las subvenciones - que representan el 25% del PIB., y la excesiva dependencia de los hidrocarburos. Los jóvenes saben que se requiere un cambio estructural para aprovechar las oportunidades, la gran población, la ubicación geográfica y los reservas naturales que pueden resucitar la economía e incrementar el empleo.

El régimen puede desactivar las protestas acordando un candidato alternativo al Presidente Bouteflika. Pero, con el modelo actual, los problemas se mantendrán, porque la dependencia del sector petrolero no revierte las ganancias en una economía diversificada.

El mundo está cambiando.Las fronteras políticas y económicas están condicionadas por batallas geoestratégicas. Los futuros avances en el desarrollo dependen del buen gobierno y la mejora del conocimiento. Argelia tiene ambición pero requiere una estrategia para construir economías productivas e instituciones sólidas. El progreso económico depende de mejorar el clima social y desarrollar el sector privado. La clave es conciliar eficiencia económica y cohesión social.

Las medias concesiones no son el camino. La oleada de frustración no disminuirá sin modificaciones de fondo político y una respuesta eficaz a los problemas económicos. La población ha descubierto su fuerza, sabe que tendrá que mantener la presión si quiere alcanzar sus objetivos.

El cambio es lento pero ha empezado. No debe terminar en unas elecciones. La clave no es solo lograr el cambio democrático, sino garantizar su continuidad. Argelia necesita contar con todos los activos y actores para superar lo que probablemente será un período difícil.

El Periódico de Catalunya, Internacional, "Tensión en el Magreb" Pag.15, Martes, 2 de Abril de 2019

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