jueves, 30 de abril de 2015

Crucero mediterráneo

El crucero es el sector turístico que más ha crecido en las últimas décadas. Ha cambiado de orientación, evolucionando desde un concepto de mero transporte marítimo hacia un enfoque turístico. También se ha adecuado a las necesidades de la demanda, generando empleo directo e indirecto. En este segmento intervienen las embarcaciones, los puertos, las agencias de viajes,y los proveedores, y también el mar Mediterráneo que no es ajeno al negocio. Se trata de un producto completo: ofrece una amplia variedad de destinos, una buena relación calidad-precio,y es para todas las edades

El Mediterráneo es el segundo destino de cruceros a nivel mundial, aunque tiene muchas posibilidades de crecer y quitarle el liderazgo al Caribe, tanto por sus excelentes condiciones climatológicas y la diversidad de culturas,como por su larga temporada y por su abanico de itinerarios. El mar Mediterráneo cuenta con  45.000 kilómetros de costas, 150 de sus 450 puertos y 70 operadores están implicados en esta industria, que en los últimos 10 años ha generado más de 320.000 puestos de trabajo, alcanzando 25,8 millones de pasajeros y más de  50.000 millones de euros de beneficio. Barcelona es la ciudad que lidera el ranking de pasajeros, con 2,36 millones, y le siguen Civitavecchia,Venecia, Baleares, y Marsella.

La expansión está abriendo el apetito de las ciudades portuarias. La batalla de los cruceros se gana en tierra, y los grandes puertos Mediterráneos continúan desarrollando nuevas grandes terminales para atraer a millones de pasajeros y ofrecer productos diferenciados. La visión de una flotilla de buques de crucero que se alinean en el puerto es una ganancia financiera real para la economia local. Pero la industria tiene muchos retos, como la elevada concentración: el 80% están controlados por cuatro grandes grupos y centrados en pocos puertos. Ampliar la oferta hacia segundas ciudades ayudaría a vertebrar el territorio. Otros retos son los elevados costes de los buques, la cualificación de la tripulación, la seguridad, el impacto medioambiental, la inestabilidad, y el petróleo. El crecimiento espectacular obliga a repensar el sector. Mientras que cada destino tiene sus prioridades, se debe trabajar conjuntamente para promover los cruceros en la región mediterrnánea.

Hay que apostar por crear una marca común que impulse la complementariedad de las ofertas, como lo hace Caribbean Tourism, en el que participan 33 países .Esto reforzara los atributos de la oferta Mediterránea en otros mercados. Una nueva alianza es clave para afianzar el liderazgo y alcanzar la primera posición.

Expansión, Ed.Catalunya Pag. 2. Jueves 30 abril 2015

viernes, 24 de abril de 2015

Hasta el mar les ha defraudado

Economia Digital, Miércoles, 22/04/2015

http://www.economiadigital.es/es/notices/2015/04/-hasta-el-mar-les-ha-defraudado-70043.php


"Un país o patria no es donde se nace, sino donde se pueda vivir con dignidad y humanidad, donde se pueden lograr metas", así lo expresó un emigrante que logró llegar a Italia, después del hundimiento de la embarcación.

Sólo se salvaron la mitad de sus ocupantes. Tuvo mejor suerte que las 700 personas desaparecidas este fin de semana. Otra tragedia. Más naufragios en el Mediterráneo. No les basta con la desesperación, el hambre y las guerras que hasta el mar les ha defraudado.

El Mediterráneo no puede seguir siendo un mar demasiado estrecho para vivir y demasiado ancho para morir. Europa no debe seguir considerando el Mediterráneo como una historia pasada o como la zona de amortiguamiento de emigrantes y turbulencias en África y en Oriente Medio.

África es un continente rico. Representa el 30% de los recursos naturales y el 60% de la tierra cultivable del mundo. Pero poco de esto ha beneficiado a la población de un continente en el que unos 400 millones de personas todavía viven por debajo del umbral de la pobreza y donde 200 millones habitan en estados frágiles.

Cerca de 12 millones de jóvenes africanos ingresan en el mundo laboral cada año y sólo una quinta parte consigue un empleo. Esto debería aumentar la preocupación por los nuevos disturbios con  jóvenes descontentos que son cada vez más vulnerables al reclutamiento por parte de grupos extremistas.

La corrupción persistente en el sur del Mediterráneo. Ha costado en los últimos 30 años, 300.000 millones de dólares (280.000 millones de euros). Entre 1980 y 2012, África perdió entre 1.200 y 1.500 billones de dólares por la fuga ilícita de capital, la corrupción o la evasión fiscal. Hoy el mundo, sobre todo Europa y EEUU, pagan el precio del terrible fracaso por no evitar las guerras en Libia y Siria que han alimentado el odio, el fracaso económico, la injusticia y la tiranía.

Como se ha demostrado, es peligroso distraernos del Mediterráneo. Europa tiene que implicarse. Su futuro está estrechamente relacionado con la capacidad de desarrollo de esta región por la fuerte interdependencia y los múltiples canales de transmisión. No implicarse tiene un coste muy alto. Hay que superar los muros de incomprensión, herencias y conflictos que están hipotecando el futuro. Y quien piense que Europa puede mantenerse ajena a esta historia se equivoca.

Para avanzar, en el sur del Mediterráneo y en África, Europa debe apostar por la estabilidad y el crecimiento económico a largo plazo, pero esto depende de un sistema democrático, una buena gobernanza y la participación de todos los actores de la sociedad civil.

Será necesario apostar por un nuevo marco de cooperación en un espacio común de carácter innovador que implicaría un conocimiento más profundo de los problemas de la región, orientado a constituir un eje básico de la evolución entre Europa y el Mediterráneo, en el proceso de creación de un Mediterráneo global y competitivo.

Hace falta una nueva política de vecindad europea hacia el sur del Mediterráneo, después del estallido de las revoluciones y los levantamientos en esta región. El Mediterráneo se ha convertido en un «cementerio» para miles  de seres humanos que huyen de la pobreza, las guerras y las humillaciones en busca de una vida digna. Esto representa para todos los países de la unión Europea importantes desafíos en las áreas de seguridad y la acogida de los inmigrantes e incluso las políticas internas.

El tsunami económico, las guerras y los conflictos que recorren el mundo dejaron millones de personas sin futuro y sin empleo. Desataron disturbios y conflictos en muchos lugares del mundo. Y una de las salida que muchas personas eligen o algunos gobiernos promueven para aligerar la presión social es emigrar. En 2014, el 4% de la población mundial vive y trabaja fuera de sus países de origen.

El fenómeno migratorio se ha convertido en uno de los grandes protagonistas del debate público en muchos países destinos, como Italia o España. Sobre todo se va agravado por la larga crisis económica, los últimos acontecimientos en Melilla, Malta y en Lampedusa. Es un reflejo del impacto o la desesperación que supone el hambre, el paro, la violencia o los conflictos bélicos para muchas personas o países emisores. Hoy la migración no es sólo una oportunidad para mejorar las condiciones de vida en algunos territorios, muchas veces lejanos, sino una necesidad.

La dictadura de la pobreza es la mayor amenaza. Los jóvenes sin futuro y sin empleo son uno de los motores de la emigración. Esta movilidad humana es en gran parte consecuencia de los desequilibrios territoriales que las políticas económicas y los regímenes dictatoriales y corruptos han dejado en numerosos países.

La carencia de políticas eficaces y actuales que aborden de manera eficaz el tema de la movilidad humana ha planteado un desafío a la comunidad internacional, que nos recuerda en primer lugar que el carácter universal de los derechos humanos y las libertades fundamentales no debería admitir dudas.

La magnitud del desafío que enfrenta la región en medio de la agitación política y social deja a las medidas de asistencia financiera existentes no aptas para el propósito. Un nuevo Plan Marshall es la única solución realista para resolver los problemas económicos.

El Mediterráneo no tiene dos orillas, sino una sola que circunscribe. No es una brecha entre dos mundos, sino una zona común de nuestra vida.

miércoles, 22 de abril de 2015

Yemen, la tormenta y la geopolítica

La nueva situación de guerra civil puede llevar a una peligrosa contienda entre Irán y Arabia Saudi

Mientras Irán, EEUU y la UE cerraban el principio de acuerdo marco nuclear que parece un win-win si se cumple (o si el diablo no se encuentra en la letra pequeña cuando se negocie en junio el documento definitivo), Arabia Saudí, al mando de una coalición de 10 países de la región, empezó la operación Tormenta decisiva bombardeando posiciones de los rebeldes hutis y sus aliados en Yemen después de que se hicieran con el control de gran parte del país con un avance espectacular. La lucha entre Teherán y Riad se complica. Los hutis controlan las orillas del mar Rojo, y ahora está en juego el control del estratégico estrecho de Bab Al-Mandeb, el paso hacia el canal de Suez, vía clave a través de la cual pasa la mayor parte del petróleo del mundo.

La vida nunca ha sido fácil en Yemen. El país vive sumido en un profundo conflicto político y militar, agravado después de que los hutis, que ya controlaban el norte del país, tomaran la capital Saná con el pretexto de reclamar una mayor participación en el poder, intentaron forzar la dimisión del presidente Hadi, y disolvieran el Parlamento. Hadi, presidente reconocido, logró huir del arresto domiciliario hacia Adén y después a Riad. El expresidente Ali Abdullah Saleh, en el poder de 1978 al 2012 y derrocado por el levantamiento popular del 2011, estableció una alianza con sus antiguos enemigos los hutis con el apoyo de Irán y maniobró dentro del Ejército para jugar sus cartas con la intención de recuperar el poder.

Dividida entre un norte controlado por los hutis y un sur dominado por los aliados del presidente, Yemen es el escenario de una lucha regional que amenaza con empujar a este país empobrecido aún más hacia el abismo, mientras se ensancha la división sectaria. El país más pobre del mundo árabe se desangra en un vacío político sin ningún tipo de liderazgo formal: no hay Gobierno, la seguridad se deteriora y la economía está al borde del colapso. Mientras, la franquicia local de Al Qaeda es cada vez más activa: a mediados de enero se atribuyó la responsabilidad del ataque a Charlie-Hebdo en París.

La historia de Yemen es la de una tierra con muchos contradicciones --con una fuerte estructura tribal y mucha proliferación de armas-- que se enfrenta desde hace más de 30 años a múltiples problemas y guerras que han mermado el Estado y su capacidad para ejercer su autoridad, lo que ha impedido atender las necesidades básicas de la población. A ello hay que sumarle el sentimiento secesionista en el sur y la guerra de las tribus chiís hutis desde el norte. Con Daesh (Estado Islámico) y Al Qaeda pescando en aguas revueltas, se dibuja un panorama complicado y un volcán en erupción en una zona estratégica para el mundo y su economía, ya que por ahí transcurre la ruta internacional clave para el comercio y el petróleo.

A YEMEN le sobran bombas y le falta paz. El creciente número de víctimas civiles aumenta los temores por una situación humanitaria deteriorada. Las facciones yemenís han perdido la capacidad de evitar el caos. Millones de jóvenes viven sin horizonte, y están por abordar cuestiones económicas, las reformas democráticas y los derechos humanos de las minorías. Además, el país está al borde de una crisis alimentaria: 10 de sus 23 millones de habitantes no encuentran suficiente comida. Los índices de desnutrición infantil aguda alcanzaron niveles alarmantes (uno de cada tres niños) lo que, sumado al descontento social y a la sensación de frustración y agravio conduce a la radicalización. Esta maraña de problemas amenazan con desintegrar el país y hundirlo.

Más allá de la lucha por el poder y la geopolítica, la nueva situación puede ser detonante de una contienda peligrosa entre Irán y Arabia Saudí, entre sunís y chiís, que supere los otros incendios que hoy arrasan Siria e Irak. Además, está por ver cómo afectará el acuerdo de EEUU con Irán sobre su programa nuclear, si Obama se verá obligado a luchar junto a sus aliados árabes tradicionales.

Irán y Arabia Saudí necesitan una política pragmática para restablecer las relaciones de vecindad y gestionar sus enormes recursos para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Del resultado en esta nueva guerra podría depender el futuro de toda la región y las nuevas relaciones de poder que se configurará entre sus componentes y las grandes potencias. La escena contiene un alto nivel de riesgo. Se debe actuar con máxima prioridad. Lo principal es tratar de raíz el mal no solo en Yemen, sino también en Irak y Siria. Las soluciones violentas y militares han demostrado no ser una opción, En esta zona las armas nunca han resuelto nada y solo han dejado muertes, odio, destrucción y han logrado que la paz y la libertad sean un proceso casi imposible de alcanzar.

El Periódico de Catalunya, Opinión,Pag 8, Lunes  20 de Abril de 2015

lunes, 13 de abril de 2015

Irán: la economía y el programa nuclear

Economia Digital, Jueves, 09/04/2015

http://www.economiadigital.es/es/notices/2015/04/iran-la-economia-y-el-programa-nuclear-69241.php


El acuerdo nuclear con Irán --aunque todavía está pendiente de negociar la letra pequeña para su aplicación y firma el próximo junio-- está marcando el comienzo de un cambio histórico en los patrones de poder, los conflictos y la diplomacia en la región.

Al igual que todos los cambios, está cargado de incertidumbre ante el riesgo de nuevos conflictos, pero también lleva consigo potenciales oportunidades para una mayor diplomacia y para encontrar un terreno común.

Aunque este acuerdo todavía podría fracasar, Irán y los 5 +1 están ahora en la mesa de negociación y no en el campo de batalla, después de 36 años de falta de comunicación y amenazas de guerra.

No se puede afirmar que el programa nuclear que Irán ha vendido tenga un bajo precio. Es famosa la experiencia del Bazar Persa. La cantidad de dinero que podría recibir Teherán sería de 150.000 millones de dólares --139.000 millones de euros--. Es el valor de los depósitos congelados y propiedades en occidente, que es diez veces el costo del programa que lleva en venta más de diez años, a la espera del momento adecuado para llegar a un acuerdo.

Si se llega a un acuerdo definitivo y se levantan las sanciones, las perspectivas de crecimiento económico a largo plazo de Irán, un mercado de 79 millones de personas con un PIB nominal de 400.000 millones de dólares --371.000 millones de euros--, mejorarían.

Se abriría a las empresas internacionales. Muchas ya están anticipando los enormes beneficios por el desarrollo de la infraestructura, las instalaciones de petróleo y gas y la importación o la fabricación de bienes de consumo, sobretodo coches.

Las empresas extranjeras pueden invertir en la actualidad en las zonas francas o formar una empresa conjunta con un socio local. Pero en esta nueva etapa encontrar los socios adecuados será un gran desafío. La estructura y relaciones de negocios son opacas y quienes no están familiarizados con el país podrían tener problemas.

Así, de momento, la mejor estrategia para las empresas es prudencia, contenerse, investigar el mercado y encontrar los socios adecuados. Después, también es importante entrar en el mercado en el momento oportuno.

El acuerdo no significa cambios inminentes. Se necesitará tiempo y años para recuperarse de los daños que causaron las sanciones. Los inversores están en la línea de salida esperando para invertir. Sobre todo, las empresas energéticas empiezan a negociar inversiones y nuevos contratos petroleros para la extracción del crudo o gas.

El crecimiento este año será entre el 1 y el 2%. Pero los riesgos son altos para una economía en un entorno de bajo crecimiento y alta inflación. Las autoridades deben emprender reformas de amplio alcance para lograr la estabilidad, sentar las bases de un crecimiento mayor, bajar el desempleo, combatir la inflación, endurecer la política monetaria y la consolidación fiscal, sobre todo si el entorno externo sigue mejorando.

El presidente Rouhani ha asumido un país en una grave crisis interna y una complicada situación externa. La tensión con Occidente es clara. El enredo en Siria es muy costoso. Hay un profundo resentimiento por las malas condiciones económicas, resultado de las sanciones y el Estado no puede beneficiarse de sus recursos naturales por su política exterior. El desempleo, del 20%, crece y el coste de vida ha pasado a ser intolerable.

Las sanciones ha tenido un efecto devastador. El PIB se contrajo el 1,3% en 2013. El Rial ha perdido más de dos tercios de su valor, los precios de los alimentos han aumentado hasta un 70%.

Al mismo tiempo, las exportaciones de petróleo por las sanciones han caído al mínimo en 30 años y los ingresos cayeron un 27% en 2013, a pesar de los altos precios del petróleo.

Las pérdidas son de 172.000 millones dólares --160.000 millones de euros--. Los temores de una creciente indignación popular y no de las amenazas han obligado a Teherán a llegar a un acuerdo con Occidente y detener parte de su programa nuclear.

Rouhani está en condiciones de forjar la unidad entre los distintos centros de poder y en sacar adelante reformas vitales. La recuperación de la situación económica estará supeditada a un posible alivio del levantamiento de las sanciones.

Hay que esperar para ver cómo se van a gestionar las esperanzas de los iraníes, los temores de sus vecinos y el impacto de las sanciones de Occidente y cómo serán las nuevas líneas de demarcación entre los reformistas y los intransigentes. Irán también necesita una política pragmática para restablecer las relaciones con sus vecinos y gestionar sus enormes recursos naturales para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

El acuerdo puede ser un mal negocio para algunos, pero no necesariamente para toda la región. Porque apostar por la paz, en lugar de la destrucción, siempre será más rentable.

jueves, 9 de abril de 2015

Ciudad Mediterránea

Las ciudades ocupan un 2% de la superficie del planeta pero albergan el 50% de su población, A finales de 2015, la población urbana mundial se habrá incrementado un 2%, o 70 millones, equivalente a Francia. La próxima década, habrá  500 ciudades con más de un millón de habitantes, algunas con más de 20 millones. Este crecimiento es importante en el Mediterráneo sobre todo en el norte de África y Oriente Medio, la necesidad de un nuevo modelo sostenible de desarrollo urbano es apremiante.

Las ciudades son el motor económico, generan empleo y riqueza, pero se enfrentan a múltiples retos y se convierten en espejo amplificador de los países. Su contribución fluctúa entre 50-80% del PIB, como en El Cairo, Estambul, Beirut, Casablanca o Barcelona.

Apostar por la ciudad inteligente es el camino. Al invertir en el capital creativo y social y la incorporación de la tecnología , la ciudad inteligente fomenta la competitividad gestiona eficazmente sus recursos y la infraestructura física, e involucra a los ciudadanos en la gobernabilidad. De este modo promueve el desarrollo económico y urbano sostenible y garantiza una mejor calidad de vida. Pero una ciudad inteligente no es una talla única para todos. En el Mediterráneo, la orilla sur no tiene los mismos retos que las ciudades del norte. Muchas de las necesidades se centra en proporcionar y mantener carreteras, electricidad, agua y transportes.

El modelo de ciudad mediterránea, compacta, compleja, eficiente y estable socialmente es el que consigue preservar y adaptarse a los tiempos actuales, La asociación entre organismos públicos y privados adquiere más importancia como modelo, con experiencias exitosas como Barcelona. La habitabilidad, y no solo la rentabilidad, debe ser la apuesta. Las ciudades tienen que ser buenos lugares para vivir y atraer a empresas y talento. En consecuencia, posicionarse y construir una reputación es fundamental. Una ciudad será atractiva mientras sea diferente.

La calidad urbana, la economía, la satisfacción de los residentes, y la cohesión garantizarán el éxito y competitividad de una ciudad.

La ciudad es un hecho permanente de la historia mediterránea. En ella se desarrollaron el comercio, y las rutas marítimas. Las ciudades del futuro serán innovadoras y emprendedoras que se adapten al mundo conectado que ofrece nuevos empleos y nuevas salidas económicas. Después de años de ensayo y error, el modelo económico de la ciudad inteligente comienza a madurar.

Expansión, Edición Catalunya, Pag. 2, Jueves 9 abril 2015

miércoles, 1 de abril de 2015

Euro débil, energía barata y exportación


Economía Digital, 31/03/2015

http://www.economiadigital.es/es/notices/2015/03/euro-debil.-energia-barata.-exportacion-68802.php



Entre mayo de 2014 y marzo de 2015, el valor de un euro ha bajado de 1,387 a 1,067 dólares. El descenso fue gradual a lo largo del segundo semestre de 2014 y la caída comenzó a acelerarse en el inicio de este año.

Esto significa que los costes de la contratación de personal y la compra de materiales y equipos de mercado son más baratos para las empresas de la zona euro, y su margen se traducirá en un mayor beneficio.

La debilidad del euro las hace más competitivas. Las empresas europeas ya están mostrando señales de que la caída en el valor del euro les está dando una ventaja en los mercados vinculados al dólar.

Para las empresas europeas, la expansión internacional es la prioridad, debido al crecimiento económico mediocre en la zona euro. Ya se han hecho algunos avances significativos. Las principales empresas constructoras europeas han tenido éxito tras conseguir grandes proyectos en regiones como el Golfo o Asia.

Además, la depreciación de la divisa europea, coincide en el tiempo con la caída del precio del petróleo que desde junio ha pasado de los 110 a los 60 dólares, aunque no todo es alegría.

El descenso del valor del euro frente al dólar se comerá una parte del ahorro logrado por países como España por el desplome del precio del crudo. España importó petróleo y gas por valor de 55.388 millones de euros en 2014. Y se calcula que se podrían perder 15.000 millones del ahorro por la apreciación del dólar (en base al barril de Brent a 50 dólares).

En 2014, las ventas al exterior aumentaron el 2,5%, alcanzando por primera vez los 240.000 millones de euros y acaparan un tercio del PIB español. Cataluña sigue siendo la primera potencia exportadora con 60.216 millones de euros.

Cabe destacar que las exportaciones a destinos no comunitarios se incrementaron el 6,9%. La UE continúa como primer destino, con el 69,8%. Oriente Medio y África suben al segundo lugar como destinos, con el 13,2%. Asia representa el 9,5%, América Latina, el 5,8% y EEUU, el 5%. La diversificación nos permite explicar los favorables resultados de este avance.

Pero también aumentaron las importaciones, alcanzado los 264.506,7 millones de euros, con un incremento del 5,7% respecto al año 2013. El déficit comercial es de 24.471,9 millones de euros, el segundo más bajo desde 1998, pero las importaciones siguen a la alza y sería un error ignorarlo.

El desequilibrio en la balanza comercial revela la debilidad real de las empresas frente a la competencia internacional. Aunque las cifras indican que la situación está mejorando, los problemas de competitividad no son sólo por la fortaleza del euro. Ya que, por ejemplo, los alemanes han aumentado su superávit comercial.

El dato más positivo indica que las empresas empiezan a diversificar los destinos de sus exportaciones buscando nuevos mercados. Esto podría ayudar a medio y a largo plazo en el proceso de internacionalización y aleja la dependencia histórica de Europa.

Todo apunta a que los destinos que emergen con más posibilidades están en gran parte de Asia, Oriente Medio, especialmente la región del Golfo, el norte de África, potenciales mercados en Latinoamérica y en el África subsahariana.

La globalización aumenta y las oportunidades no son fáciles de encontrar sin impulsar estrategias a medio o largo plazo. Las empresas que se adapten rápidamente a esta economía global sin fronteras ganaran la apuesta.

Miles de empresas todavía no han empezado la aventura internacional o hacen operaciones puntuales, sobre todo las pymes. Pero, ¿están preparadas las empresas para este reto?