jueves, 16 de enero de 2020

Irak pone la sangre

Los iraquíes ponen la sangre

Una vez más, un país es víctima y escenario de los conflictos de los otros dentro de su territorio. Esta vez es Irak, que ve cómo Irán y EEUU intentan atacarse, matar generales, lanzar misiles y expulsarse mutuamente del territorio iraquí. Poco importa lo que quieran los propios ciudadanos iraquíes.

La debilidad de Irak es evidente, la mayoría de su población ya no confía en ningún gobierno, que seguirá sin responsabilizarse de las ruinas, y continuará saqueando el país, según intereses privados y por encima del interés nacional del pueblo. La clase dominante debería ser consciente de que, tarde o temprano, el ejercicio poco ético del poder tendrá consecuencias.

El principal perjudicado en este enésimo conflicto entre EEUU y Irán es el movimiento de protesta de los jóvenes iraquíes. A pesar de las amenazas y la intimidación - incluido el asesinato de centenares de jóvenes para reprimir las manifestaciones-, y de la situación conflictiva del país, la gente sigue en las calles. Son las llamadas "Protestas de octubre", iniciadas tres meses atras, tras años de quejas contra la corrupción y la influencia extranjera.

Desde entonces, las protestas se han extendido por todo el país. Los iraquís piden electricidad, agua, luchar contra la corrupción, el desempleo y la pobreza. Estos jóvenes, se están enfrentando a las balas con el pecho desnudo, porque sienten su horizonte obstruido y desconfían de las promesas de los sucesivos gobiernos. Sienten que sólo se les promete miseria y marginación, en un país que duerme sobre una enorme riqueza.

Porque Irak es un país rico, con enormes reservas de hidrocarburos, pero la economía sufre las consecuencias de las guerras, la corrupción, los 8 millones de iraquíes exiliados y los centenares de miles de muertos.

Un problema de los iraquíes es la balcanización de su sistema político, y las relaciones de seguidismo que algunas formaciones políticas importantes tienen con el exterior, sobre todo con Irán. Hay un mosaico de partidos y tendencias, donde se mezclan las diferencias étnicas, las nacionalistas o sectarias. Cada uno de estos poderes intenta conseguir más cuotas de poder.

La idea del Estado no está profundamente arraigada. Ni en la sociedad ni en las fuerzas políticas. Las elecciones no son suficientes cuando la idea de instituciones está ausente. Solo hay una carrera febril por el monopolio y las ganancias personales.

En Irak se debe garantizar una forma inclusiva y responsable de gobernanza. El tejido social debilitado es un obstáculo para recuperarse de la guerra con los extremistas. Se necesita una identidad nacional y una visión liderada por políticos que no se imponga desde el exterior. Existe una creciente sensación de identidad iraquí, que puede respaldarse con el apoyo regional e internacional. Los intereses de los iraquíes residen en un país estable, democrático y próspero. No en guerras, terror y caos. Los países vecinos y las grandes potencias deberían promover esto.

Males endémicos

Iraq tiene capacidad para asumir la seguridad y la protección de su población, impulsar la reconciliación y la coexistencia pacífica, hacer una reforma constitucional, y eliminar sus males endémicos: la corrupción y la represión por motivos étnicos, sectarios o religiosos.

Pero, necesita menos intromisiones, menos conflictos y menos intereses extranjeros. Irak puede ser un instrumento para impulsar la paz y la estabilidad regional, y que el cambio que el pueblo iraquí reclama no tarde en llegar. 

El Periódico de Catalunya, Pag.14, Internacional, Miércoles, 15 enero 2020

miércoles, 15 de enero de 2020

Crisis EEUU - Irán: impacto económico

Oriente Medio, de nuevo, se convierte en un polvorín tras el asesinato del general iraní Qasem Soleimani en Bagdad. La acción del dron de EEUU ha desencadenado nuevos niveles de tensión, y tanto Washington como Teherán han amenazado con más violencia, añadiendo más incertidumbre política en una región ya inestable.

La escalada de las tensiones entre EEUU e Irán, aumentará los precios del petróleo, beneficiando a los países exportadores, pero conlleva múltiples consecuencias económicas negativas para los consumidores y las empresas. Caen las bolsas, hay desconfianza empresarial y los problemas para garantizar la seguridad de los negocios y las personas afectarán a las previsiones de crecimiento de la economía.

Una fuerte interrupción en el suministro del petróleo en la región impactará en Asia, y podría afectar a la economía de EEUU y, en muchos aspectos, a las relaciones internacionales. Incluso podría llevar al mundo a una recesión o algo peor.

Se esperaba en 2020, un crecimiento económico en Oriente Medio y Norte de África, impulsado por la economía no petrolera. Pero ahora, se ha creado un obstáculo para la actividad del sector privado.

La retórica política agresiva ha aumentado, con un presidente estadounidense impredecible y un Teherán frustrado y enojado, y ambas partes tienen las espadas en alto, pero ninguno de los dos puede permitirse una guerra. Para EEUU es un año de elecciones presidenciales,  y Trump obtiene capital político interno. Pero el país sufriría si es arrastrado a una nueva guerra en la región, aunque la política americana es confusa y no está claro si el asesinato encaja en alguna estrategia más amplia.

En el otro bando, Irán está sufriendo duras sanciones económicas y sus líderes se enfrentan a una reacción interna. Saben que una guerra con EEUU destruiría la ya débil economía y las infraestructuras. Por ello se supone, que las represalias iraníes serán ataques contra activos militares o interés estadounidenses en Irak o en la región. Mientras el mundo espera a ver qué pasa, y aunque es posible que la guerra no suceda, los inversores seguirán asustados y la economía sufrirá las consecuencias.
 
Existe el temor que un error de cálculo pueda provocar un conflicto irreversible. No hay que olvidar que un conflicto de duración indefinida dañaría seriamente la economía mundial y ninguna zona estarìa a salvo de sus consecuencias. Esperamos que los hidrocarburos no sean, otra vez, más importantes que la sangre de la gente de la región.

Expansión, Edición Catalunya Pag.2 Lunes, 14 enero 2020