jueves, 20 de junio de 2019

Seguridad jurídica y riesgos en África

África presenta una de las mayores oportunidades de crecimiento en el mundo en los próximos años, por razones obvias: dividendo demográfico, vitalidad y creatividad de los jóvenes, urbanización, capacidad de innovación,... Hay un potencial considerable en sectores como transporte, desarrollo urbano, energía, agua o residuos, valorado en más de 35.000 millones de dólares anuales. Son activos importantes para los inversores. En 2050 se estima para África un crecimiento equivalente al PIB de China.

La internacionalización de una empresa en África, es posible. Hay muchas historias de éxitos y heridas que pueden servir de ejemplo. Sin embargo, las empresas siguen considerando el "riesgo africano" de forma distorsionada. En vez de elegir las mejores prioridades de crecimiento, y valorarlo como una expansión geográfica, se amplifican las diferencias culturales, sólo se citan los fallos y se magnifican los problemas. Y sin embargo, se demuestra, que los rendimientos de la inversión en África son altos, aunque requieren más tiempo.

Uno de los retos es atraer más inversiones y financiar su desarrollo, aunque hay una necesidad imperiosa de seguridad jurídica. Los gobiernos del continente se esfuerzan por mejorar su clima empresarial y promover sus atractivos. Pero la cuestión de la certeza jurídica de las inversiones, tanto internacionales como locales, es un reto a pesar de los esfuerzos para crear proyectos y establecer socios. En un contexto marcado por una gran diversidad de sistemas legales, características especiales y limitaciones locales es importante que el continente asegure marco jurídico más atractivo un entorno legal seguro para atraer mejores flujos e inversiones. El riesgo es inherente a los negocios, pero esto no debe obstaculizar la inversión. Las empresas deben integrar este hecho para saber anticiparse y gestionarlo en caso de dificultades.

En África, existen unas características específicas en el mercado local que hay que entender, hay que mejorar la seguridad jurídica y hay riesgos, pero también hay un futuro. Ahora, hay que centrarse en impulsar nuevos procedimientos relacionados con la ética en los negocios y una mayor transparencia. Crear valor agregado local es el corazón del problema que enfrentan las empresas allí. No se trata de hacer de ONG, una empresa que no obtiene ganancias no puede invertir ¡ni compartir! Pero la creación de riqueza siempre es el fruto de una construcción, y alcanza a todos.

Expansión, Edición Catalunya, Opinión, Pag.2. Miércoles, 12 junio 2019

jueves, 6 de junio de 2019

El Golfo no necesita otra guerra

Aunque el mundo todavía sufre las consecuencias de la Guerra del Golfo en Irak, Donald Trump, que se ha retirado del acuerdo sobre el programa nuclear iraní, endurece la posición de EEUU. Se espera que una segunda ola de duras sanciones contra Irán empeoren aún más la situación. La crisis actual en el Golfo no es un acto pasajero, ni un problema solo entre Washington y Teherán, o Israel e Irán. Refleja la profunda crisis entre Irán y Arabia Saudi. Y la cambiante e ineficaz posición política europea en las negociaciones con Irán. Lo local y lo regional se superponen con lo internacional.

La lucha regional entre Teherán y Riad se complica. Está en juego el control del estratégico estrecho de Bab Al-Mandeb, el paso hacia el Canal de Suez, por donde pasa la mayor parte del petróleo del mundo. Y en esta batalla, Yemen, un Estado ya empobrecido, es empujado hacia un colapso de su economía, se ensancha la división sectaria, aumenta la inseguridad y el vacío político, mientras su gente muere.

Irán vive una grave crisis interna y una complicada situación externa. La tensión con Occidente es clara. El desempleo y el coste de vida crecen. La economía se ha visto perjudicada por las políticas exteriores, los persistentes problemas estructurales, y el acceso a la financiación internacional y la corrupción. Además, con el acuerdo nuclear constantemente bajo amenaza de revocación, los bancos y empresas internacionales no se establecen en Irán. Todos estos problemas han persistido desde que el modelo implantado por la república islámica llegó al poder.

Al salir del acuerdo nuclear y vincular a Teherán con grupos terroristas, EEUU desencadena inestabilidad y cuestiona la intervención iraní en Siria, Yemen y Irak. Por su propio interés, Irán no puede abandonar el acuerdo nuclear, independientemente de lo que ofrezca la UE o de las sanciones que impone EEUU.

Para reducir la presión actual, hay que impulsar un diálogo regional. Restablecer la confianza y el respeto mutuos podría resolver los problemas regionales. Con la riqueza que existe en esta región, con su historia, la gente merece una vida mejor y pacífica.

La región no puede vivir al borde de la guerra de manera permanente, invadiendo fronteras con misiles, milicias o aviones voladores, y usando a sus ciudadanos como rehenes. Es preciso abrir canales, regresar a la mesa de negociaciones y dejar de cambiar mapas y agotar la riqueza.

El enfrentamiento entre EEUU, Israel y Arabia Saudi con Irán parece el preludio de una guerra, que será costosa para toda la región. Es necesario encontrar una solución pragmática, restablecer las relaciones de vecindad y gestionar los enormes recursos de la región para mejorar la vida de sus ciudadanos.

No parece que a Trump o al régimen iraní les convenga una guerra. Pero la situación se podría deslizar hacia otro conflicto sangriento por casualidad, o quizás fabricado, si los partidarios de la línea dura en EEUU, Irán, Israel y Arabia Saudi ganan la partida.

El Periódico de Catalunya,  Opinión, Pag.7  Martes, 4 de Junio 2019