lunes, 15 de enero de 2018

Túnez no está fuera de peligro

Otra revuelta social ha empezado en Túnez, la enésima desde la revolución del 14 de enero de 2011.Coincide con su séptimo aniversario y es una nueva prueba para el gobierno y especialmente para el Presidente Caid Essebsi. 

Túnez no ha conseguido cambiar la tendencia en los principales indicadores económicos deteriorados ni cumplir con las expectativas de la gente que se levantó cuando Mohamed Bouazizi se auto-inmoló por su dignidad.

La búsqueda del consenso y la negociación han permitido al país abrir los caminos para una transición hacia una democracia parlamentaria sin caer en el caos o la violencia. Pero las transiciones políticas son difíciles y requieren su tiempo. Este proceso necesita impulsar un plan de rescate económico para satisfacer las aspiraciones de los tunecinos, sobretodo los jóvenes desilusionados, reintegrarlos en la vida económica y política y mejorar la transparencia en la administración del Estado. 

El éxito económico es vital para el progreso político y su futuro. La economía de Túnez ha experimentado una fuerte desaceleración entrando en varios periodos de recesión debido a factores como las caídas de las inversiones y de las exportaciones, especialmente a la Unión Europea su principal socio comercial. También han caído la producción de sus sectores no manufactureros y los ingresos por turismo debido a los ataques terroristas, esto aumentó el paro y afectó a la recuperación. El turismo es la principal industria y aporta el 10% del PIB y 15% de empleos, de manera que el golpe a este sector daña la estabilidad política y económica. 

El alto desempleo Juvenil que provocó la revuelta y los casos de autoinmolación son una señal que muestra la profunda preocupación de la gente y los retos externos que llegan de sus fronteras con Libia y Argelia.

Ante la catastrófica situación económica, el gobierno ha adoptado medidas de austeridad, incluido un aumento de los impuestos, como el IVA de hasta 300% para algunos productos. Estas decisiones, con un alto coste de vida para la población, se tomaron para satisfacer los intereses de la deuda del país. Esta deuda contraída por las políticas del antiguo régimen de Ben Ali y que es una de las causas principales de la situación del país y su crisis, es rechazada por una mayoría de la población y ha motivado las manifestaciones. 

El aumento de la desigualdad es un fuente continua de malestar. Siete años después de la revolución, las regiones costeras siguen beneficiándose de mejores infraestructuras, y economías diversificadas, mientras que las comunidades del interior luchan con altos índices de pobreza, los niveles más bajos de educación y en algunos casos la dificultad de acceso a las necesidades básicas como el agua, la sanidad, las carreteras y la energía.

Túnez tiene los ingredientes para re-dinamizar su economía. Una fuerza de trabajo bien formada. Por su situación entre el Mediterráneo y el Sahara puede actuar como un enlace entre Europa y África. Apertura económica, turismo, energía y sol. Factores importantes para conseguir atraer la inversión. Pero tendrá que apostar por un sistema transparente y eliminar las redes de corrupción que nunca se fueron. También es preciso ofrecer garantías a la inversión extranjera dados los escasos recursos financieros nacionales y eliminar restricciones y trámites burocráticos. 

El modelo económico actual ha llevado a una baja inversión, baja productividad y bajo valor añadido. Hay una necesidad urgente de una reforma fundamental en todos los sectores de la economía, sobre todo nuevas leyes bancarias y de inversión son vitales. La economía ha experimentado una fuerte caída desde 2011, y sólo ha conseguido crecer un 3%, muy por debajo del 6,5% necesario para proporcionar puestos de trabajo y mejores niveles de vida.

Rescatar Túnez, la cuna de la primera revuelta árabe es consolidar su apuesta por la modernización, la educación, los derechos de la mujer, y el papel de los agentes sociales, y demostrar que es posible cambiar por las urnas sin caer en la trampa de un golpe militar, una  vuelta a la dictadura o el despotismo. Se ha dicho que Túnez es como una "Startup", invertir en ella significa reforzar la democracia, la paz y la seguridad y el desarrollo. Junto con la voluntad y el arduo trabajo de los tunecinos se conseguirá transformar el país. Pero es una carrera de largo recorrido y la ayuda internacional sobre todo de la UE y el sector privado serán claves. Túnez todavía no está fuera de peligro.

sábado, 13 de enero de 2018

Iran, las espectativas económicas rotas

  En Irán, las protestas y la creciente indignación popular se han convertido en el peor enemigo del régimen. Los estómagos vacios y no las amenazas de Occidente habían obligado a Teherán a llegar a un acuerdo y detener parte de su programa nuclear. Han pasado poco menos de dos años desde la firma, pero parece que los beneficios económicos no están a la altura de las expectativas del pueblo.  

Los líderes gubernamentales declaran la victoria y dicen que las protestas han sido derrotadas. Pero incluso si el régimen logra suprimirlas, la profunda ira compartida por millones de iraníes continuará a fuego lento. 

Irán vive una grave crisis interna y una complicada situación externa. La tensión con Occidente es clara. El desempleo crece, el coste de vida es intolerable. La economía se ha visto perjudicada por las políticas exteriores, los persistentes problemas estructurales, el sistema bancario y el acceso a la financiación internacional y la corrupción. Además, con el acuerdo nuclear constantemente bajo amenaza de revocación, aumentan las dudas de los bancos y empresas internacionales en establecerse en Irán. Todos estos problemas han persistido desde que el modelo implantado por la republica islámica llegó al poder en 1980.

El presidente Rouhani ganó un segundo mandato en mayo de 2017, con una campaña de reformas, y vendiendo el acuerdo nuclear como el principio de un boom económico y el final de las privaciones, Pero no parece que haya conseguido gestionar las esperanzas de los iraníes, los temores de sus vecinos y el impacto de las sanciones de occidente, ni las líneas de demarcación con los intransigentes.

El gobierno de Rouhani había elevado las expectativas del acuerdo nuclear diciendo que mejoraría la economía, los niveles de vida y crearía empleos. Pero los iraníes se sienten cada vez más frustrados por la corrupción, y las malas condiciones económicas. Las recientes protestas han revelado la insatisfacción de una gran parte con el régimen. Muchos sienten que se está gastando la ganancia  del acuerdo nuclear en aventuras exteriores en lugar de invertirla en el crecimiento interno. La participación de Irán en los conflictos de Siria, Yemen, Iraq y Líbano es muy costosa.

La principal fuente de tensión es la incapacidad del gobierno de traducir los logros económicos recientes en mejoras concretas en los niveles de vida. Las protestas recientes se desencadenaron, en parte, por el aumento en los precios de muchos productos básicos de entre el 30 y el 50%. La inflación se mantuvo en un promedio del 10,5% en 2017. El 35% de los iraníes está por debajo de la línea de pobreza. La tasa de desempleo del 13%, son más de tres millones de parados, Sin embargo, se estima que la tasa extraoficial es casi el doble de esta cifra. El desempleo juvenil de un 30% y eso es demasiado alto en un país de 82 millones de personas donde el 60% son menores de 30 años. Y esto contrasta con el aumento del gasto en aventuras militares y políticas en algunos países de la región.

Por todo ello, la percepción de desigualdad y corrupción, y la frustración se han manifestado en la actual agitación. Y conociéndose, que, el crecimiento económico liderado por los hidrocarburos no se sostendrá, ya que Irán se está acercando al tope de producción acordado por la OPEP. Se espera un crecimiento más modesto del 3,5% en 2017 y el 3,7% en 2018.

Irán es una de las naciones más ricas del mundo en lo que respecta a los recursos naturales. Tiene la segunda y la cuarta mayor reserva de petróleo y gas del mundo, respectivamente. También disfruta de altos niveles de exportaciones en productos químicos, plásticos, frutas, productos cerámicos y metales.

Muchos años de desigualdad social y económica han empujado a decenas de miles de personas a unirse en contra las políticas del régimen que gobierna Irán durante más de tres décadas y ha sido incapaz de implementar reformas significativas. Razón por la cual estallan disturbios sociales y políticos cada década, en 1999, en 2009 y ahora en 2018.

El presidente Rouhani debería ser cauteloso. Se ha comprometido demasiado a pesar de que sus manos están parcialmente atadas en los grandes temas. La última palabra la tiene Ayatolá Ali Jamenei y  la Guardia Revolucionaria. Sin embargo, las actuales protestas corren el riesgo de socavar tanto al gobierno como al resto y la insistencia a que los iraníes tengan paciencia para que sus agravios sean atendidos ya no vende en la bazar nacional. Las protestas pueden animar la línea dura para asumir todo el poder y adoptar una postura aún más belicosa. Si además la administración Trump se retira del acuerdo nuclear, el logro principal de Rouhani se verá disminuido y sus políticas serán aún más cuestionadas.

El discurso del poder ya no está en línea con gran parte del pueblo. Una gran brecha crece cada día, Irán necesita una política pragmática para restablecer las relaciones con sus vecinos y gestionar sus enormes recursos naturales para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

Crónica Global. Diario Digital. 13/01/2018.  Artículo Opinión: Análisis Economía

lunes, 8 de enero de 2018

España - Marruecos, mucho mejor

Las relaciones entre España y Marruecos viven sus mejores momentos. Los dos países enterraron u obviaron los conflictos o temas espinosos y crónicos, e iniciaron una etapa de fuertes vínculos políticos, económicos, militares, sociales y culturales.

Salvo el tema espinoso del Sáhara y Ceuta-Melilla, la evolución es positiva entre los dos países en materia de lucha contra el terrorismo y por la seguridad y el control de fronteras y la emigración clandestina. Y las exportaciones agrarias marroquíes a la UE han dejado de ser un hándicap para las relaciones bilaterales. 

España y Marruecos se necesitan mutuamente. La relación de España con Marruecos se ha convertido en estratégica. El país magrebí es un aliado sólido y fundamental para España y su política exterior en el Magreb y en África. 

A España y a Europa les interesa que a Marruecos le vaya bien, que progrese sin grandes problemas hacia la democracia, los derechos humanos, la igualdad de los géneros y un reparto más equitativo de la riqueza. Cuanto mejor le vaya a Marruecos mejor le irá a España. Y viceversa. 

España es cada vez más activa en Marruecos en el terreno cultural, y dispone de la red de Instituto Cervantes más importante del mundo después de Brasil.

El vínculo económico entre España y Marruecos es asimétrico. Son socios naturales, complementarios y necesarios. España es el primer socio comercial, 22.000 empresas de España exportan a este mercado y más de 1.500 están presentes en múltiples sectores productivos y de servicios. Marruecos es el segundo mercado fuera de la UE después de EEUU y el primero de África.

Las exportaciones españolas a Marruecos crecieron un 16,3% de enero a agosto de 2017. España se consolida así, por cuarto año consecutivo, como el primer socio comercial de Marruecos. Los flujos bilaterales se duplicaron en los últimos seis años alcanzando los 12.600 millones de euros. Además, el turismo español es uno de los colectivos más importantes en Marruecos. 800.000 marroquíes viven en España, u miles de españoles trabajan en Marruecos.

Extender la cooperación multilateral entre ambos países en África para poner en marcha proyectos de interés común y en beneficio del continente africano, ofrece grandes oportunidades, pero también grandes desafíos. Con Marruecos se debe aspirar a construir una relación parecida a la que se mantiene con Francia y Portugal. El interés mutuo minimiza muchos problemas.las relaciones humanas, turísticas, económicas, comerciales y culturales pesan mucho más que los temas conflictivos.

Expansión, Edición Catalunya, Opinión, Pag.2  Lunes, 8 enero 2018