Marruecos mantiene su estabilidad en un entorno regional tormentoso. Es la primera economía en el Magreb en términos de crecimiento. Una excepción que navega de forma equilibrada, entre la geoeconómica y la geopolítica, en un momento de cambios profundos.
Economía, reformas y estabilidad son las tres áreas que afectan directamente la vida de los marroquíes. Hoy, la estabilidad depende de cómo se gestionan la economía y la agenda de reformas, así como de la lucha contra los extremistas. La economía empieza a beneficiarse de la modernización. En los últimos quince años, su modelo de desarrollo está cambiando. Hay avances en su apertura a nuevos mercados y la diversificación de sus socios. De seguir este ritmo el reino podría formar parte del club de los emergentes.
Reformas, inversiones en grandes proyectos de infraestructuras, programas para la emergencia del turismo, la industria y las energías renovables, obras como TangerMed - uno los puertos más grandes del Mediterráneo-, fábricas de automóviles, como Renault, industria aeronáutica, tranvías urbanos, y alta velocidad - la mayor obra ferroviaria de África que estará lista en 2017- son ejemplos de la vitalidad del pais.
Marruecos intenta explotar su ventaja competitiva geoestratégica y posicionarse entre los campeones. Sin alejarse de Europa, se acerca a África, para convertirse en una plataforma de producción y exportación, una puerta de entrada entre ambos continentes. Esto no sólo beneficia a las empresas marroquíes: también aumenta el atractivo internacional del país.
El vínculo económico entre España y Marruecos es asimétrico. Son socios naturales, complementarios y necesarios. España es el primer socio comercial: 20.000 empresas españolas exportan a este mercado y más de 1.500 están presentes en múltiples sectores. En 2014, los intercambios comerciales alcanzaron los 10.000 millones de euros. Marruecos es el noveno mercado a nivel global, segundo fuera de la UE y primero de África.
Las nuevas realidades requieren escribir una nueva narrativa, una nueva alianza de ganadores que, además de potenciar la relación bilateral, apueste por competir juntos para desempeñar un rol puente entre África y América Latina. Marruecos y España tienen la estabilidad y liderazgo para asumir riesgos y avanzar. Los empresarios lo han traducido creando un consejo económico bilateral copresidido por Mario Rotllant.
Pero a pesar de estos importantes avances y medidas positivas, aún queda mucho por hacer para abrir sustancialmente el espacio político y crecer económicamente.
Economía, reformas y estabilidad son las tres áreas que afectan directamente la vida de los marroquíes. Hoy, la estabilidad depende de cómo se gestionan la economía y la agenda de reformas, así como de la lucha contra los extremistas. La economía empieza a beneficiarse de la modernización. En los últimos quince años, su modelo de desarrollo está cambiando. Hay avances en su apertura a nuevos mercados y la diversificación de sus socios. De seguir este ritmo el reino podría formar parte del club de los emergentes.
Reformas, inversiones en grandes proyectos de infraestructuras, programas para la emergencia del turismo, la industria y las energías renovables, obras como TangerMed - uno los puertos más grandes del Mediterráneo-, fábricas de automóviles, como Renault, industria aeronáutica, tranvías urbanos, y alta velocidad - la mayor obra ferroviaria de África que estará lista en 2017- son ejemplos de la vitalidad del pais.
Marruecos intenta explotar su ventaja competitiva geoestratégica y posicionarse entre los campeones. Sin alejarse de Europa, se acerca a África, para convertirse en una plataforma de producción y exportación, una puerta de entrada entre ambos continentes. Esto no sólo beneficia a las empresas marroquíes: también aumenta el atractivo internacional del país.
El vínculo económico entre España y Marruecos es asimétrico. Son socios naturales, complementarios y necesarios. España es el primer socio comercial: 20.000 empresas españolas exportan a este mercado y más de 1.500 están presentes en múltiples sectores. En 2014, los intercambios comerciales alcanzaron los 10.000 millones de euros. Marruecos es el noveno mercado a nivel global, segundo fuera de la UE y primero de África.
Las nuevas realidades requieren escribir una nueva narrativa, una nueva alianza de ganadores que, además de potenciar la relación bilateral, apueste por competir juntos para desempeñar un rol puente entre África y América Latina. Marruecos y España tienen la estabilidad y liderazgo para asumir riesgos y avanzar. Los empresarios lo han traducido creando un consejo económico bilateral copresidido por Mario Rotllant.
Pero a pesar de estos importantes avances y medidas positivas, aún queda mucho por hacer para abrir sustancialmente el espacio político y crecer económicamente.
Expansión, Edición Catalunya, Pag. 2 Opinión, Lunes, 11 enero 2016
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