Sólo es útil el conocimiento que nos hace mejores. Esta frase de Sócrates puede resumir hoy la situación de muchos sistemas educativos en el Mediterráneo que están produciendo una generación de graduados sin la formación y capacitación adecuada para contribuir a la economía. En la región hay déficit de conocimiento y paro juvenil. Esto tiene profundas implicaciones para la seguridad y la prosperidad para el conjunto del Mediterráneo. La capacidad para adquirir y producir conocimiento es un factor fundamental de competitividad en la economía globalizada.
Las presiones demográficas auguran un fuerte incremento de la demanda en el mercado laboral. El 30% de la población mediterránea tiene menos de 15 años. Esto podría ser una enorme fuente de dinamismo, pero con el paro juvenil entre el 25% y el 55%, el riesgo por la falta de oportunidades impulsa la inestabilidad, como pasa en diferentes países de la zona.
Sin ignorar la crisis económica, éste es el problema estructural que produce jóvenes graduados con carnet de paro o el abandono de los estudios. Si el paro universitario es dramático, en jóvenes sin formación es peligroso. En la orilla sur del Mediterráneo, 27 de los 40 millones de jóvenes parados no tienen formación.
Para resolver esta cuestión apremiante, gobiernos, empresas y el mundo educativo deben unir esfuerzos para alinear las habilidades con las necesidades. Las empresas pueden desempeñar un papel importante en el proceso de creación de empleo mediante el aprovechamiento adecuado de sus propios ecosistemas, mientras que el sector académico tiene que adoptar un enfoque más práctico y desarrollar programas de formación adecuados centrándose en las prioridades inmediatas. Al mismo tiempo, los gobiernos deben conducir reformas sistémicas de largo plazo y tienen que cambiar el marco de una posición de mando y control, a una de comunicación y convocatoria. Se necesita un nuevo enfoque, y sólo trabajando todos en una asociación múltiple se puede aspirar a tener resultados significativos.
La esencia del paradigma de desarrollo es el enfoque que se dirige a inflar la economía y embellecer la marca país. Las grandes infraestructuras son necesarias en el proceso de modernización; sin embargo, no se debería ignorar que las personas son la verdadera riqueza de un país.
La educación es inseparable del empleo: La necesidad de mejoras en los sistemas educativos es un imperativo que definirá nuestro futuro. Hay que actuar dando prioridad a la educación; de lo contrario, tendremos que prepararnos para el impacto.
Expansión, Edición Catalunya, Opinión, Pag.2, Lunes, 25 abril 2016
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