Expansión, Opinión, Edición Catalunya, Pag.2, Martes, 17 febrero 2017
Líbano ha sido el último país en aprobar los decretos que permiten iniciar la licitación de bloques de gas y unirse a la carrera regional para explotar la riqueza descubierta en el Mediterráneo Oriental.
El descubrimiento de gas natural tiene implicaciones económicas regionales enormes. Los recursos estimados en 122 trillones de pies cúbicos de gas, además de 1.700 millones de metros cúbicos de petróleo en las costas de Siria, Líbano, Chipre, Israel, Egipto y Palestina, y las expectativas del mercado de la energía plantean nuevos retos para estos países que deben organizarse para tomar ventaja de la situación.
La explotación del gas Mediterráneo no es solo una oportunidad de desarrollo y crecimiento para los nuevos países productores, sino también para la Unión Europea. Se ha renovado el interés en aumentar la capacidad de las exportaciones de gas a través del Mediterráneo, para limitar la dependencia del gas ruso, y compensar la posible interrupción del suministro de gas a Europa, como en la crisis de Ucrania.
El potencial de la región es considerable. Además del petróleo y el gas, cuenta con un sistema de energía hidroeléctrica, recursos eólicos, el nivel de radiación solar más alto del mundo, así como grandes extensiones de desierto. Técnicamente, la región podría ser uno de los grandes actores energéticos y cubrir sus necesidades y las de una parte del planeta.
Hasta el año 2035, se espera que la demanda de gas natural crezca en un promedio del 1,9% al año, superando a todas las demás fuentes de energía.
Estas riquezas energéticas están revolviendo la agitación regional y provocando diversas reacciones. Hay tensión entre Líbano e Israel, y entre Turquía y Chipre. La ausencia de una Ley de demarcación de límites marítimos entre Líbano, Israel y Chipre, más la guerra en Siria y el interés de otros jugadores como Rusia y Qatar pueden provocar una situación volátil y altamente complicada.
Hay problemas internos, medioambientales y riesgos geopolíticos. Algunos países tendrán que unir sus fuerzas si quieren aprovechar sus recursos, y todos deberán encontrar las mejores soluciones económicas y estratégicas para optimizar sus operaciones. Porque explotar esas grandes reservas y atraer la inversión extranjera no será posible a menos que promuevan un entorno pacífico y estable.
Una visión compartida a largo plazo es esencial para movilizar los recursos necesarios y desarrollar la cooperación energética entre las dos orillas, además de para construir un mercado del gas natural mediterráneo. ¿Serán capaces de hacerlo?
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