jueves, 15 de febrero de 2024

El regreso del proteccionismo comercial

 Desde mediados del siglo pasado, los países desarrollados habían impulsado la liberalización del comercio, levantando restricciones a los flujos del dinero y vinculando las transacciones económicas a las nuevas normas de un orden internacional. Para ello, establecieron organizaciones y concertaron acuerdos vinculantes para garantizar un comercio multilateral libre y un sistema de pagos internacional estable.

Sin embargo, las políticas proteccionistas están regresando. En el sudeste asiático, los gobiernos han empezado a apoyar el sector productivo nacional de sus industrias avanzadas, orientados a la exportación y favoreciendo una competencia efectiva. Y, recientemente, los países occidentales han empezado a adoptar medidas reguladoras, como el de protegerse del cambio climático o por al temor a perder una ventaja en las áreas de alta tecnología.

En Estados Unidos, hay nuevas prácticas comerciales y nuevas leyes que tienen implicaciones en la ciencia, la tecnología y el capital humano, como la Ley de Chips y Ciencia, de 2022. O la ley de reducción de la inflación que proporciona 370.000 millones de dólares en subsidios para inversiones en energías limpias. De esta forma, están trasladando componentes industriales y cadenas de suministro específicos a su territorio, o al de los socios en los que confían; y abordan restricciones específicas al comercio, la inversión y la tecnología con China. Un ejemplo, para evitar depender de las importaciones, es el subsidio con 39.000  millones de dólares a las industrias de desarrollo de los semiconductores, empresas a las que también se prohíbe colaborar con el gigante asiático durante 10 años.

En la Unión Europea también aumentan las voces entres sus miembros para proteger y apoyar la competitividad de las actividades económicas continentales y hacer frente a ese tipo de políticas estadounidenses, por ejemplo, con 160.000 millones de euros destinados a determinados proyectos de innovación, transformación digital, fabricación de baterías y para acción climática.

Recientemente, la Unión Europea anunció la intención de implementar medidas extra para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, exigiendo a las empresas que paguen un precio más alto para obligarlas a adaptarse. Y, para que no se vean perjudicadas por la competencia externa, se ha decidido imponer una tasa adicional a las importaciones de fuera de la UE, como “Mecanismo de ajuste del Límite de Carbono MCC”. Esta medida sin precedentes afectará a las exportaciones de países en desarrollo, especialmente, de acero, fertilizantes, derivados energéticos, aluminio y cemento.

En Japón, el gobierno ha decidido respaldar con 500.000 millones de dólares a 60 grandes empresas para inducir la inversión nacional y reducir la dependencia de China.

En el siglo XVIII, Adam Smith, considerado el padre de la teoría económica moderna, reveló las ventajas del libre comercio sobre la productividad, la especialización y la división del trabajo. Ahora, por primera vez, nos encontramos en un mundo en el que el comercio, el capital y las inversiones se alejan de las reglas del juego establecidas y de los acuerdos internacionales  que lo facilitaban.

Las políticas de liberalización lograron enormes beneficios, aumento de las tasas de crecimiento económico, aumento espectacular del volumen del comercio internacional desde los años sesenta y una disminución del número de personas que sufren pobreza extrema en el mundo.

Por el contrario, las medidas proteccionistas, algunas improvisadas y experimentales, pretenden proteger los intereses económicos nacionales y apoyar a las clases más desfavorecidas. Pero están teniendo un alto coste en subsidios, deuda, impuestos, aranceles e inflación, e impactan en la estrategia de abordar el cambio climático o la transición verde.

Además, amenazan con mayores tensiones con China, la interrupción de cadenas de suministro, y, especialmente grave, tienen un gran impacto en las economías del sur global, y en cómo estos países pueden configurar sus prioridades, políticas, la financiación y el futuro. El proteccionismo no proporcionará una póliza de seguro para la supervivencia.

Para hacer frente a las crisis económicas, es indispensable una respuesta global, y encontrar el equilibrio entre los que producen, pero no consumen y los que consumen pero no producen. Y si bien, cada país puede determinar cómo hacer las cosas en su casa, este reto requiere visión a largo plazo, hay que pensar en las próximas generaciones.

Durante mucho tiempo los vencedores no solo escribían la historia, sino que también buscaban establecer reglas que aseguren que su victoria continúe en formas distintas a la guerra. Hoy los tiempos han cambiado y también las potencias y los actores globales.  

En definitiva, la comunidad internacional debe negociar un pacto de crecimiento global y evitar el aumento del proteccionismo para guiar la toma de decisiones empresariales. La responsabilidad es construir un futuro en común 

Anwar Zibaoui, EXPANSIÓN, Opinión, 15 febrero 2024

https://www.expansion.com/catalunya/2024/02/15/65ce5c1de5fdea64678b4599.html 

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