martes, 10 de julio de 2012

El Mediterráneo, un mar, una marca


   A pesar de los acontecimientos de la primavera árabe, y de la crisis y la austeridad en Europa, el sector turistico sufre pero  resiste. Es la primera gran industria, fuente de ingresos, y dinamizadora del crecimiento. Y a pesar de la situación compleja, sigue siendo un gran motor del desarrollo.

Pero el Mediterráneo no puede encerrarse en las mismas fronteras de siempre, cuando otras regiones están despertando. Como sucede en el Caribe, que incluso se comercializa de forma conjunta con la marca Caribe. Hay que enfrentarse a los retos que en la actualidad tiene planteados, especialmente mejorar su capacidad de continuar atrayendo turistas, con el fin de afianzar la posición de liderazgo a nivel mundial.

Crear una imagen de marca común que impulse la complementariedad de las ofertas entre ambas orillas, es complejo pero posible. Tal vez el ejemplo que representa el crecimiento espectacular de los cruceros en el Mediterráneo nos indica un camino para apostar por la promoción de la sociedad y el modo de vida mediterráneo común a nivel global. Hasta la fecha, los intereses turísticos nacionales y la competitividad entre los países  mediterráneos han primado más que la cooperación regional o la voluntad de aunar esfuerzos para ofrecer paquetes de destinos integrados y nuevas fórmulas innovadoras.Una promoción común ayuda a sacar provecho de los mercados de larga distancia; la combinación de los paquetes entre varios destinos de la región incrementa la oferta y la competitividad.

El concepto “Marca Mediterránea” vendría a hacer referencia a ese patrimonio común, constituido por una gran variedad de elementos históricos, culturales y gastronómicos que están presentes a lo largo de las dos riberas  y que comparten todos los pueblos de la región. Se trata de potenciar un referente de especificidad, un diferenciador de otros destinos turísticos. Por ejemplo, recrear las rutas de los fenicios, los griegos o los romanos, y por otra parte, la promoción de una oferta turística basada en nuestras manifestaciones culturales, artísticas y gastronómicas como una vía para consolidar la “Marca Mediterránea” y al mismo tiempo dar a conocer al mundo la riqueza y variedad de productos y destinos. El turismo es una de las actividades más pujantes en el mundo. Representa el 12% del PIB global y supone un porcentaje similar del empleo registrado. Es uno de los principales instrumentos  para el desarrollo y creador de uno de cada diez empleos a nivel mundial, con capacidad de arrastre de otros sectores, ya que los beneficios colaterales de esta industria son multiplicadores. Impacta en 70 sectores industriales y de servicio. Es la cuarta actividad por ingresos generados dentro del comercio internacional, sólo superada por la industria petrolera, la química y la automoción.

La región mediterránea es el mayor destino turístico mundial, con 316,3 millones de viajeros. Es decir, aproximadamente, un 35% del total mundial de las llegadas, un tercio de los ingresos turísticos, el 20% de la capacidad de alojamiento a nivel mundial y el 12% del PIB total de la región. Las previsiones sobre el futuro del sector indican que la tendencia actual de crecimiento podría mantenerse y que en el año 2020 se alcanzarian las 420 millones de visitas de turistas no residentes.

Pero, en este espacio de contrastes, existen grandes diferencias y una distribución muy desigual de esta posición ventajosa. Del total de turistas recibidos, 245,5 millones han llegado al norte, y solo 70,8 millones lo han hecho a la orilla Sur.

Durante décadas, el turismo ha actuado como poderoso catalizador social y elemento de cambio, ha tenido una influencia directa en nuestra nueva manera de entender la preservación del litoral y los espacios naturales y ha estado generando una nueva sensibilidad en materia de medio ambiente y de desarrollo sostenible.

También otras influencias como la dieta mediterránea y los hábitos saludables. Pero es precisa una adecuada articulación del territorio y la evolución de las infraestructuras y los medios de transporte que llevados por una excesiva presión urbanizadora, y  amparados en los altos rendimientos a corto plazo pueden estar condicionando la competitividad de espacios lúdicos, valores o recursos naturales, poniendo en riesgo la capacidad para garantizar el futuro.

La región Mediterránea es la que mas refleja, a escala, lo que representa el turismo y cuál es su impacto real en la sociedad y en su modo de vida. Es difícil entender la sociedad mediterránea actual sin la presencia de este fenómeno. El cambio que se avecina implica la puesta en marcha de un ambicioso programa que consolide y sobre todo, asegure el crecimiento del turismo esencial para las  economías del norte y el sur. La marca es una apuesta por un objetivo comun y para conseguir beneficios mutuos. Los retos exigen la suma de compromisos porque el futuro está estrechamente relacionado con la capacidad de desarrollo de todos en este mar único con mil y un destinos

El Periódico, Opinión Pag10, Jueves 5 Julio de  2012

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