Barcelona puede convertirse en el gran centro operativo de una economía mediterránea integrada.
Barcelona, por su situación geográfica, sus capacidades e infraestructuras, podría consolidarse como la referencia del sector logístico y de transporte del Mediterráneo. Pero debe prepararse ante los retos que se avecinan. La apuesta por las infraestructuras debe seguir siendo prioritaria, especialmente el corredor mediterráneo y la creación de redes y servicios logísticos de mayor eficiencia.
Transformar Barcelona en un centro logístico para el Mediterráneo representa una alternativa: un híbrido que reduce la tensión entre la integración global y la capacidad de respuesta local. Tanto las organizaciones internacionales y regionales como las grandes multinacionales pueden seleccionar la ciudad como sede, plataforma o base natural para cubrir o ampliar su expansión en mercados vecinos y como centro de enlace para toda la región mediterránea.
Barcelona es el primer centro logístico del Mediterráneo. Su carta de presentación no podría ser mejor. Es única y diferente de otros enclaves, dispone en un reducido espacio de un gran puerto, tanto para mercancías como para pasajeros y cruceros -y la zona de actividades logísticas es la más importante del sur de Europa-, un moderno aeropuerto internacional, la Zona Franca, Mercabarna, varios polígonos industriales y el Salón Internacional de la Logística, una feria líder del sector en el sur de Europa y el Mediterráneo. Esta oferta de infraestructuras dota a Barcelona de una oportunidad única para ser más competitiva y liderar la logística regional. A pesar de los difíciles momentos económicos que vivimos, la mejora de la logística debe ser una prioridad, porque es necesaria para recuperar y mejorar la economía. Además, tanto en el Mediterráneo como a escala mundial el transporte y la logística afectan al precio y la disponibilidad local de alimentos y productos.
En algunos países, el impacto de la logística es del 40% o más del coste del producto. Potenciar y mejorar el sector logístico es necesario para mejorar la competitividad, que también es el resultado de la reducción del tiempo y los costes de transporte. Es mucho más caro el comercio de bienes de Túnez con su vecino Argelia, que con Francia. Del mismo modo, el coste de comercializar productos agrícolas entre Argelia y Marruecos es dos veces más alto que hacerlo entre Argelia y España. ¿Qué impide a países que están tan cerca y comparten idioma y elementos culturales intercambiar sus mercancías? El bajo rendimiento logístico crea una pérdida irrecuperable.
La creciente internacionalización requiere poner un especial énfasis en el rendimiento global de las redes de distribución y suministro.El Mediterráneo se sitúa justo donde Asia, Europa y África están muy próximas entre sí, lo que hace de este mar no solo un vecino para las regiones cercanas sino también para el mundo, y además está rodeado de cientos de millones de habitantes. Esta situación es única para facilitar el comercio y la logística mundial. Pero necesita más integración de infraestructuras, desarrollar la interconexión del sur e impulsar corredores multimodales: el del mediterráneo debería ser primordial.
El mapa del transporte mundial está cambiando. Emergen nuevos actores y potencias o regiones y nuevas ciudades evolucionan como centros de distribución internacionales. Liberar el potencial económico de la región es urgente. Para ello hay que apostar por la integración y construir una estrategia mediterránea económica y financiera.
El coste de la no integración mediterránea es muy alto. La posible integración cambiaría las tendencias y beneficiaría a todos los integrantes de la zona. Atraería empresas internacionales, aumentaría exportaciones e impulsaría la creación de puestos de trabajo y empresas locales. Esto impactaría en todos los países de ambas orillas, especialmente España e Italia. Las necesidades de unos se transforman en oportunidades para los vecinos. Cerrar brechas entre ambas orillas no será fácil, pero lograrlo significaría una red de transporte más efectiva, más comercio y desarrollo.
El Mediterráneo es decisivo en los flujos este-oeste, y es la mejor opción para canalizar las cargas entre Asia, África y Europa. Y Barcelona es la alternativa más eficaz y ágil ante otras opciones portuarias europeas. Hace 2000 años se creó el primer concepto de puerto libre entre caldeos, fenicios y cartagineses para facilitar el comercio. Hoy, como ayer, consolidar las ventajas del mare nostrum mediante una gran plataforma logística mundial y crear una red de comunicación terrestre, aérea y marítima eficiente solo puede hacerse con una alianza regional y su asociación con Europa. En este escenario, Barcelona tiene mucho que aportar.
El Periódico de Catalunya, Opinión, Página 8. Miércoles, 11 de junio de 2014
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