Mientras EEUU y la UE están cada vez más involucrados en crisis, conflictos, refugiados y elecciones, China se consolida como un competidor importante en términos económicos y financieros. Y ahora busca el equilibrio de poder militar que puede amenazar el hasta ahora liderazgo único de EEUU en el mundo. En el campo político, China mantiene el perfil bajo, en un calculado intento de auto-defensa del llamado “modelo chino”. Una mezcla de apertura económica y mano dura política. China se protege tras su respeto a la soberanía nacional de cada país, ya que las ansias de libertad que cotizan al alza en muchas partes del mundo no son un producto que el dragón asiático pueda vender.
China es hoy el primer socio comercial de Oriente Medio, África y la India en detrimento de EEUU y la UE, aunque muchos preferirían reducir su influencia y expansión en los mercados emergentes y controlarle el suministro de petróleo. La producción en la fábrica del mundo sigue aumentando, a pesar de su crisis, y también su demanda de petróleo. Y Oriente Próximo es la región que suministrará la mayor parte de la producción actual y futura, ya que tiene el 60% de las reservas mundiales. La demanda china aumentará a 6,72 millones de barriles/día en 2020. Las inversiones también están en auge entre China y fondos del Golfo, sobre todo en el sector energético y banca.
China intenta reforzar los intereses mutuos, así como vínculos diplomáticos para asegurar sus necesidades, y reforzar su estrategia de crear un espacio económico que se extiende desde China a África a través de la India y Oriente medio. Para ello, el Mediterráneo, mar de tres continentes, es una de sus anclas y la puerta de entrada en Europa para los productos chinos y asiáticos. El transporte marítimo constituye un pilar fundamental de la economía mundial. Por mar circulan el 80% de las mercancías y alrededor del 50% del petróleo; y el Mediterráneo tiene la clave. La expansión China para ganar la supremacía en los puertos del Mare Nostrum no para de crecer y forma parte de su cinturón de protección. Su política de rutas llamada Tierra del siglo XXI el equivalente marítimo a la ruta de la seda.
Cataluña es el primer socio y destino de sus inversiones en España. Hay una vinculación clara con el puerto de Barcelona, que es el mayor del Mediterráneo de mercancías. La relación se ha visto reforzada con la apuesta de Hutchison Port por el puerto, donde dispone de una gran terminal. China aprovechó el plan de privatización que el gobierno griego liderado por Syriza tuvo que poner en marcha presionado por la troika para poder acceder al tercer rescate. El grupo estatal Chino Cosco ha ganado la licitación del principal puerto heleno, El Pireo, con una oferta de 1.5 oo millones de euros, abriendo el camino para convertirlo en un centro importante para el comercio entre Asia y Europa Central. Aprovechando el éxito en Grecia, Cosco ha puesto los ojos en la vecina Chipre, presentándose al concurso de privatización del principal puerto de la isla. Limasol será una plataforma para las grandes empresas petroleras, favorecida por el descubrimiento en alta mar de grandes reservas de gas en el Mediterráneo oriental entre Chipre, el Líbano e Israel.
La orilla Sur también es un objetivo. Argelia firmó un contrato de 3.000 millones de euros para construir y explotar un nuevo puerto de transbordo al oeste deArgel, la capital. Esta infraestructura será crucial en el trafico entre África y Europa. En Egipto, China está creando una zona industrial a orillas del canal de Suez, que atraerá a un centenar de empresas y una inversión de 2.500 millones de dólares.
Y en África el avance de China es espectacular sobre todos en los países ricos en materias primas, lo que le ha transformado en el primer socio comercial. China ha empezado a construir su primera base militar en Yibuti, un pequeño país situado en el Cuerno de África, cerca del Golfo de Adén y el Mar Rojo, próximo al estrecho de Bab al Mandeb, por el que transita el 40% del tráfico marítimo mundial. La base servirá para asegurar sus intereses económicos y posicionar el gigante asiático como una gran potencia mundial. El aumento de los lazos económicos podría conducir a una mayor voluntad política y cooperación militar. Está por ver si EE.UU. va a mantener su posición dominante y como afectara a la UE y su estrategia al ver su patio mediterráneo y sus conexiones con la orilla sur y oriental controlados por empresas estatales chinas.
El camino no está claro, las relaciones son complejas en la era del comercio político. China intenta establecer una nueva ruta de la seda de los negocios, el Dragón sigue su máxima de no tener miedo de crecer lentamente, solo teme estar parado.
El Periódico de Catalunya, Página 8 Opinión, Miércoles, 4 Mayo 2016
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