lunes, 29 de julio de 2024

Una comisaria europea para el Mediterráneo

El anuncio de la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de crear una cartera separada para ocuparse del Mediterráneo como parte de su próximo equipo es una decisión acertada y necesaria para impulsar la cooperación y la búsqueda de nuevas sinergias entre ambas orillas de la región.

"El Mediterráneo debe tener una atención prioritaria", dijo Von der Leyen en el Parlamento Europeo en Estrasburgo el pasado 18 de julio. "Por eso nombraré un comisario europeo para la región y propondré una nueva agenda para el Mediterráneo porque el futuro de las dos orillas del Mediterráneo es el mismo", apuntó la máxima representante de la UE.

En el Mediterráneo se acumulan los problemas y se multiplican los actores y los conflictos, lo que constituye un desafío común que precisa de un enfoque coordinado y global. Las buenas intenciones y palabras sin contenido no son suficientes. Las tragedias humanas que se suceden diariamente en nuestra región evidencian los desequilibrios y desigualdades que siguen existiendo.

Todo el Mediterráneo está experimentando un cambio radical. La región vive una situación de incertidumbre: crisis económica, guerras, intentos lentos de reformas,... Estamos en una etapa clave. No actuar multiplica el riesgo y afecta al conjunto de países.

Los conflictos, la cuestión de la seguridad, la necesidad de energías renovables, la crisis de los refugiados o la crisis migratoria son desafíos que la UE debe resolver con carácter de urgencia.

El sistema de valores europeos está en juego. A priori, la UE no tiene una estrategia o un plan concreto para abordar todos estos retos. Hasta el momento, ha actuado como un socio secundario, a veces incluso sin tener voz propia. Sin embargo, la región, desde Marruecos hasta el Golfo, es donde Europa tiene más intereses económicos y estratégicos.

En el Mediterráneo Sur y Oriental y el Magreb 50 millones de jóvenes están en paro, 27 millones sin formación y el 50% de los 388 millones de habitantes son menores de 25. Esto es una bomba de relojería. Europa tampoco está en su mejor momento, pues en los últimos años ha tenido que lidiar con graves crisis, como la guerra en Ucrania o la tensión en Oriente Medio. Los esfuerzos por integrar países de la región bajo un mismo paraguas, como el Proceso de Barcelona en 1995, la Política Europea de Vecindad en 2004, el instrumento de Vecindad y Asociación en 2007 y la Unión por el Mediterráneo en 2008 han dado pocos frutos, y menos aún credibilidad.

El futuro depende de la capacidad para adaptarse a las nuevas realidades y no levantar nuevos muros en el Mediterráneo. Lo que está en juego es mucho. Se necesita un nuevo enfoque europeo sobre las bases de la cooperación. Los cambios de paradigma, las nuevas tendencias en todos los sectores económicos y el nuevo escenario geopolítico global implican hoy una revisión urgente de la relación entre el Mediterráneo y Europa, caracterizada durante mucho tiempo por ser una relación donante-beneficiario. Trabajando en igualdad de condiciones fomentaremos una mejor cooperación que conducirá al fortalecimiento de economías más inclusivas y a un mayor bienestar social en ambas orillas de la región. Además, esta mayor cooperación nos permitirá convertir retos como la revolución digital o la economía verde y azul en nuevas oportunidades de futuro para explorar nuevos horizontes.

En la carrera entre EEUU y China, la Unión Europea solo encontrará su lugar en el nuevo orden mundial aliándose a sus socios del Mediterráneo y asociándose con África para crear un polo competitivo global. Pero ello requiere desplazar el centro de gravedad hacia el sur. Fomentar la cooperación económica ayudaría a solucionar los problemas de inmigración y radicalización, además de impulsar la interacción intrarregional, la creación de empleo, la inversión, el apoyo a las mujeres y jóvenes, la experiencia crediticia, o la promoción del turismo sostenible. Hablamos de políticas clave que podrían ayudar a resolver las condiciones socioeconómicas desesperadas en algunos países de la orilla sur. Se lucharía contra la pobreza y el desequilibrio.

Ha llegado el momento de poner en marcha un programa ambicioso que apoye la creación de un espacio común. La UE debe adoptar una nueva política clara y efectiva. La figura de un Comisario Europeo para el Mediterráneo supondría una respuesta efectiva y una apuesta estratégica ante la situación crítica que atraviesa nuestra región. Es necesario revitalizar la Unión por el Mediterráneo que constituye el marco regional de cooperación adecuado entre los 43 Estados miembros.

Europa tiene que implicarse ya que su futuro está estrechamente relacionado con la capacidad de desarrollo de la otra orilla. Si los europeos y los mediterráneos quieren ser más que vecinos y convertirse en propietarios de un futuro común, deben entender esta evidencia

Hay que pasar de las emociones a las soluciones, y no esperar con los brazos cruzados a que aumenten los riesgos, los desafíos y los costes. Las oportunidades perdidas han sido muchas y muy dolorosas.

Anwar Zibaoui, EXPANSIÓN, Tribuna-opinión, 23 de Julio 2024

lunes, 15 de julio de 2024

La economía del mar azul

   El Mediterráneo, el mar azul por excelencia, como lo definió Julio Verne en 20.000 Leguas de Viaje Submarino, es el nexo de los pueblos de nuestra región, el epicentro de nuestras vidas, el gran catalizador de los principales acontecimientos del pasado, presente y futuro. Pero, además, el Mar Mediterráneo ha sido y sigue siendo un modo de subsistencia de los pueblos de la región, pues obtenemos suministros esenciales y servicios, como la acuicultura y pesca, y es uno de los principales destinos turísticos del mundo.

A pesar de todo este potencial y de la innegable dependencia del Mar, en los últimos años han surgido varios desafíos que ponen en riesgo la estabilidad y el desarrollo económico de la región. Lo vemos en la industria turística o en la seguridad alimentaria -se han interrumpido cadenas de suministro por las cuarentenas y sectores como la pesca están en una situación de máxima vulnerabilidad-. Los desafíos actuales se evalúan en términos de salud, medicina, seguridad alimentaria y energética, mitigación y adaptación al cambio climático, y transferencia de conocimiento y avances científicos. Aunque el desafío de futuro más importante es fortalecer la resiliencia para prevenir pandemias y choques.

Necesitamos aprovechar ese potencial del mar, el 70% de nuestro planeta, para proporcionar el impulso azul a nuestras economías, y construir un mundo más resistente y sostenible. Las comunidades costeras deben adaptarse a los riesgos crecientes. Para 2050, más de 500 ciudades costeras se enfrentarán a un aumento del nivel del mar de al menos 0,5 metros. Los costes de los daños causados por las inundaciones podrían alcanzar los 5,5 billones de dólares en unos años.

El océano es fundamental para la vida en la Tierra. Absorbe una cuarta parte de todas las emisiones de dióxido de carbono y captura más del 90% del calor adicional que generan. La economía azul está valorada en más de 2.5 billones de dólares anuales. Proporciona pescado y marisco a más de 3.000 millones de personas cada día. Transporta alrededor del 90% del comercio mundial. Es una fuente de energía e ingredientes clave para combatir enfermedades. Para muchos, es su medio de vida, un lugar de trabajo y un hogar.

La economía azul proporciona alimentos y agua, genera empleos y es una fuente de crecimiento económico para millones de personas, sobre todo los segmentos de población más pobres y vulnerables. Según una estimación, genera entre 3 y 6 billones de dólares para la economía mundial. Si fuera un país, la economía Azul sería el séptimo más grande del mundo. Estamos hablando de un importante motor del desarrollo urbano y regional. En las ciudades costeras, la economía azul proporciona empleo a millones de personas, incluso en el sector náutico, la investigación biomarina o las tecnologías azules. En España, la economía azul genera una facturación anual de 3.800 millones de euros sólo en Barcelona, y en la región sur de Andalucía representa alrededor del 10,5% del PIB.

Pero la economía azul no va sólo de ingresos económicos, sino también de beneficios no comerciales, como el almacenamiento de carbono, la protección costera, los valores culturales y la biodiversidad. A nivel mundial, los servicios ecosistémicos, como la producción de energía eólica y la protección costera, generan beneficios por valor de 140 billones de dólares al año, lo que representa más de una vez y media el tamaño del PIB mundial.

En este contexto, el Mediterráneo debe cooperar para poner en marcha e implementar un sistema de gobernanza marítima sostenible y así impulsar la contribución económica de los océanos, contribuyendo al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por ello, es necesario un nuevo modelo económico que impulse el potencial del Mediterráneo. Hay que unir esfuerzos y fortalecer la colaboración de las comunidades empresariales relacionadas con el sector marítimo regional para aprovechar las oportunidades y enfrentar estos desafíos.

La economía azul abarca muchos sectores con diferentes tipos de oportunidades de inversión. No es tan fácil de definir como ocurre con la economía verde, que tiene que ver con la producción de energías "limpias" para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la ciudad de vida de los ciudadanos. Pero, el azul podría ser el nuevo verde. Engloba la seguridad y gestión marítimas, el transporte y las actividades portuarias, la construcción naval, el reciclaje, la energía offshore, la bio-prospección, el papel de los ecosistemas, la pesca y la acuicultura, los servicios.... La educación de la juventud es fundamental para darle forma: la economía azul tiene la capacidad de proporcionar empleos muy necesarios en toda la región.

La economía azul es una fuente  de riqueza y prosperidad para el Mediterráneo. La región debe aprovechar ese potencial y las oportunidades de crecimiento, empleo e inversiones. Las estrategias nacionales deben identificar claramente las prioridades, desarrollar una visión clara para el desarrollo sostenible y garantizar las políticas y las acciones necesarias para promover la economía azul, además de salvaguardar el mar.

Los sectores de esta economía del mar se apoyan en los ecosistemas marinos naturales y los recursos marítimos. Existen interrelaciones evidentes: los turistas requieren transporte marítimo y son grandes consumidores de pescado o marisco tradicional. La energía eólica marina puede interferir con las actividades pesqueras. La construcción naval y el reciclaje dependen en gran medida de la demanda del sector del transporte. Algunas actividades innovadoras (por ejemplo, turismo de pesca) enfatizan aún más la importancia de la integración entre diferentes sectores. La adopción de un enfoque intersectorial es crucial para analizar y desarrollar estrategias que beneficien a varios sectores económicos.

Desarrollar una economía azul saludable y sostenible es imprescindible. Invertir en acciones oceánicas clave como la descarbonización del transporte marítimo, la conservación y restauración de manglares, la producción sostenible de productos del mar o el desarrollo de energías renovables proporciona beneficios globales. No solo beneficios financieros, sino también mejores resultados de salud para los consumidores, una biodiversidad más rica y trabajos más seguros, entre otras prestaciones. Un mar sostenible debe verse no solo como un imperativo de conservación, sino también como una prioridad para el futuro de la economía, el ecosistema y la sociedad.
 
Anwar Zibaoui, EXPANSIÓN, Edición Catalunya, Opinión,  11 Julio 2024



lunes, 1 de julio de 2024

Marca Mediterránea

En un entorno competitivo global, el Mediterráneo se enfrenta a múltiples desafíos. Estos se refieren principalmente a su posicionamiento entre regiones. Para impulsar su éxito será necesario unir el largo plazo y los proyectos capaces de garantizar el desarrollo económico, y la ejecución oportuna y eficiente de los planes operativos. Otros elementos esenciales son la selección de los instrumentos idóneos, el establecimiento de las prioridades correctas y confiar en los procesos de ejecución.

El Mediterráneo, cuna de civilizaciones, puente entre Oriente y Occidente, origen del pensamiento político y filosófico, tiene ahora la oportunidad de recuperar el esplendor y la hegemonía del pasado. El ADN Mediterráneo es rebelde, creativo, viajero, curioso. Es sinónimo de innovación, un factor clave para superar múltiples crisis y reinventarse continuamente para inspirar y ofrecer un horizonte ambicioso, para crecer y emprender. Si en el pasado las naciones mediterráneas estaban unidas por el comercio del vino y del aceite, hoy en día lo están por los acuerdos bilaterales en sectores como los de energía, agricultura y salud, por la transferencia de conocimiento y tecnología y, sobre todo, por las ideas y los intereses compartidos.

Hablar acerca del Mediterráneo es hablar de la “Marca Mediterránea”, un concepto que engloba el patrimonio cultural e histórico, la idiosincrasia de sus pueblos con sus estereotipos particulares, la gastronomía e, incluso, la estética mediterránea. Sin duda, nuestra región se está convirtiendo en el centro de un poderoso imaginario que inspira propuestas y valores de marca y se convierte en parte de un sugerente lenguaje de marca.

Las marcas crecen y se desarrollan en contextos o entornos específicos que proporcionan (y a veces limitan) su desarrollo. Dicho contexto podría definirse por el convencionalismo, los antecedentes culturales, los marcos de categorías o las premisas establecidas por diferentes operadores e influyentes. Es decir, las marcas están condicionadas por antecedentes culturales y apelan a la autenticidad y a la singularidad, al valor diferencial, como ocurre en el sector turístico del Mediterráneo, con un auge de destinos y productos conectados con la tradición y los valores culturales.

Los países mediterráneos tienen mucho en común. Un mar, una historia, una cultura, una comida y unos valores que nos recuerdan que es posible trabajar juntos y crear un nuevo destino común. Para avanzar será necesario crear un espacio común de carácter innovador y dirigido a constituir un eje básico de la evolución entre ambas orillas del Mediterráneo. Para ello, no es suficiente con comprender únicamente el contexto de la marca, sino indagar en el contenido, es decir, en esos valores únicos que todos identificamos con el Mediterráneo. La clave está en potenciar un “referente de especificidad”, es decir, poner el foco en lo que diferencia nuestra región de otras. De esta manera, daremos a conocer la riqueza y la diversidad de nuestros pueblos, proporcionaremos referencias significativas a los consumidores y evitaremos la mercantilización de los rasgos mediterráneos y la indiferenciación.

Ha llegado el momento de construir todos juntos esta marca que nos identifica, nos diferencia y nos enorgullece. Para avanzar en el desarrollo económico del Mediterráneo es necesario establecer un lenguaje de marca mediterránea más segmentado y pluralista. Es hora de buscar respuestas que permitan el desarrollo y la construcción de un futuro común entre las dos orillas. La región debe promover su modelo económico e ilustrar su desempeño, excelencia y demostrar su capacidad para afrontar cualquier desafío, igual que en el pasado. Desafíos que afectan por igual a todos los países de la región, como son la transformación digital y la implementación de nuevas tecnologías, o la economía verde y azul. 

Para convertir desafíos en oportunidades es necesario configurar nuevas alianzas. Sólo así crearemos un entorno que favorezca la convivencia y la cooperación entre los pueblos de ambas orillas. Esta acción permitiría la integración de las generaciones emergentes y el arraigo de los valores de tolerancia y aceptación del otro, más allá de los estereotipos manidos, lejos de cualquier forma de exclusión y rechazo que engendre irreparablemente una lógica de confrontación y antagonismo. Es posible construir una relación sana y alejada de prejuicios, con una gestión común de problemas comunes. Un enfoque global e integrado y una responsabilidad compartida son posibles. Los mediterráneos debemos construir un futuro en común, porque sabemos que cuando nos unimos emprendemos iniciativas que nos hacen avanzar. Porque mantenernos juntos es progresar. Trabajar juntos es triunfar. 

Anwar Zibaoui, ON Economia, Opinión, 22 Junio 2024

https://www.elnacional.cat/oneconomia/es/opinion/marca-mediterranea-anwar-zibaoui_1239192_102.html

 

viernes, 21 de junio de 2024

La cadena de suministro que se avecina

Las cadenas de suministro rara vez se han sentido más frágiles. Desde la sequía en el Canal de Panamá hasta el conflicto que afecta al Mar Rojo, apenas ha pasado poco tiempo sin que surjan nuevos desafíos. Por supuesto, siempre ha habido que lidiar con diferentes problemas geopolíticos, pero la propia globalización se ha puesto en tela de juicio después de la pandemia, con una mayor regionalización de las cadenas de suministro que ha provocado la fragmentación. A lo que cabría añadir una mayor imprevisibilidad e incertidumbre a consecuencia del aumento de la inestabilidad climática.

La industria logística está evolucionando a un ritmo sin precedentes debido, sobre todo, a la necesidad de adaptación continua a los nuevos desafíos que van surgiendo, como las guerras en Ucrania y Gaza o la ruptura de la cadena de suministro en el Mar Rojo. Este contexto ha puesto de manifiesto la importancia de las cadenas de suministro resilientes.

Todas estas crisis han mostrado en poco tiempo lo que podría ser un efecto tsunami en el comercio mundial si no se evalúa correctamente su impacto económico. Dado que el comercio marítimo es vital para Europa es necesario encontrar nuevas opciones que hagan que las rutas sean más eficientes. Se necesita analizar y decidir cómo cambiar la producción y el transporte, de manera que se puedan contrarrestar mejor estos riesgos futuros.

Las empresas priorizan cada vez más el crecimiento a través de la expansión del mercado y el aumento de la demanda en regiones clave. Las expectativas de los consumidores de envíos sin fricciones van en aumento. Ante esta situación, las empresas deben satisfacer de manera eficaz y eficiente estas nuevas demandas, creando conexiones fluidas y aprovechando las tecnologías de vanguardia para ofrecer soluciones a medida y para convertir las infraestructuras logísticas en pasarelas comerciales eficientes.

Las tendencias que más están impactando en la cadena de suministro son la transformación digital, la creciente importancia de la resiliencia y la gestión de riesgos, los programas de sostenibilidad y el aumento de las demandas de comercio electrónico. El análisis de datos, la adopción de la automatización y la robótica, la necesidad de visibilidad de la cadena de suministro y la personalización para mantenerse al día con las expectativas cambiantes de los clientes están revolucionando las operaciones de la cadena de suministro.

Reducir las emisiones de carbono es ahora una necesidad global. El cambio climático es una preocupación importante y constante, lo que obliga al sector a priorizar la reducción de la huella de carbono. La colaboración entre todos los actores, tanto desde el sector público como desde el privado, es clave para explorar combustibles alternativos y a la búsqueda de soluciones sostenibles pioneras para la industria marítima. Las iniciativas y los proyectos que surgen de la colaboración entre todos los agentes convierten esta industria en uno de los principales motores de la economía para propiciar el cambio positivo que se necesita para afrontar la crisis climática y humanitaria actual. Las asociaciones público-privadas son cruciales para crear entornos favorables a la inversión y promover el crecimiento sostenible.

Por otro lado, los mercados emergentes ofrecen un gran potencial y han demostrado resiliencia frente a los desafíos económicos globales. La industria se está diversificando y adaptando a los nuevos retos, lo que ha dado lugar a regiones más dinámicas y resilientes. En este nuevo escenario, la digitalización y la innovación deben estar en el centro de la estrategia para preparar las cadenas de suministro para el futuro. La implementación de soluciones basadas en IA y Big Data es clave para avanzar hacia una toma de decisiones proactiva y la optimización de la gestión de la cadena de suministro.

Es urgente abordar los riesgos económicos y militares inherentes de la globalización y las rutas comerciales restringidas por factores geográficos, es el momento de repensar como fortalecer la economía en un mundo en turbulencias y crisis. Los desafíos a los que se enfrenta el sector sólo se corresponden con las oportunidades que se presentan. El futuro del comercio, la innovación y la sostenibilidad requieren una acción conjunta para forjar un camino hacia un futuro más resiliente, próspero, sostenible y pacífico. Los increíbles avances que hemos visto en la industria logística nos dan esperanza y nos animan a seguir mirando el futuro con optimismo, convirtiendo los desafíos de hoy y de mañana en prometedoras oportunidades.

Anwar Zibaoui, EXPANSIÓN, Opinión, 14 junio 2024

viernes, 24 de mayo de 2024

Cruceros en el Mediterráneo: navegar hacia el futuro

El turismo de cruceros es uno de los segmentos del mercado turístico internacional que mayor crecimiento ha experimentado en los últimos años.

 El principal motivo es que el sector ha sabido adaptarse a las nuevas necesidades de la demanda, tanto desde el punto de vista del transporte marítimo como del ocio turístico. Se trata de un producto completo que ofrece una gran variedad de destinos así como de experiencias y emociones para todos los públicos. Además, el segmento de los cruceros genera empleo directo e indirecto, pues engloba a las embarcaciones, los puertos, las agencias de viajes, los proveedores y la cadena de suministro de bienes y servicios asociados.

Los datos hablan por sí solos. El mercado mundial de cruceros generó 13.600 millones de dólares de ingresos en 2022, y se espera que crezca un 11% entre 2024 y 2028. En 2023, 31,7 millones de pasajeros optaron por los cruceros en sus vacaciones, de los cuales un total de cuales 7 millones se decantó por el Mediterráneo. Esta región mantiene su posición hegemónica, consolidándose como el segundo mercado de cruceros más importante del mundo, capturando una cuota de mercado del 21,5%. A este ritmo de crecimiento, podría superar el Caribe, que sigue siendo la principal destinación de cruceros debido, sobre todo, a sus excelentes condiciones climatológicas y el atractivo que supone la diversidad de culturas, la dieta y la historia. Ambas regiones se han beneficiado de una tendencia que se ha consolidado en los últimos años, y es que la temporada de cruceros se extiende a todo el año y los itinerarios son cada vez más diferenciados. Las principales empresas internacionales saben que este mar ofrece un enorme espacio para crecer.

En el caso concreto del Mediterráneo, el viento está a favor: la región ha vuelto a los niveles previos a la pandemia y ha tenido una capacidad récord de cruceros en 2023, con más de 170 buques navegando durante todo el año. El mar Mediterráneo cuenta con 45.000 km. de costas, de los cuáles 19.000 km. representan costas isleñas. A lo que cabe añadir otros datos muy significativos: soporta el 30% del comercio marítimo mundial por volumen, tiene una ruta de tránsito para el 25% del tráfico marítimo petrolero y más de 450 puertos y terminales y, además, cuenta con más de 150 puertos en las riberas mediterráneas -existen unos 70 operadores-. Barcelona sigue siendo el puerto principal y el centro de todos los cruceros por el Mediterráneo Occidental.

La batalla de los cruceros se gana en tierra y los grandes puertos del Mediterráneo continúan desarrollando nuevas plataformas y grandes terminales marítimas con inversiones en millones de euros para atraer a millones de pasajeros y ofrecer productos diferenciados. Sin duda, una ganancia financiera real para la economía local. La visión de una flotilla de buques de crucero que se alinean en el puerto también hace que la ciudad sea más atractiva.

El futuro plantea grandes desafíos, sobre todo en términos de replantear el modelo turístico poniendo en el centro del debate la transición verde -impulsar nuevas iniciativas que garanticen la reducción de las emisiones de CO2 y la preservación del medio ambiente y que permitan fomentar el ecoturismo y la fabricación de cruceros eléctricos- y la preservación del patrimonio cultural e histórico de los municipios. Nadie pasa por alto el altísimo impacto medioambiental de este sector. Varios estudios coinciden en que la contaminación que generan los cruceros en los puertos donde atracan equivale a cinco veces el total de vehículos que circulan por su territorio.

Además, es una industria controlada en un 80% por cuatro grandes grupos centrados en pocos puertos con gran impacto. En el caso concreto del Mediterráneo es clave ampliar la oferta hacia otras pequeñas ciudades portuarias para ayudar a vertebrar el territorio, ampliando así la oferta.

Pero si hablamos de los desafíos más acuciantes del sector no podemos olvidarnos de cuestiones relacionadas con los elevados costes de la construcción de los buques, la cualificación de la tripulación, el estricto reglamento de seguridad, inestabilidad política, o el precio del petróleo

El crecimiento espectacular de los cruceros en el Mediterráneo nos indica un camino para ganar la apuesta por promover una sociedad y un modo de vida común a nivel global. Aunque cada destino tiene sus prioridades y estrategias, ahora es más necesario que nunca trabajar conjuntamente para afrontar unos retos que son comunes en toda la región. Es el momento de convertir las amenazas en oportunidades. El Mediterráneo puede obtener una ventaja competitiva mejorando la sostenibilidad y comercializando sus variadas atracciones de manera más coherente para atraer a los visitantes potenciales. La conectividad, las promociones y una cooperación más profunda entre los países del Mediterráneo deben ser una prioridad para todos los agentes del sector. Está en juego el futuro del sector turístico y su impacto en la integración y el desarrollo regional del Mediterráneo.

Hay que apostar por crear una marca común que impulse la complementariedad de las ofertas en lugar de una competencia entre destinos. Otras regiones ya lo han hecho, como el Caribe donde están involucrados 33 países. Los diferentes organismos mediterráneos deben promover un nuevo marco de cooperación y proyectos conjuntos de una nueva alianza mediterránea, clave para navegar hacia un futuro económicamente, ambientalmente  y socialmente sostenible. 

Anwar Zibaoui, EXPANSION, Opinión, 19 Mayo 2024

https://www.expansion.com/catalunya/2024/05/19/664a308fe5fdeaf15b8b45b0.html

miércoles, 1 de mayo de 2024

España y el mundo árabe: nueva energía

 

Los vínculos entre España y algunos países árabes han mejorado de forma evidente en los últimos años, tanto a nivel político como económico. La proximidad histórica y geográfica siempre habían sido un valor añadido, por la cercanía y las relaciones políticas tejidas durante años, que facilitan la reciprocidad y la expansión de las empresas.

Nunca antes estos lazos habían alcanzado este nivel. Los intercambios comerciales crecieron entre el 80% y el 90% anual, llegando incluso al 150% con algunos países. Hoy, ya no es una excepción que una empresa española gane un contrato y prueba de ello, son los grandes contratos adjudicados en Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Emiratos, Egipto, Argelia o Marruecos a empresas españolas.

Además, el compromiso de España con el mundo árabe se traduce también en la presencia de inversores árabes que aumentaron su apuesta por España, con fondos y empresas que han invertido más de 18.000 millones de euros en los últimos años en diferentes sectores en una muestra de confianza en la economía española.

Los fondos soberanos del Golfo están cambiando sus estrategias de inversión, buscando activos alternativos que aseguren el rendimiento e impacto en su entorno económico, apoyando sus economías locales y creando riqueza para sus generaciones futuras. En 2022, estos fondos invirtieron más de 90.000 millones de dólares. El doble que en 2021. Un 60% se destinó a Europa y América del Norte. Por ello ahora están utilizando su riqueza para reclamar un papel más importante en el escenario mundial, diversificar sus economías y ganar influencia geopolítica.

Hace unos meses, el principal operador de telecomunicaciones saudita, Saudí Telecom STC adquirió una participación en Telefónica, una importante inversión a largo plazo coherente con su estrategia de crecimiento invirtiendo en sectores vitales de tecnología e infraestructura digital en mercados prometedores, a nivel regional europeo y global.

En los últimos años, el sector energético español ha recibido la atención de grupos y fondos árabes con la gran liquidez financiera. Seguramente una de las operaciones que puede marcar un paso importante sería el interés del grupo energético Taqa, perteneciente a un fondo soberano de Abu Dhabi, ADQ, en convertirse en el socio mayoritario de Naturgy tejiendo una alianza con Criteria. Esta no sería la primera operación de un fondo de este emirato, puesto que en 2011 IPIC -Mubadala se convirtió en el socio mayoritario de Cepsa y tomó participación en Enagás e Iberdrola.

Qatar también ha hecho grandes inversiones en otros sectores, como el inmobiliario, hotelero y en comunicación; el fondo soberano qatarí es el principal accionista de Iberdrola y recordemos la gran participación de IAG en el Corte Inglés.

El grupo argelino Sonatrach compró el 4,1% de Naturgy, y es uno de los primeros proveedores, con un contrato de suministro hasta el 2030. Además, Sonatrach dispone de una gran participación en Medgaz, el gasoducto que une España y Argelia.

Como bloque, la UE es el segundo mayor consumidor de petróleo y gas del mundo, con un consumo de unos 13 millones de barriles de petróleo por día (un 15% del total mundial) y 440.000 millones de metros cúbicos de gas por año (el 13% del total mundial). Por otra parte, Oriente Medio dispone del 47% de reservas mundiales de petróleo, y el 43% de reservas de gas. Aunque solamente entrega el 32% y el 17% respectivamente, por lo que la región se beneficiará del acceso a nuevos mercados.

Hay muchas posibilidades si se opta por sumar y colaborar, más allá de la polémica de reyes y emires. No olvidemos que en algunos países europeos, se hace una defensa selectiva de los derechos humanos de acuerdo con intereses geopolíticos, geoestratégicos y económicos. Porque, en definitiva, se trata de una región en la que conviven tradiciones conservadoras y tecnología punta, gran riqueza petrolera y enormes necesidades de desarrollo, y falta de democracia o transparencia junto a grandes oportunidades que favorecen los intereses de la economía del Estado Español.

A veces, puede haber diferentes prioridades para España y Europa y sus socios tradicionales en el mundo árabe, pero un diálogo regular podría ayudar a alinear esas prioridades y permitirles trabajar al unísono en temas en los que estén de acuerdo.

Anwar Zibaoui. Opinión-Tribuna. EXPANSIÓN Edición Catalunya.23 abril 2024

https://www.expansion.com/catalunya/2024/04/23/66279009468aebaa068b45a2.html

viernes, 12 de abril de 2024

La ruta de China no es un camino de seda

   China se replantea la estrategia de su gran proyecto de desarrollo de infraestructura global y cooperación internacional.

 La estrategia cambió su denominación y ahora se llama "Iniciativa de la Franja y la ruta", en inglés, "Belt and Road Initiative BRI" o también, "One Belt, One Road". Se trata de un enorme proyecto que se enfrenta a serios problemas y nuevas propuestas de otras potencias como EEUU y UE, por lo que las autoridades chinas están ahora cambiando el enfoque hacia  lo que llaman “reinicio estratégico.”

Con casi 3.000 proyectos en marcha desde 2011, la iniciativa China ha alterado el panorama mundial, conectando China con toda Europa, vinculándose a países de Oriente Medio y Asia Central y Meridional, y estableciendo una fuerte presencia en África.

Aunque ha tenido éxito en crear oportunidades de inversión y desarrollo para las empresas chinas, también está encontrando obstáculos. Como la desaceleración tras la pandemia, desafíos económicos internos, algunas quejas de los países que compartieron la carga financiera y acumulan deuda bilateral sin ver beneficios económicos y la creciente preocupación por la influencia China en las economías emergentes más vulnerables.

Al fin y al cabo, la iniciativa comenzó como un programa de conexión de infraestructuras, pero abarca todos los aspectos de las transacciones bilaterales y multilaterales. En su origen está la visión china del mundo y es el vehículo principal en la agenda China en su plan de liderazgo global. Por eso, algunos países occidentales, encabezados por EEUU, dudan de sus intenciones, y advirtieron a los países clientes de la BRI que no permitan que sus puertos y centros logísticos se conviertan en una ventaja estratégica para China.

En 2021, la Unión Europea lanzó la “Iniciativa Global Compact”, para invertir 300.000 millones de euros hasta 2027 en proyectos de conectividad, en África, América Latina, Europa oriental y el Cáucaso, Asia y el Pacífico y el Mediterráneo pero también para ganar autonomía estratégica, y siguiendo la agenda de reducción de riesgos de la UE.  

En 2023, también se ha lanzado un nuevo gran proyecto entre la India, EEUU y la UE. El India-Middle East-Europe Economic Corridor (IMEC) es esencialmente un corredor ferroviario y marítimo a través de Oriente Medio que compite directamente con las ambiciones económicas y la creciente influencia China. Son países con capacidad tecnológica y financiera y proponen una alternativa viable que causa preocupación en Beijing.

China fue la economía más afectada por la pandemia de COVID-19, y sus cierres periódicos de ciudades para erradicar el virus paralizaron la fábrica del mundo. Se tensionaron las cadenas de suministro global afectando a los alimentos, tecnología, energía y electrónica. Algunos precios se dispararon mientras los fabricantes buscaban ubicaciones alternativas perturbando los mercados. El impacto se siente hasta hoy.

La “Iniciativa la Franja y la Ruta” pretendía aprovechar las bases existentes para ayudar a los países a alinear sus estrategias de desarrollo y por ello la pandemia le afectó tanto. Obviamente, China ha bajado el ritmo de sus proyectos para conectarse con África, Asia y Europa. Entre 2015 y 2019 implementaron un promedio de 318 proyectos al año con una inversión anual promedio de 256.000 millones. Entre 2020 y 2022 bajó a una media de 261 proyectos, con una inversión anual reducida a 60.000 millones. En 2023, solamente se realizaron 83 proyectos, con un valor total de 35.000 millones de dólares.

Haciendo balance, las guerras, las disputas, la fragmentación económica y las barreras al comercio cuestan a la economía mundial unos 17 billones de dólares. El 7% del PIB en 2022. Los números son claros, el mundo debe invertir en lo que nos une, no en lo que nos divide.

Los vaivenes económicos afectaron a la iniciativa de la Franja y la Ruta, que además se enfrenta al rechazo de algunos países. Pero, China  está obligada a mantener sus esfuerzos por expandirse y desarrollar una imagen positiva. El proyecto de la ruta de India, y el Global Compact de la UE están en sus inicios pero ya ofrecen alternativas. Es probable que todas estas iniciativas coexistan durante algún tiempo. Las decisiones tomadas por los asociados darán forma al entorno, la economía y la geopolítica mundial en la próxima década.

Anwar Zibaoui, EXPANSIÓN, Opinión economía, 7 abril 2024

https://www.expansion.com/catalunya/2024/04/07/6612bfeae5fdea1f2e8b45a2.html