Barcelona ha conseguido una transformación espectacular en su desarrollo interno y un dinamismo que le ha valido el reconocimiento a nivel mundial. Pero no se puede actuar como si ya estuviera todo hecho o si el futuro estuviese predeterminado por los trabajos del pasado.
Ha comenzado una nueva etapa para rentabilizar la marca situando a Barcelona en la primera línea como centro económico regional. En un mundo global caracterizado por un aumento de la competencia internacional, la ciudad debe afrontar este ambiente cada vez más exigente. Ignorarla sería muy peligroso. La internacionalización de Barcelona y su entorno es un reto que exige crear una red útil con impacto directo sobre el conjunto de las actividades económicas de la ciudad y su proyección exterior.
Barcelona acoge la sede de la Secretaría Permanente de la Unión por el Mediterráneo y ocupa una posición estratégica, es un momento clave para su futuro como ciudad plataforma del mar de los tres continentes.Vivimos en un mundo globalizado repartido entre grandes áreas económico geográficas. Por eso Barcelona debe consolidar su capitalidad mediterránea, pero para que sea factible se deben aunar voluntades, esfuerzos y recursos y una estrategia comun.
Hay que tener una política global: crear una oficina única de coordinación de instituciones públicas y privadas para la promoción de Barcelona como referencia a nivel mundial. Impulsar los proyectos que la consoliden, trabajar para acoger el mayor número de empresas y organizaciones internacionales o apostar por iniciativas internacionales en diferentes campos de actuación puede ayudar a conseguir este objetivo.
La reputación de Barcelona y su modelo de colaboración sea en la organización de grandes eventos políticos, deportivos, culturales o económicos es un espejo que otras ciudades miran. Barcelona debe preparase para dar respuestas a los cambios que se avecinan, en una situación financiera compleja, el rol del sector privado adquiere una importancia tanto en la inversión como la gestión de infraestructuras.
Barcelona está llamada a jugar, cada vez más,un papel bisagra entre el mercado global y el sistema nacional y regional para convertirse en la referencia del Mediterráneo. Consolidarse en un gateway–hub representa una alternativa:unhíbrido que reduce la tensión entre la integración global y capacidad de respuesta local. Los grupos o institucionales internacionales podrían elegir la ciudad como plataforma o una base natural para cubrir o ampliar su expansión en mercados vecinoscomocentro de enlace para la región mediterránea. Hay que seguir la apuesta y no dejar escapar esta oportunidad histórica para que Barcelona sea un referente mediterráneo e internacional.
Expansión, Ed. Catalunya, Pag. 2 Lunes, 26 septiembre 2011
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