La caída de las exportaciones españolas a la UE, el mercado que absorbe casi el 75% del total de ventas al exterior, no es una buena noticia, pero indica como dato positivo que las empresas empiezan a diversificar los destinos de sus exportaciones buscando nuevos mercados. Es más por necesidad que por estrategia pero esto podría ayudar a medio y largo plazo el proceso de internacionalización y alejar la dependencia histórica de Europa.
Las exportaciones extracomunitarias son el 37% del total, y en 2012 aumentaron un 14,4%. Destacan las ventas a África, que crecieron un 30,8%, con alzas del 29% a Marruecos y del 38,5% a Argelia; y a Asia, donde las ventas a China subieron un 10,4%; y a Japón un 13%. Asia, Oriente Medio -sobretodo la región del Golfo- y algunos países latinoamericanos y africanos se perfilan como mercados potenciales.
Vivimos grandes cambios. Las perspectivas económicas parecen empeorar en algunas zonas y el anterior centro de gravedad cambia de ubicación. Esto afecta a las exportaciones y obliga a repensar modelos, métodos y estrategias. Las relaciones entre las economías ricas e industriales del norte y las emergentes del sur se igualan. Si en 2002 los países del sur hicieron el 60% de sus compras a los países ricos del norte, en 2012, el comercio sur-sur superó por primera vez a las exportaciones norte-sur. Los países emergentes han aumentado su participación en el comercio mundial, al pasar del 16% en 1991, al 32% en 2011.
Normalmente las empresas piensan en la exportación cuando empiezan a ver la reducción de perspectivas en casa, y miran a las economías de rápido crecimiento. Está demostrado el potencial de miles de empresas que todavía no han empezado la aventura internacional. Pero, ¿están preparadas las Pymes para este reto?
En los viejos tiempos, la definición de una empresa internacional solía ser el de una empresa que exporta y tal vez tenía filiales de ventas fuera de su mercado doméstico. Florecían en las librerías los libros de auto ayuda o de bolsillo sobre cómo hacer negocios en un país o aprender ingles.
Las empresas deben tener en cuenta factores como la desaceleración del crecimiento en algunos mercados, la competencia, los desafíos culturales -que no se deben subestimar- y el desarrollo de modelos de negocio altamente flexibles que les permitan responder a nuevas oportunidades y amenazas, ademas de tener equipos capaces de gestionar esta aventura. Sin olvidar la política, que se ha vuelto más importante en un mundo donde todo es menos predecible.
Expansión, Edición Catalunya, Opinión, Jueves, 21 febrero 2013
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