En los últimos cuatro años, el precio del barril ha descendido hasta los 70 dólares o ha subido hasta 110 dólares. La mayor disminución de la historia tuvo lugar en 2008, cuando se redujo de 150 dólares en julio a menos de 40 en diciembre, para volver por encima de 100 dólares en abril de 2011.
Desde los 115 dólares el pasado junio, los precios se han desplomado repentinamente hasta los 50 dólares. Si la oferta continúa al ritmo actual, y la demanda sigue muy baja, el petróleo caerá aún más. Hay un exceso de oferta. Irak y Libia producen, a pesar de las guerras, y EE.UU ha inundado el mercado de grandes cantidades de petróleo de esquisto. En cambio, el consumo está disminuyendo. Japón tiene un crecimiento de 0%. China redujo su pronóstico al 6%,y la India a la mitad, mientras que en Alemania el alza del PIB será inferior al 2%.
Inevitablemente, también se habla de conspiración. Oriente Próximo está experimentando un choque geopolítico sin precedentes. Las crisis que han mantenido los precios a niveles de cien dólares por barril, no han desaparecido. Ninguno de los conflictos ha encontrado una solución: la guerra contra los extremistas en Irak y Siria, el conflicto en Libia, Ucrania. Y el petróleo de Irán está todavía bajo el régimen de las sanciones.
La economía mundial es cada vez más compleja. El papel de los mercados influye más en el precio de las materias primas. El petróleo, una vez gestionado por las compañías, se ha convertido en más volátil.
Algunos creen que la guerra petrolera ha estallado. La política nunca se puede descartar como factor que regula el precio y la producción del petróleo. Arabia Saudita, el mayor productor mundial, apoyado por EEUU, ha decidido utilizar su arma económica (el precio del petróleo) contra el enemigo cercano - Irán - y el lejano - Rusia - para lograr objetivos políticos. Americanos y Saudíes inundan el mercado en medio de una menguante demanda mundial, lo cual derriba los precios. Esta situación enfriará los planes nucleares de Irán, y su apoyo al régimen sirio y la entrada rusa en Ucrania. También Washington y Riad proporcionarían un golpe a los grupos extremistas que se financian con el crudo que controlan. Un precio bajo puede encender las alarmas en Irán, Iraq, Rusia, Nigeria, México y Venezuela.
Es una buena noticia para los consumidores, pero la agitación y la incertidumbre hacen más complicadas las predicciones en un escenario que podría cambiar el panorama geopolítico y la lucha será dura.
Desde los 115 dólares el pasado junio, los precios se han desplomado repentinamente hasta los 50 dólares. Si la oferta continúa al ritmo actual, y la demanda sigue muy baja, el petróleo caerá aún más. Hay un exceso de oferta. Irak y Libia producen, a pesar de las guerras, y EE.UU ha inundado el mercado de grandes cantidades de petróleo de esquisto. En cambio, el consumo está disminuyendo. Japón tiene un crecimiento de 0%. China redujo su pronóstico al 6%,y la India a la mitad, mientras que en Alemania el alza del PIB será inferior al 2%.
Inevitablemente, también se habla de conspiración. Oriente Próximo está experimentando un choque geopolítico sin precedentes. Las crisis que han mantenido los precios a niveles de cien dólares por barril, no han desaparecido. Ninguno de los conflictos ha encontrado una solución: la guerra contra los extremistas en Irak y Siria, el conflicto en Libia, Ucrania. Y el petróleo de Irán está todavía bajo el régimen de las sanciones.
La economía mundial es cada vez más compleja. El papel de los mercados influye más en el precio de las materias primas. El petróleo, una vez gestionado por las compañías, se ha convertido en más volátil.
Algunos creen que la guerra petrolera ha estallado. La política nunca se puede descartar como factor que regula el precio y la producción del petróleo. Arabia Saudita, el mayor productor mundial, apoyado por EEUU, ha decidido utilizar su arma económica (el precio del petróleo) contra el enemigo cercano - Irán - y el lejano - Rusia - para lograr objetivos políticos. Americanos y Saudíes inundan el mercado en medio de una menguante demanda mundial, lo cual derriba los precios. Esta situación enfriará los planes nucleares de Irán, y su apoyo al régimen sirio y la entrada rusa en Ucrania. También Washington y Riad proporcionarían un golpe a los grupos extremistas que se financian con el crudo que controlan. Un precio bajo puede encender las alarmas en Irán, Iraq, Rusia, Nigeria, México y Venezuela.
Es una buena noticia para los consumidores, pero la agitación y la incertidumbre hacen más complicadas las predicciones en un escenario que podría cambiar el panorama geopolítico y la lucha será dura.
Expansión, Ed. Catalunya, Opinón. Pag.2. Jueves 29 enero 2015
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