En los últimos años ha crecido el interés por la Industria Halal, y son cada vez más numerosas las empresas que desarrollan y adaptan sus productos a las reglas que rigen este concepto. Halal, o lícito, es una aplicación técnica de normas de origen religioso, similar a las restricciones Kosher entre los judíos,. Permite a los musulmanes comer la carne de ciertos animales que deben ser sacrificados según procedimientos rituales específicos. La economía islámica es una forma de vida – a través de productos, experiencias, servicios, procesos y relaciones -especialmente en alimentación, banca, finanzas, farmacia, turismo y estilo de vida. Este fenómeno abarca distintas regiones geográficas y límites culturales. Muchos de 1,6 mil millones de musulmanes del mundo o el 23% de la población mundial quieren garantías de que los alimentos, y otros productos, están libres de productos animales o alcohol.
El gran negocio mundial de bienes y productos con certificación religiosa aprobada está en auge. La cuestión de cómo regular estos productos se hace cada vez más urgente. Pocos son los países occidentales que disponen de leyes que regulan explícitamente las normas de salud, higiene o los rituales adecuados a diferentes confesiones religiosas. Los países y tradiciones que abarca el Islam, difieren en sus métodos de sacrificio. Existen cientos de organismos de certificación. Unificar las etiquetas ayudaría a su expansión en todo el mundo.
En la industria Halal, valorada en dos billones y medio de dólares, el 50% se corresponde a la alimentación, y la ventas crecerán un 30% anual hasta el 2030, A la cabeza de este consumo están Indonesia, Turquía y Pakistán. Asia es el continente más importante, representa el 64% del total, Oriente Medio y África registran el mayor crecimiento y en Europa las ventas ascendieron a 100.000 millones de dólares.
Australia, Brasil, Nueva Zelanda y otros países exportadores de carne se han beneficiado mucho de este comercio. Malasia es uno de los centros referencia del Halal. Las empresas internacionales de alimentación y bebidas, así como de las grandes cadenas de comida rápida, tampoco son indiferentes. Algunas grandes marcas conocidas tienen un 20% de sus fábricas o productos Halal.
España tiene 258 empresas con certificado halal, de ellas, 70 son catalanas, pero el potencial del sector agropecuario catalán y español es enorme, y no puede desdeñar este mercado de millones de consumidores. Los beneficios pueden ser mayores, más allá de los clichés.
El gran negocio mundial de bienes y productos con certificación religiosa aprobada está en auge. La cuestión de cómo regular estos productos se hace cada vez más urgente. Pocos son los países occidentales que disponen de leyes que regulan explícitamente las normas de salud, higiene o los rituales adecuados a diferentes confesiones religiosas. Los países y tradiciones que abarca el Islam, difieren en sus métodos de sacrificio. Existen cientos de organismos de certificación. Unificar las etiquetas ayudaría a su expansión en todo el mundo.
En la industria Halal, valorada en dos billones y medio de dólares, el 50% se corresponde a la alimentación, y la ventas crecerán un 30% anual hasta el 2030, A la cabeza de este consumo están Indonesia, Turquía y Pakistán. Asia es el continente más importante, representa el 64% del total, Oriente Medio y África registran el mayor crecimiento y en Europa las ventas ascendieron a 100.000 millones de dólares.
Australia, Brasil, Nueva Zelanda y otros países exportadores de carne se han beneficiado mucho de este comercio. Malasia es uno de los centros referencia del Halal. Las empresas internacionales de alimentación y bebidas, así como de las grandes cadenas de comida rápida, tampoco son indiferentes. Algunas grandes marcas conocidas tienen un 20% de sus fábricas o productos Halal.
España tiene 258 empresas con certificado halal, de ellas, 70 son catalanas, pero el potencial del sector agropecuario catalán y español es enorme, y no puede desdeñar este mercado de millones de consumidores. Los beneficios pueden ser mayores, más allá de los clichés.
Expansión, Edición Catalunya, Pag.2, Opinión, Miércoles, 30 marzo 2016
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