viernes, 4 de marzo de 2016

Internacionalización

En la internacionalización, aparte de la oportunidad, la seguridad y el marco jurídico hay otros muchos requisitos. Lo principal es el conocimiento de los mercados y su atractivo: la disponibilidad de unos mecanismos de soporte que lo permitan, las diferentes posibilidades de acompañamiento, especialmente de financiación y recursos humanos, la desaceleración del crecimiento en algunos mercados, la competencia en otros, la complejidad operativa o la búsqueda de talento.
Estos factores pueden frenar o acelerar el plan de expansión internacional, pero hay otro factor que se perfila cada vez de una importancia mayor, el cultural, sea para entrar en mercados exteriores  o para tener equipos capaces de gestionar esta aventura . 
Trabajar y hacer negocios en otro país implica tener que tratar con un entorno que en ocasiones es muy distinto al propio. Muchos no están formados para gestionar las diferencias. Eso provoca malentendidos,  conflictos y pérdidas de productividad, daños y perjuicios para la empresa y su marca. Las compañías deben desarrollar modelos de negocio altamente flexibles que les permitan responder a nuevas oportunidades y amenazas.
Las empresas internacionalizadas más exitosas serán aquellas que tengan el factor cultural como parte de su estrategia y que incorporan las influencias, prácticas y valores de otras culturas. Los nuevos equipos directivos y empresas serán cosmopolitas, multinacionales, en empresas con socios extranjeros, cadenas de suministro mundiales y ventas internacionales.
El mundo no es plano: está lleno de baches y turbulencias. Aparecen nuevos actores y mercados, la globalización aumenta y  las oportunidades son a menudo más difíciles de encontrar. Se necesita un cultura dinámica, un modelo para sumar diversidad y capacidades y utilizar esta sinergia de manera efectiva más allá del pensamiento clásico.
Las empresas, como las personas, envejecen. Comienzan  con ganas de sobrevivir, alimentadas por una energía juvenil e ideas frescas. Compiten, se expanden, maduran , y, finalmente, sin no se adaptan a los nuevos entornos  se desvanecen.
Contar con los mejores ejecutivos, alentar un liderazgo multicultural, un estilo incluyente que cultive la capacidad para sacar lo mejor de una fuerza laboral diversa, equipos  capaces de interactuar con otras culturas, escuchar, observar, respetar y aprender de ellos debe ser un elemento central en el proceso de internacionalización. En resumen disponer de perspectiva global, espíritu internacional y ciudadanía global.

Expansión, Edición Catalunya, Pag.2, Opinión, Martes 1 marzo 2016

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