Arabia Saudita vive tiempos de grandes convulsiones y cambios empujado por una situación regional explosiva y una demanda de reformas interna. Este país joven fundado en 1932, situado estratégicamente entre dos mares de suma importancia, el Mar rojo y el Golfo Pérsico, ha podido convivir entre las tradiciones más conservadoras y la tecnología y la modernidad. Y es difícil de entender sin comprender el Islam ya que es la cuna de esta religión monotonita, en definitiva un país de contrastes y equilibrios.
En términos de poder económico, político y cultural, Arabia Saudita es, de lejos, el país más influyente en la región. Con la mayor población del Golfo, 27,1 millones de los cuales 8.400.000 son expatriados, representa el 25% del PIB total de los países árabes.
El reino tiene estrechos lazos con Occidente, especialmente EE.UU y su papel en la escena mundial está creciendo en la medida que está involucrado en los esfuerzos políticos, y su economía juega un rol principal a nivel mundial. Es el primer productor de petróleo y tiene las mayores reservas aseguradas de hidrocarburos.
EE.UU predice que la demanda mundial de petróleo aumentará en 2035 hasta 110,6 millones de b/día, siendo su nivel actual de 86 millones de barriles, un aumento del 30%. Arabia Saudita es el único país capaz de producir alrededor de 12 millones de barriles diarios de petróleo. Los ingresos por el petróleo dominan su economía, con el 27,7% del PIB en 2010, mientras el sector público representó el 23,1% y el sector privado el 47,9% del PIB.
El gobierno anunció un plan de desarrollo hasta 2014, por valor de 385.000 millones de dólares, que tiene el objetivo de mejorar el nivel de vida y diversificar la base productiva de la economía permitiendo una tasa de crecimiento del 5,2 % anual. El plan se centra en infraestructuras, vivienda, educación y transporte. Además, se anunció la relajación de algunas leyes como las de inversión extranjera, la propiedad extranjera de los proyectos y bienes, la repatriación del 100% de los beneficios. El crecimiento anual del 18% en el sector bancario y el aumento de la actividad crediticia lo hacen muy atractivo como mercado de entrada, pero el éxito del plan depende de si el reino y las empresas internacionales pueden trabajar juntos.
Lejos de desarrollar todavía el potencial comercial bilateral, en 2010, con un intercambio de 4.584 Millones de Euros, Arabia Saudí fue el primer cliente de España en Oriente Medio, con un 19% de incremento sobre el año 2009. A nivel mundial, es el cliente número 26 y el proveedor número 13 de España.
Los principales sectores de interés son tratamiento y desalinización de agua y producción de energía, construcción, equipos sanitarios y educativos, cerámicos; mobiliario, textil-hogar, productos de alimentación, productos farmacéuticos y de laboratorio. En resumen, su gran riqueza petrolera y enormes necesidades de desarrollo, combinado con la falta de transparencia, provoca que el reino sea al mismo tiempo una tierra de oportunidades y desafíos.
Expansión, Catalunya, Opinión, Viernes 17 de Junio de 2011
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