Mientras en España el sector de los renovables vive una crisis importante, en oriente medio y África ha llegado el momento para las energías renovables. Esta región, rica en energía y con una de las mayores reservas de petróleo y gas en el mundo, puede aparecer como el defensor más improbable de las renovables. Y, sin embargo, con la recesión económica mundial, un mercado de petróleo impredecible y condiciones solares y eólicas muy favorables, el uso de estas energías como alternativa a las reservas de hidrocarburos está ganando un amplio consenso.
Desde Uarzazate a Omán, ha empezado una oleada de iniciativas y proyectos. Dubái inauguró un gran parque solar que pretende generar 1.000 megavatios en 2030, con una inversión de 3.300 millones de dólares. Arabia Saudita presentó su programa más ambicioso para instalar 54.000 megavatios de potencia hasta 2032. Abu Dhabi construyó la mayor planta termo solar en el mundo, con tecnología española. Marruecos está trabajando para instalar el mayor parque eólico y solar de África. Egipto planea contar con 12.000 megavatios de potencia en 2025, y Argelia está apuntando a 4.600 megavatios. La mayor parte de esta potencia es solar, y la inversión total prevista será de 190.000 millones de dólares.
El potencial de la región es considerable: cuenta con un sistema de energía hidroeléctrica, recursos eólicos, los niveles de radiación solar más altos del mundo, y grandes extensiones de desierto. Técnicamente, la región podría cubrir su necesidad energética y la del resto del mundo a través de energía solar.
Los principales factores que fomentan estas energías son la mejora de la eficiencia tecnológica, la preocupación de los productores de petróleo que el uso de hidrocarburos (que comenzarán a erosionar sus ingresos),las emisiones de CO2, y los ingresos por exportación de las energías renovables, especialmente hacia los países Mediterráneos.
Sin embargo algunos problemas siguen sin resolverse, como las subvenciones de hidrocarburos, la conexión a las redes nacionales en clima húmedos y polvorientos en algunos países, el marco normativo, el temor a la caída de los precios del petróleo y gas,etc. La capacidad para hacer frente a estas cuestiones será determinante.
Una nueva era amanece para este sector, situando esta región en el corazón de la industria global. Para las empresas proveedoras o productoras, que han visto paralizada la financiación en Europa a raíz de la crisis, el Golfo y el Norte de África les ofrecen un soplo de vida, y el sol, una solución.
Expansión, Edición Catalunya, Pag. 2 Opinion, Martes, 10 Marzo 2015
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