lunes, 28 de marzo de 2011

Yemen, un volcán en erupción


El país árabe más pobre afronta una rebelión chií en el norte, un conflicto latente en el sur y el embate de Al Qaeda. El mundo debe ayudarle y presionarle a la vez para evitar otro Estado fallido



Yemen ha regresado al escenario internacional: la guerra en el norte entre la tribu chií Huthi y el Gobierno, que empezó a fuego lento, se recrudeció este verano y su expansión llegó hasta las fronteras de Arabia Saudí, lo que aumentó el temor de los grandes centros de decisión mundial. Y la fusión, en enero del 2009, de los grupos de Al Qaeda en Yemen y Arabia Saudí para formar Al Qaeda en la Península Arábiga ha ampliado la amenaza a la seguridad a toda la zona.

No parece que el fin de estos conflictos esté próximo. La fragilidad de la economía agrava las heridas, y a todo ello se añade una posible revuelta en el sur, que fue unificado por la fuerza y aún no se ha recuperado del sangriento intento de secesión de 1994. Los grupos extremistas se aprovechan de los problemas de las zonas rurales, la pobreza y el sentimiento antigubernamental para ganar apoyo.

Yemen es ya el país más pobre del mundo árabe. Se enfrenta a una aguda crisis que no puede resolver solo y que puede contaminar a sus vecinos ricos del Golfo justo cuando la economía mundial está en recesión. Mientras que los otros estados pueden sufrir la disminución de sus capacidades e instituciones financieras, en Yemen la principal preocupación es evitar que el país se convierta en un estado fallido como Somalia.

La economía es, pues, el primer desafío y la causa de muchos de los problemas. La capacidad del Gobierno para funcionar y proporcionar a sus ciudadanos los servicios elementales es muy deficiente. Yemen está en los puestos de cabeza en los índices de violencia y de corrupción. El desempleo es del 25%, y un 40% de sus 23 millones de habitantes vive bajo el umbral de la pobreza.

Menos ingresos del petróleo

Tras el respiro de los últimos años, los ingresos por la exportación de petróleo se reducen por los bajos precios y la caída de la producción. En los nueve primeros meses del 2009 Yemen solo ingresó por la venta de crudo 1.200 millones de dólares (unos 838 millones de euros), menos de un tercio que en el mismo periodo del 2008. A ello se añade el coste diario del conflicto en el norte, que el Ministerio de Finanzas calcula en 7 millones de euros, y atender a los 200.000 desplazados. Una sangría financiera para el Gobierno.

Si no mejora el nivel de vida, grupos como Al Qaeda se consolidarán y las violencias tribales aumentarán. Añadamos la huida de los inversores internacionales, el tráfico de seres humanos y la piratería en el golfo de Adén, y tenemos los ingredientes para una mayor inestabilidad, la división del país y el refuerzo de los extremistas que pueden usarlo como base para desestabilizar todo el Golfo. Un Yemen inestable afectará a sus vecinos de una forma u otra  –emigración, grupos violentos...–, y también a la sostenibilidad de sus economías. No podemos olvidar que el Golfo es una región estratégica y clave para la economía mundial, ya que representa el 60% de las exportaciones y el 66% de las reservas mundiales de petróleo.

La búsqueda de una solución negociada al conflicto del norte, pues, es urgente. Otra guerra civil podría cortar el estrecho de Bab el Mendeb, que enlaza el golfo de Adén con el Mar Rojo y es una ruta de comercio internacional clave. Por ella pasan cada día unos 3 millones de barriles de petróleo.

Se calcula en más de 40.000 millones de euros la inversión necesaria para alcanzar la seguridad y las condiciones de vida óptimas. Pero el Gobierno yemení es incapaz de ofrecer soluciones y sobre todo de eliminar la corrupción, cuyos altos niveles provocan que el país tenga restringida la ayuda internacional. El mundo debe presionarle para corregir la situación y desactivar las causas de este conflicto. Las donaciones extranjeras deben estar condicionadas a la reforma económica y estructural y el respeto de los derechos de las minorías. Nadie desea ver otra Somalia ni otro centro para la piratería y el terrorismo, algo que sería más grave en el caso de Yemen por su situación geográfica. Los desafíos son enormes, pero todavía se puede trabajar para resolverlos

El Periódico de Catalunya, Página 11. Lunes 4 Enero de 2010

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